Pepin opera, Lleral cumple
DEL FREEZER AL MICROONDAS (I): Miniserie sobre La Justicia Federal.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
El juez profesional que le tiró el salvavidas al Tercer Gobierno Radical (que se ahogaba en la pelopincho), doctor Gustavo Lleral, es un NyC. “Nacido y criado” en el Poder Judicial. De “La Casa”. Algo gris y taciturno. Pero sabe cumplir con los favores. Encargarse personalmente de los deliveries.
Un tranquilo juez federal de Rawson, designado por la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia, que preside el doctor Javier Leal de Ibarra.
Por disposición del doctor Ricardo Lorenzetti, El Cardenal Richelieu, presidente eterno de la Suprema Corte, Leal de Ibarra, junto al doctor Martín Irurzun, son los encargados de manejar las escuchas telefónicas de la Ex Ojota. Observaciones Judiciales, El Chupadero, célebre casona enrejada de la Avenida de los Incas. Con bandera y todo.
Ambos venerables -Leal de Ibarra e Irurzun- están muy relacionados con la otra Casa, hoy el AFI. La vieja Cooperativa de Crédito de 25 de Mayo 11. La conduce un negrito adinerado y picarón, que supo recaudar maravedíes con el fútbol, y cubre espiritual a su socio, y Jefe Mayor, con las tropelías aquí devaluadas de Odebrech. Las analizadas por el Lavajato, la peste de transparencia (selectiva) que baja desde Brasil, y en Argentina se agota en Jorge “Corcho” Rodríguez. Pronto se ampliará con todo “lo que se tapa con el Corcho funcional”.
Operador del gobierno sin operadores
El doctor Fabián Rodríguez Simón, El Pepín, es el enemigo del Tano Angelici, parlamentario del caramelo de madera del Mercosur. Pero opera en el gobierno que se jacta de no tener “operadores en la Justicia”, aunque se amontonan y parecen autitos chocadores.
El Pepín recurre a Leal de Ibarra para consultarle a quien nombrar en la sucursal Federal de Esquel. En reemplazo del auto-incinerado juez doctor Guido Otranto.
Como el Penado 14, Otranto hacía señas para que lo suplantaran. Imploraba por una recusación que al final logra. Por decir, en un reportaje de la atractiva señora Loreley Gaffoglio, en La Nación, la verdad. Que el artesano de los tatuajes, Santiago Maldonado, yacía en el río (en el mismo donde después Plantaciones Leleque lo plantaría).
Ocurría que Otranto atravesaba el “game over”. Venía bastante vinculado al operativo de la Gendarmería, que comandó el heroico Comandante, Artículo V, como en la Cancillería, Pablo Noceti. Es funcionario y enviado especial de la Ministro de Seguridad, señora Patricia Bullrich, a los efectos de cumplir con la instrucción del presidente Mauricio Macri. Acabar con los impresentables mapuches que obstaculizaban a los terratenientes patrióticos como el tano Benetton y el inglesito Johnny, y entorpecían la llegada de los inversores imaginarios.
El Comandante Noceti armó una reunión de relativa discreción con autoridades de Río Negro, Neuquén y Chubut, en un sitio de bajo perfil, ideal para el disimulo, como Bariloche. Para comandar, autorizado por el juez Otranto, la patrulla perdida de gendarmes para cumplir con el operativo despeje de la Ruta 40. En la persecución que tenía la estampilla inventada de “la flagrancia”. La Brancaleonada terminó con “corchazos para que tengan” y con el artesano que desaparecieron.
Fue Leal de Ibarra quien le dijo a Pepín:
“Póngalo, doctor, al doctor Lleral. No se va a arrepentir”.
En Leal de Ibarra coincide el inveterado rencor hacia el kirchnerismo que lo postergó, con el macrismo que comenzó a rescatarlo para el bien de la república.
Tuvo su época de freezer. Pero alcanzó a tener el excelente vínculo con el Cardenal Richelieu. Sin que se convierta en contradicción, se le resuelve un problema político, como otro logro para Pepín, llamativo engranaje fundamental de la señora Elisa Carrió. La Demoledora que aspira a cortar en fetas a Lorenzetti, como si fuera un matambre.
Gris y taciturno, serio, NyC de perfil bajó, Lleral, como un competente cuadro de La Casa, cumplió. Les arrrojó el salvavidas cuando el agua de la pelopincho les llegaba al cuello. Declaró:
“La autopsia muestra que el cuerpo de Santiago Maldonado no presenta lesiones”.
Entonces los macristas revivieron. Brotaron deseos de bailar Gilda, arrojar globos al aire, gritar ¡Se Puede!
Gemelos como los Barros Schelotto
Para no terminar como el doctor Freiler, entre los jueces prende la desesperación por hacerle favores al Tercer Gobierno Radical.
