La simbólica centralidad
Mientras tanto se cimienta la idea de que, en la práctica, Cambiemos no ha cambiado un pepino.
Mientras tanto se cimienta la idea de que, en la práctica, Cambiemos no ha cambiado un pepino.
Macri, a la torpeza de sus innumerables confrontaciones, debe sumar la crisis con los empresarios.
El Frente Grande nunca muere. Se recicla con la Unidad Ciudadana de La Doctora.
Sin reacción, La Chica de Flores no supo manejar la adversidad repentina.
Después de los réditos del silencio, La Doctora, probablemente, va a intentar la epopeya que planifica, 24 sobre 24.
Mientras desfilan las componendas que trascienden y perforan la Fábula de la Transparencia.
El denigrado peronismo resurge sin remedio. Los pirómanos deben transformarse con celeridad en bomberos voluntarios.
En el revoleo tenso de la timba, se sorprenden con el manejo económico de aquello que fue un país.
Miembros del multitudinario gabinete que se había tomado con seriedad la receta cretina del ajuste y los aumentos.
Le habían facilitado el crédito, para salvarlo del fracaso y permitirle la extensión ilusionada del poder.
Al descascararse Macri como el yeso, los peronistas de la pituitaria adiestrada ya huelen a cala. Hora de animarse.
La Doctora, para el Ángel, es la antagonista ideal. Por lo tanto la necesita como candidata.
En la sociedad dispersa y fragmentada, sin represión no se va a ajustar ninguna tuerca.
El Tridente del Barcelona -Peña, Quintana y Lopetegui- demostró que es infalible, apenas, en el “Metegol” de Campanella.