La cigarra exhausta
Imposibilidades para la Tercera Resurrección.
Consultora Oxímoron
sobre Informe Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari
especial para JorgeAsísDigital
“Cuando el general enemigo se equivoca
no hay que interrumpirlo”.
Winston Churchill
Ciclo terminado – Introducción
“Perdió el gobierno, sí, pero perdió también la política”, confirma la Garganta.
No resulta aconsejable regodearse con los malos momentos del adversario.
Aparte de ser poco elegante, es un error.
Salvo algún rencoroso marginal, aquí nadie tiene el menor interés en que descalabre el gobierno de Nuestra César.
Pero la preocupación es crecientemente lícita.
Cuesta imaginar, a esta altura, otro año más de tropiezos semejantes.
Con el poder que se diluye. Con la inflación que fulmina y ni siquiera se reconoce.
Sumergidos en un “País Paria” (cliquear), que desperdicia la instancia que debió ser de proyección.
Sin crédito, con la identidad estragada y sin confiabilidad elemental.
Para Consultora Oximoron -se reitera- el ciclo histórico del cristinismo está terminado.
Es un plazo fijo que vence, a más tardar, en tres años.
Se impone esperarlo.
Osiris Alonso D’Amomio
Consultora Oximoron
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En su penúltimo discurso, de los menos afortunados de su trayectoria, Nuestra César explicitó su condición de Cigarra.
Adoptó el recetario poético de María Elena Walsh, que seguramente se admira en la fantástica versión de Mercedes Sosa.
“Tantas veces me mataron/ tantas veces me caí,
sin embargo estoy aquí/ resucitando”.
La estética coincide, en trazo grueso, con la interpretación del cristinismo que el Portal enuncia en sus seminarios privados.
Cuando se explica (al cristinismo) a partir de sus recuperaciones.
A través de las caídas que admitieron, en dos oportunidades, el renacimiento de La Cigarra.
En 2008, con la crisis campera, y en 2009, con el desastre electoral de las Testimoniales.
Pero es tarde -consta en el Informe- para confiar en la Tercera Recuperación.
Aunque el cristinismo persista en un piso nada desdeñable del 35 por ciento.
A propósito, en el “Noviembre más cruel” (cliquear) Nuestra César aumentó entre 4 y 6 puntos. Pese a -o por- la desaprobación colectiva del 8N, y la huelga de Moyano y Michelli.
Extraño fenómeno que se registra en la sociedad, cuando se la advierte como víctima. Ampliaremos.
La Cigarra -hoy- está exhausta. Sin buenas ideas. Sin equilibrio, autosatisfactoria y autorreferencial en exceso.
Sin -sobre todo- El Furia, el protagonista principal de las recuperaciones, pero que tuvo gran responsabilidad en los dos porrazos.
Con los colaboradores también agotados, gastados, sin convicción ni fe. Náufragos.
Por la pendiente, como al general enemigo de Churchill, a Nuestra César nadie la interrumpió.
Al contrario, se le despejó el camino para que profundizara en sus equivocaciones. Las catástrofes seriales que la condujeron al laberinto.
Resucitar es una utopía. Un exceso voluntario del lenguaje.
“Superior calidad institucional”
En la Kermesse de Plaza de Mayo, entre el show de Fito Páez y de Charly García, Nuestra César, en su show, interpretó diversas macanas.
Sobre todo cuando se sumergió en los elogios hacia el extinto. Por haber designado una Corte independiente, sin colocar ningún amigo.
La versión edulcorada de la historia contradice la información que aportan nuestras fuentes para el caso específico.
Indica que El Furia se enojó bastante con ella cuando, por sugerencia del senador Nicolás Fernández, hoy exiliado interno, lo convocó a Ricardo Lorenzetti para la Corte. Ya se encontraba al límite con los santafesinos. Después de echarlo a Rosatti, el ministro que nadie recuerda. Al que ni le atendía el teléfono.
Tampoco, según la Garganta, al Furia le sedujo la idea de convocar a las dos damas prestigiosas. Elena Highton de Nolasco, y Carmen Argibay, que venía de La Haya.
Cuentan que le dijo El Furia:
“Estos jueces son los que te van a c…”.
Pero Cristina iba a ser La Presidente y debía darle algunos gustos.
Con Alberto Fernández, el Poeta Impopular que hoy divulga su nostalgia, y con Héctor Timerman, que se cuelga con habilidad del “Vestidito negro” (cliquear), pregonaban juntos, por el Norte, la “superior calidad institucional”.
El hallazgo conceptual de la superioridad se desmoronó quince días después de asumir. Con el berenjenal expresionista de la valija de Antonini Wilson.
Por entonces al Furia le gustó menos, según nuestras fuentes, que por influencias de Alberto, el sonetista, designara, como ministro de Economía, a Martín Lousteau, el joven victoriano que traficaba miradas de personaje de Oscar Wilde.
O que designara, para suceder al Poeta Impopular, a Sergio Massa, La Rata del Tigre.
Sin gran maledicencia, las Gargantas confirman que, menos que prevenciones ideológicas, El Furia mantenía celos de ambos.
(Si fueron fundados o no dista de ser motivo de tratamiento en la crónica).
El paredón del Per Saltum
En el esplendor de la mala praxis, y con la “calidad institucional” ya en el descenso, el cristinismo acaba de estrellarse contra el paredón de La Corte. Inútilmente.
En pos de la epopeya absurda. La Guerra-Divorcio.
Por la obsesiva destrucción del Grupo Clarín. El Grupo que tanto colaboró para instalar, al kirchnerismo, en las alturas. Con la complacencia informativa que aquí se impugna. Ver “El tiempo sublime del romance”, cliquear.
Como se decía en el barrio, el Grupo Clarín hoy lo tiene de hijo al Gobierno. Lo sobra.
Hasta aquí, Magnetto, el triunfador convaleciente, le gana a Nuestra César en todos los frentes. La emboca.
En el manoseo imperdonable de los hijos de Ernestina, que incineró a diversos exponentes del humanitarismo.
En la compleja tergiversación de Papel Prensa.
En “La cronoterapia” (cliquear) de las cautelares.
En la desesperación del per saltum.
Por el camino del derrotero, aquí no hay Cigarra que valga. Pese a la bella inspiración de María Elena Walsh. Y al empeño tranquilo de Mercedes Sosa.
Carolina Mantegari
Redacción Final de Informe Oximoron,
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pero se permite la reproducción sin citar fuente.
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