El Ángel Exterminador y La Moncloita
Al que se le arrima lo fulmina.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
A prepararse porque, a partir del lunes, comienza a reducirse la pobreza. Y a racionalizarse el gasto público.
En cuanto Mauricio Macri, Presidente del Tercer Gobierno Radical, El Ángel Exterminador, se lance a animar la próxima Moncloita.
Cada cuatro años, después de las legislativas de mitad de mandato, suelen realizarse Moncloítas relativamente amenas. Inútiles.
Sergio, Titular de la Franja de Massa, en 2013 y con el acompañamiento de Mauricio, pulverizó el proyecto de permanencia de La Doctora.
Desde la lona de la derrota, y para hacer algo de tiempo, aquel gobierno terminal de La Doctora inició la “ronda de diálogo”.
Un desfile de opositores que pasaban a saludar a Florencio Randazzo, El Loco, Ministro del Interior, que los entretenía con masitas y café.
Ya se había definido el poder declinante del kirchnerismo. Carlos Zannini, El Cenador, se imponía sobre Julio De Vido, El Pulpo (resulta extraño evocarlo cuatro años después, con De Vido en prisión).
Fue cuando Randazzo, que se respaldaba en el fuerte Zannini, por orden de la Doctora le había quitado, a De Vido, también el manejo del Transporte.
Cuentan que Randazzo fue a decirle, a De Vido, que Zannini lo impulsaba para ser el candidato presidencial.
“Sería bueno”, le dijo De Vido, “te felicito. Pero acordate que Zannini te va a c…”.
La Doctora lo puso a Zannini como vice de Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, y Florencio se quedó colgado en Interior, acumulando broncas. A La Doctora nunca se la iba a perdonar.
Hoy Zannini apenas soporta, de vez en cuando, insultos en los aviones. Mientras tanto El Pulpo, si accede a este texto, lo hace desde la prisión de Ezeiza.
La nueva Moncloita
“Los cinco puntos de la invención de Randazzo son los que marcaron la diferencia que le faltó a La Doctora, para imponerse sobre Estéban Bullrich, el candidato testimonial”.
Pero quien llevaba la posta de la campaña era la señora María Eugenia, La Chica de Flores de Girondo. Mientras Federico Salvai se encargaba de los cortes espirituales de boletas. Distribuía boletas.
“Los puntos de más que obtuvo Bullrich son los que Massa dejó en el camino desde 2013”.
Transferencia energética. En beneficio del aliado que Sergio denostaba. Mauricio.
Lejos de la lona, al contrario. En 2017, desde el perentorio pináculo, El Ángel Exterminador arma la nueva Moncloita.
Más colectiva. Casi inspirada en la cumbre del Restaurante Nino, conmovedora Moncloita de Juan Domingo Perón.
Sin la franela de la “ronda del diálogo”, la ceremonia que inspiraba Florencio. Otro exterminado.
Para lucirse y sacar chapa de abierto y democrático, Mauricio convoca a los gobernadores, a los titulares de Cámaras Legislativas, a los venerables jueces de La Mafia del Bien (cliquear), grandes empresarios que blanquean pero no la ponen y sindicalistas que tenían la cola aplastada en la pared. Todos rigurosamente seleccionados por Marquitos, El Pibe de Oro.
También, claro, la Moncloita sirve para hacer tiempo. Para impulsar las reformas que las Luces de los Ojos, I, Mario Quintana y II, Gustavo Lopetegui, preparan desde hace 60 días.
Con el objetivo de reducir la pobreza, el déficit, y preparar el comité de recepción con los globos para las inversiones.
Aunque los capitales demenciales que se acercan mantienen, infortunadamente, un destino previsible de Lebacs. Para el bicicleteo financiero extraordinario. Distinto de los que Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, promueve en el Maxi-Quiosco.
«Argentina puede tomar deuda por 30 mil millones de dólares más”, confirma otra Garganta sabia.
“Hay para aguantar un año, si se hacen las reformas que se tienen que hacer».
¿Y si no se hacen?
«Se viene el vendaval de otra herencia recibida».
Con el cambio respectivo de presos.
Sin límites para la perversión
Entre ambas “Moncloitas”, lo destacable para registrar es la absorción de la sangre de La Franja de Massa. El efecto vampírico de El Ángel Exterminador.
En 2013, Sergio amenazaba quedarse con el poder. Cuando supo devaluar su alianza con Mauricio. Lo trataba como a un político inferior. O peor: un no político.
Pero el poder quedó finalmente para “el gran subestimado”. Mauricio disfruta, sin asumirlo, la caída del nuevo muñeco. Su rival más temible.
Queda Marcelo Tinelli. Pero Mauricio aún confía en que no se va a atrever.
Todo aquel que se le acerca a El Ángel Exterminador queda fulminado.
Pasó, primero, con el Ingeniero Blumberg. De inmediato con Ricardo López Murphy, y más tarde con Francisco de Narváez, el Caudillo Popular.
Se trata de un riesgo aquí advertido con frecuencia. Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero, tuvo la obligación de haberlo calculado.
Aún con más experiencia, tampoco Juan Schiaretti supo calcular la magnitud del peligro.
Acercarse a El Ángel Exterminador es siempre una tentación hacia el abismo o el fracaso. La atracción para auto-exterminarse y transferirle la energía.
Deben saberlo también los gobernadores peronistas que son convocados a sentarse para dialogar en la nueva Moncloita. En un escenario, para colmo, meticulosamente preparado.
En el Centro Cultural Kirchner. Ocurre que El Ángel Exterminador no tiene límites para la perversidad.
Mostrar propios atributos
Pero Mauricio, ahora, está en problemas de verdad. Esto, la Argentina, no es Boca ni es el Maxi Quiosco.
La Doctora ya no puede ayudarlo mucho más. Aunque podrá intentarse que aún le resulte redituable. Sin encanarla.
En adelante El Ángel Exterminador tiene que mostrar que vale por sus propios atributos.
Ya no basta con apelar al mero “efecto ventajosamente comparativo” (cliquear), con que solía marcar la diferenciación con La Doctora.
Por la deriva borrascosa transcurrida entre 2012 y 2015. Con sólo mostrarse distinto podía quedar socialmente como un producto presentable, especialmente preparado para la exportación. Flaco y lánguido, con formación de ingeniero, una bella mujer a su lado. Con correcto manejo del inglés y adicto a la superstición de construir “un país normal“. De ”volver al mundo” que debe encargarse de diseñar.
Al recurrir a sus propios atributos, El Ángel Exterminador enfrenta el riesgo de exterminarse.
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