Maleficios de la etapa lazarista
En un primer tramo, La Doctora supo manejar con habilidad la herencia política de Néstor Kirchner, El Furia.
En un primer tramo, La Doctora supo manejar con habilidad la herencia política de Néstor Kirchner, El Furia.
El armado de las parejitas prosigue con su obscenidad aceptable. Casi inofensiva.
La Doctora considera que Kicillof es genial.
En el colmado Vélez, en plena actitud de onanismo eufóricamente colectivo.
El amontonamiento de presidenciables no basta, de ningún modo, para ganarle al peronismo.
"Con Reposo esto no pasaba", confirma la Garganta. "Pasó con Gils Carbó".
Con el "alma arruinada", el cristinismo verbal ayer hizo el ridículo.
En los casos de Frondizi y Alfonsín la muerte, en cambio, dignifica. Agiganta. Mejora. Enaltece.
El “aquí” es el Partido Justicialista Vegetal. Sin embargo, De la Sota persistió en el asado militar.
¿Se asiste a un caso explícito de cuentapropismo? Frustrado por el último recurso de un llamado providencial.
Relajado estilo de conducción delegada. La Doctora entregó el ejercicio del gobierno a Carlos Zannini, El Cenador.
Se sabe que con Máximo, En El Nombre del Hijo, Lázaro dista de mantener una relación amigable.
En cierto aspecto, el Fiscal José María Campagnoli es otra “viuda de Kirchner”.
Para hacer La Gran Menem, La Doctora escogió, según nuestras fuentes, el adversario para ayudar.