
Ministros bravíos de La Doctora
Como si La Doctora fuera Perón. Aunque esté más cerca de repetir la peripecia de Menem.
Como si La Doctora fuera Perón. Aunque esté más cerca de repetir la peripecia de Menem.
Los macristas obstinados se aferran al relato que tratan de creerse.
El regreso posiblemente triunfal de La Doctora sólo impresiona a los cautivos incautos.
La ilusión de construir el país normal es lo que permite que radicales, liberales y militaristas disfruten de los globos
La Corte Suprema sintonizó con la cruzada reconciliadora de la Iglesia. Impulsada secretamente, acaso, por la política.
En silencio se toleran los cambios de titularidades. Las transferencias ficticias. Para que todo siga efectivamente igual.
Por el temor a Sir Lousteau, ambos estadistas, Rodríguez Larreta y Macri, recurren a la protección de Carrió.
Hasta ahora, Vidal no tuvo la suerte que tal vez merece. Confrontar con -por lo menos- tres peronismos.
Aunque Macri haga la campaña y tenga que conformarse con el eficiente Laspina.
Sin consuelo espiritual que reconforte a la superproducción de empleados.
El largo plazo, en Argentina, se agota en octubre. Más allá es la posteridad.
La mala praxis acaricia el esplendor cuando el conflicto -lejos de solucionarse- se eterniza.
En el medio, cual turista escandinavo, se encuentra Mauricio Macri, el presidente del Tercer Gobierno Radical.
Gracias a Mauricio, el adversario oportunamente escogido, desde las cenizas del desprestigio La Doctora se reconstruye.