Segunda carnalidad
Irán le sirve, a la Argentina, para alinearse con los Estados Unidos.
Consultora Oxímoron
escribe Osiris Alonso D’Amomio
Consultora Oximoron, especial
para JorgeAsísDigital
La reconocida carencia de una política exterior facilita la implementación del bonapartismo. Así sea, como en el caso de la Argentina, un bonapartismo aferrado a la improvisación. A la bartola.
Los occidentalistas domésticos, principistas y bastante distraídos, suelen espantarse ante el conmovedor aislamiento nacional. Se quejan, como tías impresionadas, por la alianza inquietante con la impresentable Venezuela Bolivariana.
Pero subestiman, en simultáneo, una suerte de encuadramiento explícitamente brutal con los intereses más prioritarios, en primer lugar, de los Estados Unidos. Y de Gran Bretaña y Francia.
Tres potencias unifican sus posturas, en el Consejo de Seguridad, para condenar la proyección nuclear del Irán. El país -la civilización- persa cumple, en la coyuntura, en el carrousel del internacionalismo, el rol del Mal. Junto a Corea del Norte.
Acusaban a Irán, con fuertes fundamentos basados en partes de inteligencia, de construir, en secreto, una planta nuclear. En un sitio, hasta hoy, no detectado. Como siempre, las potencias tienen razón.
Uranio enriquecido
En la semana, Mohammed El Baradei, Director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), del gobierno de Mahmud Ajmadinejad cumplió en informar, a través de una carta, que Irán cuenta con otra planta de enriquecimiento del uranio. Una segunda planta, en realidad. Se suma a la planta ya conocida, también de enriquecimiento del uranio, instalada en Natanz, a 250 kilómetros de Teherán, la capital.
De acuerdo al inocente optimismo de sus autoridades, la nueva planta, la secreta -según consigna la BBC-, va a dedicarse a «la generación de electricidad, a partir de la energía nuclear».
Pero se sabe que, al país malo, nadie le cree. Menos que inofensiva, la planta es sospechada, por las potencias hegemónicas que tienen licencia de enriquecedores, de utilizar las estanterías, en cambio, para la generación del armamento nuclear. De aquí a asegurar que el fundamento consiste en nutrir de armas al terrorismo, resta un paso.
De lo que se trata, aquí, es del bonapartismo (a la bartola) de la Argentina.
Dúdase, al cierre de este despacho, si el realineamiento es debido a la influencia intelectual del embajador Timerman, o del inadvertido canciller Taiana.
Lo gravitante es que Argentina aprovecha la oportunidad para transformar, el «tema Irán», en el inconcebiblemente exclusivo motivo del mensaje de la señora Presidente. De La Elegida, hacia el principal foro de las Naciones Unidas.
Una manera de enviar, asimismo, bastante más que un lazo de gestualidad, hacia la primera potencia. Desde Estados Unidos se tornaba evidente, hasta ayer, el expresivo ninguneo hacia la Argentina. Originado, sobre todo, después de aquella catastrófica Contracumbre de Mar del Plata, donde se alcanzó, a juicio de Oximoron, el punto más alto, en materia de desatinos, de una diplomacia a la deriva. Que mantiene ausente, aparte, a los especialistas que saben.
Amante de lunes
Por lo tanto -para Consultora Oximoron-, se asiste, acaso tardíamente, al segundo tramo de las relaciones carnales con Estados Unidos.
La novedad consiste en lo específicamente contranatural de la segunda carnalidad.
Clandestina, casi vergonzante. En secreto, como se construye la segunda planta de Irán.
Es como si la Argentina fuera, para los Estados Unidos, una amante de lunes.
Se legitima, a través de la flamante carnalidad, la comitiva que acompañó a La Elegida, hacia Nueva York. A los efectos de situarse en la vanguardia de la ofensiva desatada contra Irán, el degradado malo, animador excluyente del Eje del Mal.
Para ratificar la condena, por el terrible atentado a la Amia, de quince años atrás. En un mensaje expresado por la más alta autoridad institucional del país, en presencia de las autoridades comunitarias, y de los familiares emblemáticos que se desplazaron especialmente.
Sobre los 85 muertos, a través de La Elegida, Argentina replanteaba su posicionamiento geopolítico. Hasta atreverse, incluso, a expresar el pedido, entre insólito y utópico, a la máxima autoridad de Irán, Mahmud Ajmadinejad, simbólicamente presente en la sala, de la extradición de los sindicados como terroristas. Sobre todo la extradición de Ahmad Vahidi.
Trátase, en la actualidad, del Ministro de Defensa designado por Ajmadinejad. Con competencia específica en la cuestión nuclear. Cartón lleno. Tarea cumplida.
Bajo cuerda
Habrá que tomar en serio, acaso, a los elitistas informados del kirchnerismo. Los que se jactan, confidencialmente, de tener, la Argentina, un arreglo por lo bajo. Es decir, bajo cuerda, contranatural, con los Estados Unidos.
La alucinatoria visión de la política internacional pudo percibirse, con infinita claridad, en la explotación del atentado atribuido a Irán.
Sin embargo, tampoco debieran subestimarse la magnitud de los servicios implementados, por Argentina, para colaborar con la «cuestión Colombia». El país -Colombia- estructuralmente partido por los ataques del terrorismo, y por el acoso patriótico de los latinoamericanistas que le reprochan «la presencia de marines norteamericanos, en siete bases».
En especial, pudo notarse la gestualidad en la última reunión de Bariloche. Donde, curiosamente, La Elegida no se deslizó entre los habituales papelones de superioridad. Al contrario, se mostró eficaz, hasta para conducirse en medio de las tensiones y atenuar la litigiosidad continental hacia el arrinconado presidente Uribe, de Colombia.
Besitos en la mejilla
Los dos besos formales que le proporcionó Obama, en la mejilla, a La Elegida, son tan tardíamente auspiciosos como las fotografías, que se exhiben como trofeos para quebrar la idea instalada del asilamiento. Tampoco fue nada casual la ubicación de La Elegida, estratégicamente cerca de Obama, en la cena de Nueva York. Consecuencias de motivos escasamente espontáneos. Según nuestras fuentes, Timerman movió las influencias poderosas de la comunidad agradecida para situar, a La Elegida, en semejante posición de extraño privilegio.
De todos modos, el bonapartismo (siempre a la bartola) prosigue.
Podrá renovarse con el pintoresquismo reconfortante que aguarda, después de Pittsburg y el G-20, en la Isla Margarita.
Donde Chávez, de la Venezuela Bolivariana -aliada estratégica del Irán de Ajmadinejad- le prodigará, a La Elegida, otros besitos en la mejilla. Para espanto de los occidentalistas domésticos. Los que tomarán, acaso, este razonamiento de Oximoron, como una provocación intelectual.
Mientras tanto, con superior pragmatismo, y con ninguna solidaridad con los «intereses prioritarios de Argentina», Lula se dispone a recibir, en Brasilia, a Ajmadinejad. En el próximo noviembre. Y a retribuirle la visita, en mayo del 2010, en Teherán. Sin pudores ni culpas. Sin la menor necesidad de desgastarse en gestualidades. Diferencias, digamos, de identidad.
Osiris Alonso D’Amomio
para JorgeAsísDigital
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