Placas de medio término
El siglo desde 2001 a 2021. Examen cada cuatro años.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
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Finales
Las elecciones legislativas de medio término se imponen como el chequeo general que examina el estado de un gobierno.
Cada cuatro años, las placas marcan la consolidación o -lo más frecuente- la declinación.
2001.- final de Fernando De la Rúa.
2005.- final de Eduardo Duhalde.
2009.- final de Néstor Kirchner.
2013.- final de La Doctora.
2017 en cambio marca, pese al triunfo, el final de Macri (y el regreso de La Doctora).
En tiempo de pandemia, aquí Rocamora propone la excursión por las legislativas de medio término, registradas en lo que va del siglo.
Y nos abre el epílogo preparatorio de 2021.
Con el enigma respectivo. Consolidación de Alberto Fernández. O la obvia declinación.
Carolina Mantegari
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2001-2005. Cuaterno de Duhalde
2001. La placa marca los 90 días antes del colapso.
Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), vence a Raúl Alfonsín, El Providencial.
Signa el final del gobierno de la Alianza Radical Frepasista que presidía Fernando De la Rúa, El Traicionable.
Pronto se entienden Duhalde y Alfonsín y De la Rúa parte en helicóptero.
Desfile de presidencias rápidas. Tres días de Ramón Puerta, Tengo Mil Novias.
Una semana de Adolfo Rodríguez Saa, Rey de la Puntanidad.
Estación Terminal. Duhalde.
La benevolencia de la historia atribuye a la muerte de dos militantes la precipitación de Duhalde para sacarse de encima la presidencia. 2003.
Debía evitar que el poder volviera a Carlos Menem, El Emir.
Enemigo interno que fue amigo. Compañero en la fórmula ganadora. 1989. Menem-Duhalde. ¡Síganme!
Diez años después Menem disfrutaba la derrota de Duhalde. Ante De la Rúa.
Entonces Duhalde se disponía a completar, en 2002, el mandato de quien lo había vencido en 1999.
Pero en 2003 Duhalde ya subastaba la candidatura presidencial.
La placa muestra a Carlos Reutemann, José De la Sota, Felipe Solá.
Al final la sortija fue para Néstor Kirchner, El Furia. El que puso. En especial ganas.
En 2003 Duhalde expulsa a Menem del primer plano. Coloca como presidente a Kirchner.
El Flaco del sur venía de gobernar Santa Cruz. Tenía el mérito de ser un desconocido. Pero Duhalde tenía la obligación profesional de conocerlo.
(“Ese te va a c…”, le dijo Luisito Barrionuevo, El Bandeja, a Duhalde.
Palabras proféticas).
2005-2009. Cuaterno del Furia
La placa marca las escenas del peronismo conyugal, cliquear.
En las legislativas de 2005 Kirchner expulsa a Duhalde del primer plano.
La Doctora, esposa de Kirchner, le gana la senaduría a la señora Chiche, Hilda, esposa de Duhalde.
El Furia impone pronto el Sistema Recaudatorio de Acumulación. Con Alberto Fernández, El Poeta Impopular, de Premier.
Hace, con el país de la soja, lo que se le ocurre.
En 2007, El Furia comete el error de no reelegirse y coloca, en la presidencia, a La Doctora. Para arrepentirse de inmediato.
Padece la abstinencia del poder. Acelera conflictos que jamás hubieran existido con él de presidente.
Nunca se hubiera peleado con Clarín. Menos con Hugo Moyano, El Charol.
Dos grandes aliados, Magnetto y Moyano, que blindaron su hegemonía.
El Conflicto del Campo tampoco hubiera tenido lugar.
(Interpretación contrafáctica inspirada en información confidencial).
La placa de las legislativas de 2009 marca el final de Kirchner.
Cae derrotado por el “alica alicate» de Francisco de Narváez, El Caudillo Popular.
Un Caballero de Negocios, astuto, condecorado por la suerte.
Aliado con Solá y Mauricio Macri, alcalde del Maxi Quiosco de Artificio Autónomo, próximo Ángel Exterminador.
2009-2013 Cuaterno de La Doctora
Como fenómeno político y recaudatorio, el kirchnerismo concluye en octubre de 2010.
