La falta de Geniol
La presencia de Rodríguez Larreta nunca se nota pero la ausencia sí.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
A Mauricio Macri, presidente del Tercer Gobierno Radical, le falta Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, hoy alcalde del Artificio Autónomo de Buenos Aires.
Indudablemente, con una agenda reservada para la ciudad, Rodríguez Larreta fue el que siempre trabajaba más. Resta saber si rendiría lo mismo con una agenda nacional.
Fue el funcionario ideal para Macri. Su presencia nunca se notaba, pero su ausencia sí.
En algún momento Ernesto Sanz, la Eterna Esperanza Blanca, aspiraba a ser el Rodríguez Larreta de la Presidencia Macri. Para cumplir con la dura faena de la responsabilidad ilimitada.
Un lugar de exacto sacrificio que Marcos Peña, El Pibe de Oro, aunque haga méritos y llegue a las siete y media, no logra enteramente ocuparlo.
Marquitos se inclina vocacionalmente hacia el esclarecimiento de las cuestiones estratégicas. A instrumentar las graves enseñanzas del pensador contemporáneo Jaime Durán Barba, El Equeco. A decidir sobre los temas que se les permite tratar a los funcionarios obedientes. A los enigmas, sobre todo, de la comunicación. Por ejemplo cómo comunicar bien aquello que no se hace ni siquiera mal. A brindar la idea de los funcionarios «cercanos a la gente», con sus mismos problemas. Mostrar a la señora María Eugenia en ojotas en Coto, o a Marquitos mismo en la fila para comer la milanesa de la Casa de Gobierno. O Mauricio con Juliana y la niña siempre entre vaporosas sonrisas. Para los menos idealistas, las competencias de Marquitos incluyen también la masacre sistemática con los trolls, para cualquiera que ose cuestionarlos.
En realidad, Marquitos es el más apuntado del equipo. Pero por los integrantes del mismo equipo. Por ser el celoso custodio de los últimos diez metros de acceso al Tercer Presidente Radical. Sin moverse casi nunca del lado de Mauricio. Pero sin resolverle siquiera el diez por ciento de los problemas que Rodríguez Larreta solía resolver en el Artificio. Cuando Marquitos era Secretario General y bajaba la línea de El Equeco. Cuando Mauricio podía entregarse a su firme apasionamiento por el descanso, que naturalmente le hace falta, por su saludable inclinación hacia la pereza creativa.
Días evocados como sublimes. Cuando con Fulvio Pompeo, Tolomeo, Marquitos organizaba para Mauricio los viajecitos reparadores de diez días. Contemplaban una «foto opportunity» para legitimar el desplazamiento. Y nada más. Total, Geniol gobernaba en la capital. Mientras María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Girondo, entonces vice jefa, ante los medios ponía la cara y las palabras, por las inundaciones, por cierta alocada represión o por lo que fuera.
Emancipación
En la actualidad, Rodríguez Larreta está gloriosamente emancipado en el Artificio Autónomo, del que es dueño. Consta que su máximo rival, Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, quien por poco voltea el edificio del proyecto, fue doblegado por el attaché de la embajada en Washington.
De manera que Geniol atiende tranquilo el redituable maxi-quiosco con el rigor del ascendente cuentapropista. Casi ni tiene tiempo, por la gestión, de devolverle inmediatamente los llamados a Nicky Caputo, El Co Presidente. Dato no positivo.
Entiéndase: Geniol no es más ningún gerente, ni un empleado con inquietudes. Ahora es el señor Jefe de Gobierno que junta las monedas para su próxima campaña presidencial. Y cuenta con algo que Mauricio ya perdió. La amistad de Marcelo Tinelli, El Tatuado. Dato menos positivo aún.
Así como Rodríguez Larreta lo sucedió a Mauricio en el Artificio Autónomo, ahora pretende, según nuestras fuentes, el doblete. Para sucederlo también en la presidencia.
En 2023 o -por qué no- en el cercano 2019. Aunque algunos comunicadores ya especulen con que Mauricio lo prefiere, como sucesor, a Marquitos.
Lo cierto es que, aunque abiertamente no lo diga, Mauricio lo extraña mucho a Geniol. Y acepta transitoriamente que Geniol no puede dejar el maxi-quiosco del Artificio, que atiende como si fuera verdaderamente su propio dueño, para ser el próximo Primer Ministro.
Susanita
Quien podría suplir a Marquitos es, según nuestras fuentes, la señora Canciller Malcorra, Susanita.
La idea, según nuestras fuentes, le entusiasma. Porque es exactamente la tarea que Susanita hacía para Ban Ki Moon, Tutankamón, el Secretario General de Naciones Unidas. A quien Malcorra pretendería suceder.
Pero en realidad Susanita amaga con lanzarse a suplir a Tutankamón cuando a quien aspira a suceder, en realidad, es apenas a Marquitos. Acaso porque El Pibe de Oro pretendió justamente manejarle, a través de Fulvio Pompeo, Tolomeo, la cancillería. Sin embargo Malcorra muy pronto se atrevió a dormirlos. Tanto a Marquitos como a Tolomeo.
Porque Malcorra, en la plenitud del Tercer Gobierno Radical, se rodeó de radicales de verdad. No sólo nominó como vice canciller al competente embajador Foradori. Lo puso también, como asesor especialísimo, a Mauricio Saimoraghi, que de inmediato lo anuló a Tanguito. Es -Saimoraghi- un radical capacitado para encontrar tesoros perdidos en el Riachuelo. En distintos boliches se cuentan sus hazañas.
Como en el fondo Marquitos sólo aspira a ocupar «la quintita», o sea los últimos diez metros de acceso a Mauricio, podría otra vez ser el Secretario General. Pero de la Presidencia. Una suerte de epígono de Eduardo Bauzá, El Fideo. E impulsar a Fulvio Pompeo, su hombre para la política exterior, como próximo canciller.
Pompeo, o Tolomeo, es el último sobreviviente del ruckaufismo. Y en el complejo macricaputismo Tolomeo creció por su inapelable habilidad para encargarse, en los viajecitos, de los pasaportes, de no perder las maletas y de las reservas de hoteles. Sin olvidar, jamás, la foto opportunity. Al mejor estilo Jorge Castro, hoy Tolomeo se encarga con Marquitos de las cuestiones estratégicas. Contempla con las protectoras anteojeras de Marquitos sólo hacia el largo plazo. Habla de bloques, de Rusia y de China, merodea la crisis estructural de Europa y alterna el conflicto inacabable de Medio Oriente, mientras los radicales de la cancillería, y los escasos diplomáticos que aun quedan en la Casa Casta, suelen darse vuelta para no reír.
Final con Santilli
Sin embargo, a quien Mauricio mas extraña es a Rodríguez Larreta. La falta de Geniol.
Por lo tanto, convertirlo en Primer Ministro a Geniol sería un reconocimiento de alta emotividad. Aunque se oculte, entre nos, el objetivo real, que consiste en despojarle el maxi-quiosco del Artificio Autónomo. Para dejarlo, en todo caso, a cargo del accesible y cordial Diego Santilli, El Peronista Originario.
Para las cuestiones espirituales que forjaron la fortaleza del macricaputismo, trasciende que Santilli resulta mucho más confiable. Devuelve al instante los llamados que valen, y obedece. El Peronista Originario es un Caballero Rojo de prolija eficacia, siempre y cuando atraviese las etapas afectivas signadas por el apacible sosiego. Sin los conflictos intransferibles de índole sentimental, ni contingencias del ámbito privado.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital.com
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