El Davocito y el oprobio
El TGR ya no sólo se "prueba las pilchas" del tango que deja el kirchnerismo. Peor: usa las pilchas.
El TGR ya no sólo se "prueba las pilchas" del tango que deja el kirchnerismo. Peor: usa las pilchas.
El bipartidismo fragmentario continúa inalterable. El macrismo abduce a los radicales. El kirchnerismo neutraliza a los peronistas.
Mauricio complementó desde China la ofensiva contra Massa que la señora Carrió ya había comenzado en Buenos Aires.
Por el patriótico desgaste, el Presidente reclamaba piedad.
Consumido ya un sexto del mandato, el TGR se desgasta en alarmantes chambonadas. Derivaciones casi adolescentes de la mala praxis.
"Marcos Peña es nuestro John Kennedy", confirma la Garganta eufórica.
Entre el reconocimiento internacional que reconforta o la reacción social (que estratégicamente se prolonga).
Intentar apresar a la señora Hebe, peor que una atrocidad, es un error. La pifiada política que deriva en atropello
Aparte de la vertiente de las masas agrarias, Mauricio aguarda, a través del "blanqueo", la entrada de maravedíes.
Basta con tres burlerías de la escudería de Tinelli para que tambalee el frágil edificio del Tercer Gobierno Radical.
A su pesar, y felizmente sin robar, con Mauricio se reitera la trayectoria mediática del kirchnerismo que se condena.
¿Sabían, acaso, lo que sistemáticamente se robaba? ¿Participaron de la fiesta del despojo? ¿Lograron zafar?
Hay Macri, apenas, para un primer mandato. Aunque logre acomodar, por su buena estrella, el gobierno.
La escatológica sucesión de revelaciones de la patología kirchnerista, no debiera transformarse en el máximo atributo del TGR.