Menú

Entrevistas a la carta

CAMBIO DE METAL (III): Centros para que Mauricio Macri cabecee de palomita.

Jorge Asis - 25 de julio 2016

Cartas al Tío Plinio

Entrevistas a la cartaTío Plinio querido,

Por el compromiso fervorosamente patriótico de La Nación y de Clarín, de nada le sirve a Mauricio Macri -Presidente del Tercer Gobierno Radical- crear medios adictos. Tener un «6, 7, 8».
Tampoco le hubiera servido tenerlo al extinto Néstor Kirchner, El Furia, entre 2003 y 2008. Cuando contaba con la complacencia solidaria de Clarín y de la Radio 10 que valía, la del hegemónico «oro y el moro». Entonces a Kirchner lo cobijaba el manto sublime de los derechos humanos. Venía blindado por los empresarios románticos de la Cámara de la Construcción que se emocionaban con la algarabía keynesiana de la obra pública. Y nadie, en las kermesses de IDEA, esbozaba la menor crítica.

Para El Furia, tío Plinio querido, gobernar también fue un paseo. En bicicleta con rueditas y por la Plaza Irlanda.
Como el Presidente del TGR pasea hoy, en la bicicleta similar, entre los medios, por el Parque Thays.
Entrevistas a la cartaLa gran prensa escrita y televisiva lo cobija tibiamente, sin retórica humanitaria. Con el relativo aliento de los empresarios, que lo aplauden sin ponerle monedas.
El paseo mediáticamente unánime sólo lo fastidia el rencor de C5N, de Cristóbal y De Souza. O el inventariado Página 12, que supo atravesar la extensión ideológica del país. Un arco desde Gorriarán Merlo, el Pelado, hasta Magnetto. Para desembarcar, gracias a la proyección de Santamaría, en las costas del peronismo de consorcio.

Marquitos, máximo referente del peñismo, es el gran capitán del equipo eficaz que cambia, con entrevistas a la carta, el «paradigma de la comunicación».
El equipito se reúne a diario para garantizarle a Mauricio el placer transitorio del paseo. Sin el riesgo de porrazos. Basta con producir las entrevistas a la carta. Con los columnistas rigurosamente seleccionados para que lo entrevisten, con la cordialidad tácitamente convenida. Con intervalos, que separan los respectivos turnos. Para una terapia intensiva de comunicación avasallante. Para que el Presidente del TGR pase a la ofensiva por repetición. A través de las requisitorias servidas. Con preguntas plácidamente lanzadas como si fueran centros. Para que el hombre de punta, el Presi futbolero, con el arco libre y sin arquero, se disponga a cabecear el mensaje. De palomita.

Política de medios

El marketing sobreactuado de «la grieta» arrancó, tío Plinio querido, en la instancia de la desocupación del Furia. Cuando decide boicotear, desde el apoyo excesivo, a su sucesora, La Doctora.
Entrevistas a la cartaPara pelearse, en simultáneo, con «el campo y con Clarín».
Al Furia, para su estrategia de medios, no le interesaba tener el favor de La Nación. Al contrario. En su esquema, La Nación mantenía la licencia de adversaria. La crítica admitida. Porque representaba a la alucinación de la derecha. Al diseño de la oligarquía que dejaba de ser temeraria, porque existía apenas, tío Plinio querido, en el esternón de «la militancia».
Aparte, con Clarín en el bolso, en estricta dependencia, El Furia mantenía a La Nación atada, financieramente controlada.

