Mauricio y Alberto agotaron el crédito de los porteños
Intentos de vertebrar un nuevo Frente. Alejado del manto incinerado del Ángel, como de la intensidad perjudicial de La Doctora.
Intentos de vertebrar un nuevo Frente. Alejado del manto incinerado del Ángel, como de la intensidad perjudicial de La Doctora.
Lo que fue el Movimiento quedó reducido a la nostalgia involuntaria de la ideología.
Emerge un gobierno nuevo que se desprende del fracaso del gobierno viejo que les resultaba ideal para combatir.
Por la prueba de amor Alberto se reconcilia con La Doctora y elimina a Trotsky como factor de irritación.
Y al final chorizos. Alberto no cambia nada, pedalea a los Espartacos y se desquita ante un churrasco a caballo.
Mientras tanto el poder de ambos se disipa. Y a La Doctora le cuesta asumir el fracaso (siempre ajeno).
El gobierno de La Doctora que preside Alberto Fernández ya casi no existe. Es un paréntesis que se cierra paulatinamente.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es una ilusoria muestra de onanismo colectivo.
Aunque El Poeta, sin el aval de La Doctora, se disuelva con la celeridad de la sacarina.
El desastre es colectivo. La mala política es sepultada por la catástrofe de la economía.
En el país del federalismo falso, los gobernadores se fastidian. Por la centralidad absorbente de Buenos Aires.
Argentina es extraordinariamente más compleja que la prioritaria Buenos Aires.
En un país de estricta cultura presidencialista, es cruel mantener un presidente debilitado por la perversa divulgación del propio discurso.
Con la sucesión de goles en contra, el congelamiento de precios y hasta el caos inmobiliario mapuche, los peronistas van...