Alarma la habitualidad de gestión inspirada en el método Barros Schelotto. Como si fueran todos los jueces hermanos gemelos.
No se explica cómo señores jueces que cometían apasionantes irregularidades durante el kirchnerismo, a partir del 10 de diciembre dejaron al hermano gemelo al frente del despacho. Para que se volviera transparente y se agregara a la reproducción de agua bendita.
Cuesta creer que sean los mismos. Invariablemente tienen que ser gemelos como los Barros Schelotto.
O hermanos como los Corsos. Un Corso pasa la gorra y el otro Corso firma la sentencia estimulada. Abundan los fratellos.
“¿Cómo no van a ser corruptos si el que los corrompía es el que va preso? Cambio de época”, confirma la Garganta.
“Con el cuento que reciben órdenes de la Cámara, de la sala de mayor prestigio”.
“Se desviven por hacer favores, pero estos pibes (los macristas) no tienen códigos. Los van a empomar a todos”.
Las causas pasan, sin un minuto de pausa, del freezer al microondas. De la cajoneada hacia la precipitación de las indagatorias y los procesamientos.
Los gemelos ahora van por Julio De Vido. Es quien oportunamente facilitó la designación de Ministro de Seguridad, en la provincia (inviable) de Buenos Aires, del Fiscal Carlitos Stornelli. Fue secundado por el entonces sustancial fiscal, doctor López Perrando. Negociación tratada en un departamento de Libertador, con el objetivo de apartar al fastidioso fiscal Carlitos del Caso Skanska.
Lo del bravío doctor Claudio Bonadío, en cambio, es tan contradictorio que desconcierta hasta a quienes lo bancan moralmente. Sobrevivió al sobreseimiento de De Vido por la Tragedia de Once, 53 muertos. Posibilitaron el negoción de los trenes chinos. Pero la “sala prestigiosa de la Cámara” le hizo dar a don Claudio la voltereta en el aire. Como al Juez Federal doctor Luis Rodríguez, del Círculo de Compadres de Javier.
Los prestigiosos lo instigan a desaforar y encanar al Pulpo De Vido por el banquete de Río Turbio. Como prueba del primer plato, se lo cargaron al fiel Roberto Baratta, muy devaluado por los comunicadores sólo por haber sido taxista, relativamente tímido, y haberlo conocido a Kirchner, El Furia, en el Café Moliere, mientras afuera llovía.
“Bonadío detesta al gobierno por antiperonista”, confirma la Garganta.
Pero detesta más al kirchnerismo, que habría intentado hacerle daño. Lo contó el cronista que redacta. Tuvo que ir a declarar en la causa “Amenazas a Bonadío”, en el despacho del insuperable Juez Federal doctor Norberto Oyarbide, discípulo de la doctora María Servini, la mejor Conductora del Peronismo. Un dandy tribunalicio, Oyarbide, elegante y divertido, que recibió al cronista como un verdadero caballero de la justicia. Luego leyó y aprobó los dos folios redactados por un escribiente, y acompañó al cronista hasta el ascensor. Daba ganas de acompañarlo a cantar en coro con la Mona Giménez.
Bonadío ahora se decide a hostigar a La Doctora con el artificio de la Traición a la Patria. Por el Tratado con Irán, derivación del cambio geopolítico que concluyó en el disparatado asesinato del Fiscal Alberto Nisman. Que se merece otro despacho aparte, para hablar con objetividad y sin pasiones. Como merece otro despacho el atentado a la Amia. Aunque, para no cargarse de más problemas, mejor no tratarlo.
La pos-verdad se impone sobre la verdad, que a nadie le interesa. ¿Ampliaremos?
Trasciende que, para noviembre, se avanza con los hermanitos. Turno de Máximo y Florencia. Como Máximo tiene fueros, cabe el espacio para otro supershow. Pero La Doctora -ya sentenciada por el Tribunal Superior de Clarín- no podrá tolerar semejante citación, con posible premio, para Florencia.
La lista de espera sigue con Hugo Moyano, El Charol. Con don Gabriel, que debe cuidarse, sin esperar mucho de los radicales. Pero antes, en la fila de los candidatos a empomar, se encuentra Victor Santamaría, Líder del Peronismo de Consorcio.
“Cuénteme, Rocamora, usted que conoce bien a estos pibes sin códigos. ¿Saben dónde se meten?”.
Continuará
Relacionados
Tres próceres del peronismo que se junta
Los años impares las divisiones no corresponden. Cuando el peronismo llega al sufragio dividido suele ser boleta.
Los libertarios prefieren a La Doctora
Milei se dispone a repetir el error de Mauricio. Prefiere enfrentar en 2025 a La Doctora.
Gobierno flojo con suerte
El Poder del G20 cotiza mejor que el “ilusionismo socializante” de la ONU. Estilo multilateral a la carta.