Depilación total de la Cultura PRO
La Civilización Milei supo captar para su identidad la música barroca de Federico Sturzenegger, El Bailarín Compadrito.
La Civilización Milei supo captar para su identidad la música barroca de Federico Sturzenegger, El Bailarín Compadrito.
Milei se dispone a repetir el error de Mauricio. Prefiere enfrentar en 2025 a La Doctora.
El Poder del G20 cotiza mejor que el “ilusionismo socializante” de la ONU. Estilo multilateral a la carta.
Momento pleno de inflación baja, pero de ambición larga.
Acaso peronismo sea todo aquello que subsiste después de las declinaciones de las modas dominantes.
Para mantener vigente la insustancialidad del poder en el país donde todo termina invariablemente mal.
Es el conductor que desconoce hacia dónde dirigir la barca descuajeringada del país.
Justamente cuando la sociedad le pasa la factura de la indiferencia.
El primer gran error fue la cadena dominguera nacional. El segundo, festejar el veto miserable con la chiquilinada del asado.
Para rescatar al gobierno endeble había que captar las permeables voces del radicalismo que se encontraba en banda.
Milei se queda en el amague y no avanza, persiste en el enojo, o en la jactancia de la agresión.
El Panelista de Intratables le aplica, desde la presidencia, el juego apasionante de las milanesas combinadas con anfetaminas y Valiums.
Desde la debilidad básica, supo imponer la magnitud del Fenómeno, que se encuentra sostenido por la insolencia de los desbordes.
Milei gobierna desde las redes sociales y a canilla libre con los sustanciales jaimitos que paulatinamente empodera.