Antes del G-20 y después
El G-20 va a paralizar Buenos Aires entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre.
El G-20 va a paralizar Buenos Aires entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre.
Encerrarse cuando las recetas comienzan a fallar. Para darse baños vigorosos de identidad.
En el horizonte persiste el nubarrón del desconcierto. Antesala, en efecto, de la anunciada explosión social.
La fantasía del apoyo de Trump incita al Ángel a creer que le basta para dominar lo que llama el
Mientras tanto se cimienta la idea de que, en la práctica, Cambiemos no ha cambiado un pepino.
El denigrado peronismo resurge sin remedio. Los pirómanos deben transformarse con celeridad en bomberos voluntarios.
En la sociedad dispersa y fragmentada, sin represión no se va a ajustar ninguna tuerca.
El Tridente del Barcelona -Peña, Quintana y Lopetegui- demostró que es infalible, apenas, en el “Metegol” de Campanella.
Mientras asistían al desaforado avance de las tasas y del dólar, que subía y se rajaba del circuito.
Ni los presos, ni el aborto. Ni siquiera la pedofilia alcanza ya para desviar la atención.
Al que gobierna, le perdieron el respeto. Cuesta entender, en la plana mayor del macrismo, la magnitud del mensaje.
La Gobernadora es la principal afectada por la infantil idea de lanzar prematuramente la triple reelección.
La prisión de Lula es la consagración del error. Lo celebra el peor analfabetismo de los alfabetizados.
Cuando el macrismo consolide su instalación, o pase, a la indiferencia de la historia, como un paréntesis accidental.