Vicentín, tortillas y mondongos
Vicentín no es una tasca gallega especializada en tortillas y mondongos. Como el Vicentín de La Coruña.
Vicentín no es una tasca gallega especializada en tortillas y mondongos. Como el Vicentín de La Coruña.
Circulación escandalosa de listas de espiados. La banalidad agregada del “espionaje a los propios”.
Las elecciones legislativas se imponen como el chequeo general que examina el estado de un gobierno.
La sociedad eligió, para representarla, a los sinvergüenzas. Son más confiables.
En la mitad del río colmado de pirañas, Alberto no puede cambiar. Jugado con las teorías equinas de Guzmán.
Pese a la sensibilidad del sector más lícitamente asustado de la población.
El estancamiento compulsivo de la sociedad dejaba pronto de ser un instrumento. Para ser el objetivo.
La prioridad consiste en salvar vidas. Acto reconocido de grandeza. La economía, después de todo, ya es una causa perdida.
El Operativo Dorrego II, en versión estrictamente alimentaria, ayuda también al idílico acercamiento pueblo-ejército.
La sociedad, ansiosa por saber hasta cuándo deben fumarse la permanencia del Estado Policial (pero con una Causa Noble).
La cruzada sanitaria y malvinera para enfrentar al enemigo invisible. ¿Quién iba a ponerse en contra?
Kirchner fue contra don Franco, hasta expropiarlo, porque lo creía la fuente financista de Mauricio. La base doctrinaria.
Hacendados de clase media más bien alta, con ambiciones de no ser tijereteados. Con hartazgo se lanzan a desfilar.
Al extinguirse electoralmente, el triángulo fue suplido por el pentágono “doctorista” (La Doctora es la dueña de la nueva geometría).