Al reconciliar a Arabia Saudita con Irán, China planta influencia mientras acentúa la ostensible pérdida de Estados Unidos.

Ante la algarabía de Trump (que prepara su regreso) y el perverso sarcasmo de Putin.

Los desinformados lo presentan como un diferendo fácil. Es entre un estado moderno (Israel) y el terrorismo (Hamas).

Para el rigorismo saudita ya asombrosamente deja Israel de ser tildada “la entidad sionista”.

Aparte, de rebote, Jared puede coronar la jugada, para su suegro, con el Premio Nobel de La Paz.

Pero es lo suficientemente racional para no comer vidrio.
Ni introducir, a su nación, en otro Afganistán, cementerio de los

Qatar reluce su riquísima soledad en el conglomerado de los países del Golfo.

Pocos días después del asesinato de Nisman, el portal investigó aquel cuentito de la transferencia de energía nuclear.