
El gobierno en el piso, tapado con diarios
Mientras tanto el poder de ambos se disipa. Y a La Doctora le cuesta asumir el fracaso (siempre ajeno).
Mientras tanto el poder de ambos se disipa. Y a La Doctora le cuesta asumir el fracaso (siempre ajeno).
El gobierno de La Doctora que preside Alberto Fernández ya casi no existe. Es un paréntesis que se cierra paulatinamente.
Entre los escombros. el kirchnerismo en retirada se dispone a guarecerse en la provincia del pecado.
La cadena perpetua, después de todo, conserva siempre la atracción del indulto.
Salga o no la cosmética del acuerdo con el Fondo, descuentan que las elecciones de 2023 van a perderse.
La Doctora profundiza la filosofía del silencio. Alberto, Axel y Máximo la llevaron hacia la derrota de agosto de 2021.
Aunque El Poeta, sin el aval de La Doctora, se disuelva con la celeridad de la sacarina.
Aún celebran como hazaña lo que fue un catastrófico error que demolió la penúltima posibilidad de integración americana.
El desastre es colectivo. La mala política es sepultada por la catástrofe de la economía.
En un país de estricta cultura presidencialista, es cruel mantener un presidente debilitado por la perversa divulgación del propio discurso.
Los multiplicados fragmentos del peronismo se preparan para el trago espeso de cicuta de la segunda ronda.
En el primer partido de septiembre fue plebiscitado de manera contranatural. Y con profundidad.
Con los sindicalistas activos, con los gobernadores y minigobernadores en acción, el peronismo tradicional aspira dar vuelta el resultado.
Ocurrió en la Argentina irreal. Una metáfora pasional que contiene el atributo sublime del ridículo.