Milei, Cornejo y vos
Para rescatar al gobierno endeble había que captar las permeables voces del radicalismo que se encontraba en banda.
Para rescatar al gobierno endeble había que captar las permeables voces del radicalismo que se encontraba en banda.
Milei se queda en el amague y no avanza, persiste en el enojo, o en la jactancia de la agresión.
El Panelista de Intratables le aplica, desde la presidencia, el juego apasionante de las milanesas combinadas con anfetaminas y Valiums.
Desde la debilidad básica, supo imponer la magnitud del Fenómeno, que se encuentra sostenido por la insolencia de los desbordes.
Milei gobierna desde las redes sociales y a canilla libre con los sustanciales jaimitos que paulatinamente empodera.
Difícilmente pueda sostenerse la idea de que al inventado Fenómeno Milei puede irle muy bien como presidente.
El comportamiento devastador de Milei convoca precisamente al diseño involuntario del incierto diagrama político que se viene.
Acontece que Milei, mientras “cumple”, sobreactúa. Lo hace legitimado por un cuestionable, pero categórico, alineamiento internacional.
Chiquilinadas geopolíticas que banalizan la diplomacia. Pero evitan que trascienda la carencia de una efectiva estrategia económica.
Milei ofrece la atracción enigmática del que se erige en modelo para inmortalizar con el encanto turístico de una selfie.
Penal de VAR. Por reglamento, Victoria Villarruel, La Cayetana, perforó la red del empate, para quebrar el "efecto Cobos".
Mientras tanto comienza a disiparse también la fábula del padecimiento con ilusión.
El intercambio no implica ninguna oxigenación elemental. Al contrario, es la tergiversación de la autocrítica que nunca transcurre.
El efecto contagio atenta contra la unánime positividad del Fenómeno. Y brinda el dramatismo nocivo que enturbia la epopeya.