Se viene la peste de transparencia
Hay muchos Asustados por Los Impresentables.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
El tercer error, el peor de todos, consistió en el irresponsable acto de morirse.
Osiris Alonso D’Amomio
En las bóvedas del banco (Hipotecario) empotradas en sendas casonas de Gallegos o El Calafate (y últimamente en dos departamentos de Puerto Madero).
Serenella Cottani
La epidemia de decencia, desatada desde el Norte, se dirige nomás hacia el Sur. Pasa por Brasil y hace estragos. Baja.
La temible peste de trasparencia se intensificó a partir de la consagración de Francisco. Amenaza con ser armónicamente devastadora.
Juntos, otra vez, El Vaticano y Washington procuran liberarse del flagelo de los demócratas ladrones. Con intensidad oportunamente similar supieron liberarse de los dictadores, a los que también apoyaron.
Los que disfrutaron de la complacencia. Y de la complicidad. Permitían hacer negocios extraordinarios y combatir el desaparecido comunismo.
Nunca olvidar aquella cita de Franklin Roosevelt:
“Somoza es un hdp. Pero es nuestro hdp”.
Dos “por todo”
Que La Doctora, en su cuesta abajo, vaya “por todo” es viejo. No asombra.
El problema es que “por todo”, en adelante, también va El Grupo Clarín.
Para ambos contendientes, dos culpables que signan la Guerra-Divorcio, el mensaje es recíprocamente claro.
Consiste en la intención aniquiladora del otro.
Lo demostró La Doctora. Cuando habilitó el despliegue de Guillermo Moreno -El Motor del Cristinismo- en la asamblea de accionistas del Grupo Clarín.
Morenito fue acompañado de Axel Kicillof, El Gótico, un correcto subalterno que ponía severo rostro de “culata”.
Y de Daniel Reposo, el abogado de la SIGEN. Aquel “boga” básico que Amado Boudou, El Descuidista, intentó instalar como Procurador General de la Nación. Pero el pobre, por su insolvencia, se estrelló contra el paredón del Senado.
Pero sobre todo quien acompañó a Morenito fue Alejandro Vanoli, titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV).
“Vanoli es precisamente el mensaje”, confirma la Garganta.
“La presencia de Vanoli -insiste- fue una vulgar advertencia, una extorsión”.
Representa el recordatorio del poder que le confiere, a la CNV, la impuesta Ley del Mercado de Capitales.
A través de Moreno-Vanoli, La Doctora le envió a Héctor Magnetto, El Beto, el apriete ilustrativo.
Aunque quien lo recibió fue el inofensivo Aranda, segundo de Magnetto, un cuadro intelectualmente preparado para conducir el changuito en el supermercado Disco.
La extorsión física de Vanoli, en la comparsa festiva de Moreno, significa confirmar que, en cualquier momento, la CNV plantea intervenirle el Grupo. Aunque sea por treinta días.
“Intervenir el Grupo Clarín, en un año electoral, sería un suicidio político”, continúa la Garganta.
Lo cierto es que Moreno no tuvo ningún reparo en mostrarlo la ametralladora metafórica de Vanoli, parte del plantel estable.
Aunque Vanoli permaneció tan calladito como “el culata” Kicillof.
Sin embargo la patología está lo suficientemente instalada como para inspirarse en la racionalidad. No es aconsejable.
Si algo se le debe reconocer a La Doctora es, precisamente, su audacia.
Pero el Grupo Clarín dista de quedarse quieto. Se ubica en la patología del divorcio conflictivo y habilita a su misil principal a embestir sobre los dos pesados. Pilares que sostienen la gran parte de la estructura de hormigón. El negocio que se vende, en sociedad, como “modelo”.
Uno, Julio De Vido, es el peronista cultural, bastante previsible. Entraba en todos los partes estratégicos.
Pero es el otro, Jorge Brito, el banquero, quien inquieta más. Por sus colosales ramificaciones que dejan contados ausentes. La mayoría de los caminos conducen a Brito.
Conecta con el otro negocio sustancial: el de la política.
Se explica entonces la persistencia de tanta gente asustada.
“Esto hay que pararlo, se cae todo”, confirma otra Garganta.
Sobre todo porque tiemblan las bases presuntas de otro arreglo.
“Legitiman la inexistencia de la oposición, sobre todo de la radical. ¿Por qué no aprovecha el radicalismo si el gobierno se la deja siempre servida?”.
Como si se asistiera a una suerte de Pacto de Olivos permanente. Situación que desvela, y brinda el lucimiento de la centralidad, a la señora Elisa Carrió.
Por si no bastara, a los efectos de encarar la batalla final, trasciende que Clarín contrató los servicios de una agencia aún más inquietante. De inteligencia y seguridad. Norteamericana.
Vinculada, al menos en la mitología, a la CIA.
Ampliaremos.
Asustados e Impresentables
Por la epidemia de decencia que se viene abundan, por aquí, los Asustados que agotan las pastillas de carbón.
Los que buscan vacunarse contra la peste de transparencia, que invariablemente llega.
Temen, entre las turbulencias de la purificación, que otros, muy pronto, se dispongan a hablar. A contar cómo -por obediencia debida- se la llevaron.
Con la energía. Con los subsidios. Con los sobreprecios. En la búsqueda inútil de la protección.
Otros, lo único que quieren es irse.
A la formidable legión de Los Asustados, les cuesta aún creer cómo es que los grandes “ladris”, los excelentes armadores de negocios que supieron llevarse puesto el Gorro Frigio, y que armaron un aparato económico-delictivo que juntó innumerables miles de millones de dólares, le dieron atributos, para manejar la fortuna, a Los Impresentables.
Como los calificó, con su agudeza habitual, la cientista política Marina Calabró.
Los Impresentables arrastran, hacia la ciénaga del fracaso, al cristinismo, sometido cotidianamente a la degradación.
Al grotesco hereditario de la década rifada.
¿Cómo haber confiado en Impresentables semejantes?
La respuesta alude a la frase que suelen utilizar los casados hartos, para no divorciarse.
“Por los chicos”.
Aunque sean, los “chicos”, una manga de grandulones. A los que sus padres, los que comen la parte del león, no saben decirles tiernamente que no.
Sobre todo cuando les traen amigos intachables para colaborar. ¿Cómo negarse?
Mientras el país estaba conmovido con el velatorio de El Furia, uno de Los Impresentables no vaciló en abrir una de las cajas ocultas de Fort Knox (cliquear).
Situada -como anticipó Serenella Cottani- en Puerto Madero.
Para agarrar treinta, cuarenta, acaso cien. Piedra libre. ¿Ampliaremos?
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
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