Milei también tiene derecho al fracaso
El único riesgo es que, en seis meses, acaso en un año, se produzca la reivindicación moral de Alberto Fernández.
El único riesgo es que, en seis meses, acaso en un año, se produzca la reivindicación moral de Alberto Fernández.
El escenario depara entonces el destino sombrío para Juntos. La alianza de cristal que tenía el poder en el bolso.
Legitima y explica la centralidad estable de Milei, que se come a Juntos. Tampoco evita la proyección milagrosa de Massa.
Milei es el favorito. La afectada es Patricia. Y se espera el milagro de Sergio.
Habrá que prepararse entonces para asistir al duelo de los discípulos indirectos de Cavallo.
Estaba para las hurras del partido homenaje como Riquelme en Boca. Pero se pone a pelear por la presidencia.
Consolidar el llamado “voto duro” es menos eficaz que conquistar el “voto duda”.
La estrategia de aniquilar al divisionario Milei es de una inteligencia elaborada con perversidad.
La escudería progresista contempla el panorama con amargura. La Revolución Imaginaria se aleja.
“Consenso”, en kirchnerismo básico, se traduce “dedo de La Doctora”. Y en los distritos abundan los heridos del peronismo.
Con la exhibición geográfica de los tres juntitos. Los que se invocan para suceder al penúltimo invento de La Madre
Movilizado por la ficción del Lawfare, el gobierno fragilizado decidió declarar la guerra al Poder Judicial.
“Carretera o callejón sin salida, punto muerto”. Traducción de "cul de sac". Laberinto sin ningún “arriba” por donde escaparse.
Si Sergio Massa, El Profesional, logra domar parcialmente el potro salvaje de la inflación, es el candidato.