Masturbar al miserable
2012 arrancó, y se agotó, en la provincia de Río Negro.
Consultora Oxímoron
sobre Informe Oximoron
Redactora final Carolina Mantegari
especial para JorgeAsísDigital
Novela negra
Introducción
Epílogo clásico de novela negra.
2012 arrancó como concluyó. En Río Negro, la provincia tal vez más esquizofrénica. Donde cuesta integrar las distancias de General Roca y Viedma. Sobre todo con Bariloche.
La historia se agudiza con el balazo emancipado que sale del arma de la señora desairada. Susana Freydos asesina, pasionalmente, al gobernador Carlos Soria. Su marido.
Las esquirlas políticas del balazo alcanzan a pulverizar, también, hacia el final del año, los cristales frágiles del relato cristinista.
Armado artificialmente. Con la potencia rescatable, apenas, para la literatura.
Osiris Alonso D’Amomio
Director de Consultora Oximoron
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A los oficialistas, profesionales del optimismo, como a los opositores menos distraídos, les conviene no asumir el estallido del modelo. El fin. The end.
En la gran favela de Bariloche.
Mera consecuencia técnica -para Oximoron- del enfrentamiento interno del gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck -frepasista espiritual del Frente Grande-, con el senador Miguel Pichetto. Peronista cultural y postergado frecuente. Se recuerda, en especial, de Pichetto, su rostro de Humphrey Bogart, en la madrugada de Cobos y su voto No Positivo.
Nuestro Bogart de entrecasa fue postergado, primero, por Néstor Kirchner, El Furia, que prefirió aliarse con el radical Saiz. Porque lo escogía la sociedad.
Después Bogart fue postergado también por Cristina, Nuestra César, en 2007. A favor del mismo Saiz, que cerraba su ciclo.
El pragmatismo lo dictaba. Los radicales gobernaron Río Negro demasiados años.
Hasta que el peronismo, a través de Soria, reconquistó la provincia en 2011. Pero fue sólo por veinte días. Hasta que la novela negra, a través del balazo emancipado, produjo la asunción de Weretilneck. El militante del Frente Grande se reportaba a dos ministros emparentados entre sí.
Nilda Garré, “La Dilma que no fue”. Y Abal Medina, El Abalito.
Weretilneck es otro ejemplo emblemático del frepasismo tardío. Saltador de garrocha que iba, en principio, detrás de los radicales. Pero giró admirablemente en el aire, en pleno desplazamiento, cuando Mendioroz, su candidato, perdió la interna con el “saizismo”. Entonces -según consigna Oximoron- Weretilneck saltó para arreglar. E ir, como segundo, del peronista Soria, El Gringo. Hasta la noche del balazo emancipado de la voluntad de la señora Freydos. Emociones violentas.
Favelas de Bariloche
Antes que estallara el modelo del relato, estalló otra fragilidad. El acuerdo de Pichetto-Bogart y Weretilneck.
Sin acceso a los fondos nacionales (bloqueados, para los frepasistas, por Pichetto) Weretilneck decidió funcionar con el presupuesto básicamente local. Dio de baja cien mil planes sociales. Dieciocho mil de ellos -consigna Oximoron- pertenecían a los desposeídos de Bariloche, precisamente la localidad más castigada por el gobernador. Porque mantenía un alcalde pichettista. O bogartiano.
Significa confirmar que la favelada Bariloche estaba doblemente castigada. Por la impericia de la nación y la esquizofrenia de la provincia. En una ciudad turística que evoca la espléndida opulencia de Río de Janeiro. Con nieve, en lugar de mar. Y con un favelón inquietante que preside, desde la altura, el panorama demagógicamente majestuoso. Sirve para inspirar la sexualidad de los “mieleros”, el esquí inicial de los adolescentes de fin de curso, y para atenuar la pasión de los golosos con los chocolates de Mamushka.
El padecimiento de los sectores más indefensos de la sociedad incitaba perfectamente a la acción directa que se veía venir. Hasta que vino.
Las escenas de los saqueos y los despojos fueron propagadas, inicialmente, sólo por TN. Pero pronto hasta los cuantiosos canales “modélicos” no tuvieron otra alternativa que reflejar aquel bochorno sociocultural que se multiplicaba.
En la noche, Luis D’Elía, el máximo emblema estético de la ideología cristinista, era el único valiente que se atrevía a poner. Y algunas palabras que no fueron incendiarias para la piel de amianto.
Aparte salió también El Abalito. Pero el frepasista tardío se sepultó al acusar, al boleo, a los sindicalistas del adversario. O sea, del peronismo.
Los Miserables. Víctor Hugo.
El “efecto contagio”, de la favela de Bariloche, inmediatamente iba a prender en los otros distritos, plagados también de desposeídos, que fueron irresponsablemente franeleados durante nueve años.
Son lugares superpoblados donde abunda, aparte de la desigualdad que se agudiza, el resentimiento.
La frustración popular ante las masturbaciones argumentales del relato. Del desposeído rebelde, colectivamente ventajero, desencantado.
Campana, Gobernador Gálvez, San Fernando. Flores. Por todas partes emergía el rostro más trucho de la Revolución Imaginaria que impulsa el oral cristinismo. Incansable, desde su comando en Carletto, Puerto Madero. Donde se baja la línea contra el lumpen proletariado. Como aquellos prematuros gorilas del 45. Aunque eran herencia, ahora, del “neoliberalismo”.
En la evaluación de Oximoron, Los Miserables de Víctor Hugo quieren vivir, abajo, también como Boudou, El Descuidista.
Con sus motos y -sobre todo- con su impunidad.
“Es una hipocresía suponer que los miserables deben conformarse con el placebo de los planes”, confirma la Garganta.
Son también -Los Miserables- ventajeros, y lícitamente descuidistas. Quieren plasmas.
Pero sobre todo son desesperados que quieren -concluye Oximoron- salvarse.
Desde hace nueve años, el kirchner-cristinismo se dedica a masturbar, con discursos y relatos, a los sectores más indefensos de la sociedad. Económicamente hipersensibles. Con el cuento de la Revolución Imaginaria. Con la tergiversación cínica de los indicadores. Con referencias laudatorias hacia la disminución de la brecha de la desigualdad social. Estafa imperdonable.
El modelo explotó por donde debía. Las clases populares. Destinatarias, supuestamente, de las bondades revolucionarias de su acción.
El Bis
El frepasismo tardío consigue la hazaña admirable del bis. La repetición.
Logró que Nuestra César también tenga, como su antecesor De la Rúa, los saqueos que estremecen los televisores del mundo. Con sus respectivos muertos.
Dos. Como fueron dos las muertes irresponsables del Parque Indoamericano.
Aún no aparece el opositor que se tiente, siquiera, con aludir a “Los Kosteki y Santillán del cristinismo”.
Pobre Pichetto. El Barilochazo le viene justo, a nuestro Bogart de entrecasa, cuando está por ser ungido, según nuestras fuentes, como Presidente Provisional del Senado.
Segundo en la línea sucesoria, después del clavel del aire, la causa perdida de Boudou.
Por el programado desplazamiento de la senadora Rojkés de Alperovich. Que para Oximoron le viene a don Alperovich -el radical que se hizo cargo del peronismo- de maravilla.
Cuando, como confirma la Garganta, “lo que quiere El Ruso es tomar distancia”.
Es de esperar que, por el estallido del modelo, con Pichetto, el Bogart de entrecasa, no se reitere el hábito del desplazado. Frecuente.
Carolina Mantegari
Consultora Oximoron, Redacción final,
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