La placa marca el verdadero comienzo del doctorismo.
En las presidenciales de 2011 La Doctora humilla a los adversarios. Los golea.
Ciclo de hegemonía y simultánea declinación.
Signado por el estruendo de los conflictos.
Por la bartolera tentación de “ir por todo”.
La placa muestra que en las legislativas de medio término de 2013, después del colosal manejo del suspenso, Sergio Massa, El Percutor, percuta la invención “Doctora Eterna”.
Aliado con Macri, con Solá, aquí Massa cuenta también con el ansioso apoyo de Alberto Fernández.
Para estupor de Tito Lusiardo, alias Juanjo, El Poeta Impopular se adueñaba de la campaña.
Incluso, si lo dejaban, se apropiaba del triunfo.
2013-2017. Macri. Antes. Vísperas del después
La placa ilustra el ciclo agónico de La Doctora. Imposturas heroicas, peleas con buitres.
Saltos continuos de los “pibes para la Liberación”. Perversidad de infinitas cadenas nacionales.
Ciclo signado por la descapitalización política de Massa y por el ascenso irresistible de Macri.
Acierta el Ángel Exterminador al saltar, desde el frente natural con los peronistas, hasta el acuerdo contranatural con los radicales que ponían el territorio.
Y con la Coalición Cívica, que aportaba la transparencia.
Insumo cotizado el de la transparencia, por el desastroso epílogo del Sistema Recaudatorio de Acumulación.
En 2015, La Doctora repite el error de Menem y no respalda a Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.
Entonces Scioli queda como aquel Duhalde vencido por De la Rúa.
La Doctora, según la placa, aún no sabía ser jefa. Tampoco sabía conducir ni armar.
Macri lo vence a Scioli. Cae también, en su cuesta abajo, Massa.
2017- 2021. Cuaterno de incertidumbre. Alberto
Buen producto desperdiciado, la placa ilustra que Macri desperdicia también su gobierno.
Se extravía en el gradualismo y la inoperancia. Esmero intenso en la insustancialidad.
Como Kirchner en 2005, sale triunfante en la resonancia de 2017.
Gana a La Doctora en la elección clave del medio término.
Con la ostensible ayuda de la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo.
En la Buenos Aires inviable se impone a través de Esteban Bullrich, El Larguirucho.
Pero la consolidación del macrismo político coincide con el agotamiento catastrófico de su economía.
Nadie calculaba, en la placa, que pulverizada La Doctora iba a asumir, de pronto, la condición de jefa.
Aprende la lección de 2017 y se dispone a unir lo desunido.
Se reconcilia con Alberto, el operador que representa al Randazzismo (sin Randazzo).
Se saca una fotografía en el Museo Justicialista de Matheu.
Pacta con quien le perforó el proyecto de eternidad en 2013.
Así como se alió con Macri (y Alberto) para percutar a la Doctora, ahora se aliaba con La Doctora para percutar a Macri.
A través de Alberto Fernández. Con La Doctora como vice.
Epílogo abierto
Enternecen quienes establecen diferencias entre La Doctora y Alberto.
Entre el kirchnerismo duro (que no existe) y la apertura.
Merced a la pandemia, Alberto crece en la incertidumbre.
Pero ocurre que La Doctora, en la placa, es la jefa política de Alberto.
(Expresión de deseos de los que plantan la idea del albertismo para 2021).
La Doctora es también la jefa de dos muñecos meritorios con similares ambiciones.
Axel, El Gótico, que gobierna La Provincia Inviable.
Y Máximo, En el Nombre del Hijo, que contiene la organización política más aceitada, La Cámpora.
Con estrategia de poder (para un modelo de país enigmático).
De quien La Doctora es par es, en cambio, de Sergio Massa, siempre un valor agregado (aunque el “valor” de lo que “agrega” sea otro misterio).
Claro que, para las placas de 2021, Macri y Vidal también planifican volver.
Perforar al doctorismo y tener lícita revancha en 2023.
Como Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, que debe, asociado a Vidal, desde el Maxi Quiosco, consolidar su ambición.
Pese al riesgo, que asume Geniol, de la indeseable visibilidad.
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