Gran Bazar de Estambul

El distanciamiento con El Beto es la base moral de la proliferación de medios «propia tropa». Un carnaval de sellos. Para compensar el volumen repentinamente crítico.
Es el turno del shopping, la excursión entre las salderías de la comunicación. El Bazar, tío Plinio querido, de Estambul.
Aquí emerge la vocación compulsiva por comunicar de los empresarios keynesianos. Los leales que facturaban gloriosamente con El Furia.
Por encargo, los keynesianos debían comprar las revistas que nadie iba a leer, pero permitían los afiches callejeros, operativos sobre cualquier adversario. Y los diarios editorialmente desvanecidos, con proyectos de recuperación. Y hasta las radios desordenadas para confortar, después, las posiciones de La Doctora, y proseguir con la faena de la facturación.
Ya no se trataba apenas de la obviedad de explotar totalmente la Televisión Pública. Por voluntad de La Doctora debían adquirirse la Radio exitosa y el envase televisivo al desconfiable Hadad.
Entrevistas a la cartaPero también se destacaba el venerable Szpolski con su recursiva identidad radical. Para comprar «Tiempo Argentino», «Miradas al Sur», y hasta algún canal de utilería.
Debía anotarse también en la saldería, en el Gran Bazar de Estambul, el «camarada combatiente» Ferreira, de Electroingeniería, el «burrito cordobés» que había enchufado la Patagonia entera con los cables de 500. Para hacerse cargo de la Radio Del Plata.
Después de la derrota, cuando se demostró que La Doctora como conductora era un desastre, la saldería iba a culminar con centenares de periodistas en estado de asamblea.
(Cuentan que en el revoltijo también encontró su instrumento de protección el propio De Vido. Con la adquisición de radio El Mundo).

Sin embargo la acumulación de medios «propia tropa» nunca pudo suplir, tío Plinio querido, el servicio que Clarín le proporcionaba a Kirchner. A través del culto a la omisión, o del diplomático silencio.
A partir de 2008 El Beto dejaba de compartir con El Furia los churrasquitos hervidos, para transformarse en el enemigo público. Para revelar los secretos que la sociedad, en el fondo, colectivamente conocía. Pero era preferible desconocerlos.
Públicamente aquel kirchnerismo blindado se volvía corrupto a partir de 2007. Cuando, para ser francos, tío Plinio querido, el kirchnerismo robaba desde el Moisés.

Final con el Parque Thays

Con los bolsos del Neolopecito, las anécdotas del despojo -pilar del Sistema Recaudatorio- alcanzaron los ribetes superadores de la decadencia.
La Roma imperial, comparativamente, pasa a ser un ejercicio costumbrista, de escaso interés narrativo.
Los nuestros son escándalos para recrear en la próxima ópera rock. Con multiplicidad de escenas que alcanzan, por intensidad del periodismo patrullero, la monotonía.
Hoy la caída del kirchnerismo sirve para atenuar, sobre todo, la insustancialidad estructural del TGR.

Entrevistas a la cartaA su pesar, y felizmente sin robar, en su «cambio de metal, desde la plata al bronce», con Mauricio se reitera la trayectoria mediática del kirchnerismo que se condena.
Así como Kirchner, para legitimarse, condenaba el neo liberalismo de los noventa, que le dejaba «el país destruido», hoy Macri utiliza el mismo recurso para menoscabar “el kirchnerismo que nos llevaba a ser Venezuela».
Ahora es el Presidente del TGR el que pasea en la bicicleta con rueditas por el Parque Thays.
Mientras tanto, Marquitos selecciona a los más capacitados profesionales de la carta. Los más aptos para entrevistar, separadamente, a Mauricio.
Con los turnos separados por intervalos. Con la amenidad enternecedora que nunca sorprende.
Con las preguntas que surgen como centritos. Como los centros exactos que lanzaba Figo, aquel wing portugués. O como los centritos de Pierino González.
Centritos que el Presidente del TGR, con el arco libre, se dispone, de palomita, a cabecear.

Dígale a tía Edelma que Mauricio, que es Chancho de Tierra, se encuentra extrañamente rodeado por Serpientes. Exponentes de la identidad antagónica a la del Chancho.
Tres Serpientes son de Madera. Del 65. Rodríguez Larreta, la señora Gabriela Michetti, y Emilio Monzó.
Y el elegido, el Benjamín fundamental, es Serpiente de Fuego. Del 77. Marquitos.

Relacionados

Estadista de suerte

Por el patriótico desgaste, el Presidente reclamaba piedad.

Jorge Asis - 29 de agosto 2016