
Los jefes ordenan las escuderías
Como concepto, la presidencia delegada en Argentina no funciona.
Como concepto, la presidencia delegada en Argentina no funciona.
Cuando se abren las puertas del infierno, se abren para todos.
Alberto sabe que la reelección es una utopía. Pero mantiene la ferretería institucional y la presidencia del PJ.
Se nota a la distancia que el posible lanzamiento nacional procura la consolidación del poder provincial.
Plenos y vivos. Estrellas del Estado estructuralmente Fallido por colectiva necedad.
El peronismo desperdicia el poder y marcha hacia la campaña electoral sin moneda.
Con una elegancia blindada que supera a los marroquineros precarios del kirchnerismo.
Síntoma de la impotencia de un gobierno que desperdicia un momento histórico que, para Argentina, debería ser de euforia.
La algarabía del triunfo aporta la alegría efímera para encarar con el aire renovado la angustia de una realidad desesperante.
El factor trucho es dominante. Con su carga frívola de apariencia y con la hegemonía de la falsedad.
23 años atrás, Larreta con academicismo y pelo, y Massa con la insolencia ambiciosa del acelerado, militaban para su campaña.
El Frente de Todos y Juntos por el Cambio pelean a cuchillo cada aceituna del aperitivo.
Lo que fue el Movimiento quedó reducido a la nostalgia involuntaria de la ideología.
Mauricio mantiene a todos los macristas distraídos y fascinados.