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Lo menos malo y lo peor

Informe sobre empresarios de la Consultora Oximoron.

Carolina Mantegari - 8 de julio 2017

Consultora Oxímoron

Lo menos malo y lo peorescribe Carolina Mantegari
sobre Informe de Oximoron,
especial para JorgeAsísDigital

El empresario del momento, Marcelo Mindlin, El Pampa, socorre al Presidente Macri y se queda con IECSA, constructora familiar que se transforma en SADEC. Por el dominante Soterramiento, resta desprenderse de las salpicaduras del “carnaval carioca” de Odebrecht. Entre el desconcierto, el problema pasa a ser Ghella, la empresa italiana que moviliza fantasías. Y sospechas.
El hegemónico Mindlin se desprende de la fila de Elztain, y Los Werthein. Prescinde de la algarabía temporaria de Paolo Rocca, o de la reconstructiva cautela de Los Bulgheroni. Tampoco lo roza la hostilidad psicológica hacia Eduardo Eurnekián, instrumentada por el ministro Dietrich. O hacia Sigman, condicionado por la arbitrariedad de Quintana, eventual tallador del conflictivo universo de los medicamentos.
No consta en el informe la animosidad tradicionalmente adversa hacia Jorge Brito. Pero roza la ambivalencia institucional hacia Los Eskenazi, que se reponen del papelón amargo orquestado desde la jefatura de gabinete, y lanzado por Rodríguez Simón, Pepín.
Vaya aquí la primera parte (la publicable) del Informe Oximoron.

Bernardo Maldonado-Kohen
Director/Consultora Oximoron

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Macri. “Que los empresarios no se crean dueños de decirnos lo que tenemos que hacer”.
Grandes, medianos o pequeños, con un dejo de resignación los empresarios apoyan, mayoritariamente, al Tercer Gobierno Radical.
El máximo inconveniente reside en que no ganan dinero, al menos con su oficio técnico. Florecen explicaciones justificativas que relativamente los convencen. El dilema consiste en no “volver atrás”. Al “populismo” que, sin rigor, con una ligereza conceptual extraordinaria, conducía hacia el mito Venezuela.

Aparte los empresarios suelen quejarse por la presión tributaria que los paraliza y exaspera. Legitima la plancha económica.Lo menos malo y lo peor Sin condiciones para competir, ni siquiera con la sombra.
“Desde la tranquera para acá me atrevo a competir con Brasil. Desde la tranquera para allá no”, confirma la Garganta. Es poderosa.
Consta, a pesar de la malaria, que los consultados apoyarían de nuevo a Macri.
Cabe consignarlo, Macri es “lo menos malo”. Valor piadosamente insuficiente ante la inmanencia de “lo peor”. El retorno del populismo, personificado en La Doctora, quien se topa, sorpresivamente, con el rol reservado para los líderes revolucionarios que bajan de la simbólica Sierra Maestra. Arrojo que contrasta con su formación. Con su ontología cultural.
La opción entre “lo menos malo”, que hace mal lo que puede en el centro del escenario, o la vuelta “de lo peor”, sintetiza las tristezas de la actualidad.
Se despejan las iniciativas que contengan la mera asunción del riesgo, base catalizadora del pre-capitalismo. Faltan móviles y sobran pretextos. Abundan enunciaciones oficiales que derivan en amagues. Palabras que seducen pero no alcanzan.

Sin sudor y con lebacs

Macri: “El mundo nos admira”. “Tengamos compromisos a largo plazo». “Esto tarda en arrancar”.
Otra Garganta: “¿pero se puede saber por qué c… no se arranca?”.
Argentina se sepultó en el laberinto de la excusa. Cuesta sacarla.
Se culpabiliza al populismo que se creyó extinguido. Porque “se puede”.
Lo menos malo y lo peorParadójicamente, si 19 meses después no se arranca, es porque el maléfico populismo puede volver. Con mayor fuerza que antes. Incentivado por el resentimiento que produjo la atribución de culpas.
Corresponde quedarse quieto. Asumir la estética de la “plancha”. No poner una moneda ni crear ningún trabajo. Esmerarse para no recurrir al canuto personal. O multiplicarlo a partir de la algarabía de la bicicleta financiera, que ofrece mejores alternativas. Para capitalizarse sin sudor y con lebacs. Sin barullo de máquinas ni forzados madrugones. Aunque haya que despedir, dolorosamente, lo que se pueda. Mirar con rostro quejoso de reclamo y esperar que “esto arranque”. Por Godot. Como en el drama de Beckett.

Nostalgia del populismo

Macri: «Cada vez que hay 2% de inflación, te enchufan 4 y por las dudas te enchufan un aumento de 8”.
Los empresarios ni se irritan por el reto presidencial.
Se evoca a Guillermo Moreno. La nostalgia del populismo perdido.
Lo menos malo y lo peor“Con Moreno era un delirio. No lo justifico, pero con Moreno podías ponerte de acuerdo. Estaba chapita pero te daba el marco. Si cerrabas, te ponías a laburar”.
La Garganta, dirigente de industria pequeña y mediana, presenta la gestión pública como una manera sutil del onanismo.
“Aquí vas a verlo a Braun, y el pibe, tiernito y soberbio, te trata bien. O lo vas a ver a Cabrera, tan refinado y simpático. Quedan siempre en responderte pero nunca te resuelven nada”.

Exponente de la dirigencia industrial. “Al gobierno no le importa la industria, ni la producción, las empresas languidecen”.
Entre los consultados impera la alarmante interpretación psicoanalítica.
Perdura la irritante versión del conflicto no resuelto de Mauricio, a sus 58 años, con su padre Franco, de 87.
“Supone que todos los empresarios somos como Franco».
El conflicto con Papito aparece también cuando el Presidente se encuentra con empresarios jóvenes. Promesas. Muchachos con iniciativas, herederos de padres standard. Llegan con ganas de recaudar, mojar la medialuna en licitaciones, ser fuertes en la jungla de retornos y cometas.
Macri. “No crean, como me hicieron creer a mí, que los jóvenes son el futuro. No se dejen engañar. Son el presente”.

Addendum.
El informe (no publicable) concluye con el muestrario básico de rencores cortos que se extienden en el tiempo. Alude a figuras poderosas que mantienen cuentas pendientes. El potente banquero que tratan de debilitar. El octogenario que les lleva un campo de ventaja pero “se resiste a creer que aquí las cosas cambiaron”.
Se indaga en malos momentos que debieron atravesar por los despistes originados en la fantasía. Cuando compraron llave en mano las argumentaciones del financista que trataba de hacer monedas con la empresa expropiada que derivó en juicios millonarios.

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