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Estamos, Butch, en problemas

Para Oximoron, sólo con una nueva administración podrá reconstruirse, para la Argentina, la credibilidad extraviada.

Carolina Mantegari - 19 de junio 2014

Consultora Oxímoron

Estamos, Butch, en problemassobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari
especial para JorgeAsísDigital

Introducción
Credibilidad agotada

«Para negociar, la Presidente argentina hoy es un impedimento», confirma la Garganta, telefónicamente, desde New York. “Y con su ministro de Economía es peor”.
Pese a las invocaciones -en contrario- del Santo Padre Francisco, la Argentina desperdicia la etapa más floreciente. En la que no pudo, por impericia, proyectarse.
Asediada por conflictos heredados, y mal manejados, que la exceden, La Doctora se pone el país de sombrero.
Asoma un riesgo de default más grave que el de 2001. La Doctora choca, con virulencia, la calesita que no aprendió a comandar.
Explicación básica para los picos de stress que anteceden a la depresión. En vísperas de euforias similarmente perjudiciales.
El crédito de la confianza está agotado. Ya no le fían.
La manera más eficaz de ayudarla -como lo solicita el Santo Padre- para una buena culminación, consiste en aproximarle la línea de llegada.
Como en 1989 se le aproximó a Raúl Alfonsín, a quien la historia registra como modelo de demócrata.
Para Consultora Oximoron, los 18 meses de distancia se imponen como una dificultosa eternidad. Inmanejable para el país quebrantado. Sometido a la próxima frivolidad de una campaña doble. Onerosa e interminable.
Según Oximoron la salida del laberinto sólo puede racionalizarse a partir del acuerdo político y económico. Entre el oficialismo deteriorado y los “opositores envueltos”. Entendimiento que Oximoron, por facilidad expresiva, prefiere denominar “Moncloa”. Para compartir, en materia de responsabilidad, las trascendentes decisiones que deben tomarse.
Mientras tanto, para Oximoron, debiera cancelarse la pedantería costosa de las PASO. Y adelantarse la elección presidencial.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron
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1.- La ginebra desastrosa

Estamos, Butch, en problemasEn el minuto final, al verse rodeado de los militares bolivianos que apuntaban, antes de salir a inmolarse, Sundance Kid le dijo a Butch Cassidy:
“Creo que estamos, Butch, en problemas”.

La dramática situación actual le queda muy grande a La Doctora. Su desconcertado ballet no se encuentra entrenado para las necesidades del espectáculo. La gravedad de las circunstancias la sobrepasan.
Pero el drama parece quedarle holgado también a la gran parte de la tildada oposición. Una serie de ballets envueltos en papel de aluminio. Ubicados al borde de la parrilla.

Acontece que el cristinismo, en el epílogo, les descarga en el combo, a los eventuales sucesores, el clavel suplementario de 35 mil millones de dólares.
7 mil son “a la cuenta del otario” de YPF. Es la broma de Tinelli que a los billetazos limpios impulsó Kícillof, El Gótico. Con acento en la primer “i”. Apellido esdrújulo, nunca grave.
10 mil son del “acuerdo secreto” con el Club de París. Otro gran mérito de Kícillof. Billetazos que el “opositor envuelto” debe comerse doblados.
Y 18 mil, ahora, pertenecen a la cuenta de los bonistas, reestructurados o no. Con Los Buitreros que nos envían hacia la compleja colectividad del descenso. Llamado -por paquetería- “default”.

Estamos, Butch, en problemasLa carencia absoluta de credibilidad de La Doctora apenas complementa la sistemática ineptitud. Los efluvios permanentes de la mala praxis, que surca la falta de gestión y deja, como balance social, un polvorín de subsidios.
El cóctel, de por sí, es desastroso. Como la “ginebra desastrosa” del tango “Fangal”.
Para colmo, la impericia compartida contiene el marco de la prematuramente desatada competencia electoral. Con su blanda carne de encuestas.
Frivolidades relativas hacia aquello que debe decirse o conviene callarse.
Entonces “estamos, Butch, en problemas”.

2.- Caída de la estrategia del pedal

Conste que ni siquiera se trató de un fallo. Apenas fue una banal resolución de la Suprema Corte de Estados Unidos. Derivó en la antesala de la tormenta.
De nada sirvió contratar los servicios del “lawyer” Paul Clement, a los efectos de encarar “la estrategia del pedal”, cliquear.
Como lo contó Maldonado-Kohen, el doctor Clement le fue recomendado a La Doctora, según sus fuentes, por George Soros, el amigo volteado del señor Elztain.
Clement traficaba supuesta influencia sobre los miembros republicanos de la Corte que nos iba a embocar.
Tampoco sirvió para un miserable pepino la patriótica delegación de legisladores que comandaba Domínguez, El Lindo Julián. Con sus respectivos “opositores envueltos” para la piedad.

Estamos, Butch, en problemasEn el desborde del monólogo decepcionante, La Doctora mencionó, para colmo, la palabra “extorsión”. Justamente la que terminó con la libreta del fiado.
¿Acaso, en su grave impericia, la presidente argentina sostenía que la Suprema Corte de Estados Unidos era cómplice de un mecanismo extorsivo?
Sólo mantuvo cierta convicción en las marcas venerables del rostro castigado.
En la calculada improvisación, La Doctora prefirió delimitar las responsabilidades, para reservarse el rol de la ejemplaridad. Como si la Continuidad Jurídica del Estado no existiera. O no hubiera asumido aún el desafío de hacerse cargo de la totalidad del combo. Sin purificarse con la enumeración de las culpas históricas.
Como si, junto a El Furia, el marido extinto, no hubieran estado al mando del país invertebrado durante los últimos once años.
Estamos, Butch, en problemasJuntos, aparte, La Doctora y El Furia, supieron ufanarse de la apodada “reestructuración de la deuda”. Presentada como una magnífica hazaña. Aunque la epopeya heroica derivó en la representación del gran fiasco. En la impostada tergiversación enriquecida por la magia del relato. Tan catastrófica como la confiscación de Repsol YPF. Atrocidad que les permitió a los “titanes catalanes” (cliquear) realizar el negocio de sus vidas. Conste que, en el carnaval del mundo a la deriva, cuesta encontrar un país invertebrado que proporcione, de pronto, un billetazo de 6.500 millones de dólares vivos. Frescos.
Billetazos pagaderos en la cuenta del futuro, en cheques diferidos, debidamente descontados por la banca Morgan.

3.- Aros de cebolla frita

De todos modos, en el esplendor de su debacle, el cristinismo se las ingenia siempre para mantener la iniciativa. Y envolver a los opositores sin alternativas, con conductas que dependen de las encuestas.
Con los opositores envueltos, es posible utilizar hasta el cuento del patriotismo, útil para encarar las “políticas de estado”. Y hasta para malvinizar la deuda.
Como si aún se estuviera en aquel Corsódromo de Gualeguaychú. Podrá reiterarse en Rosario.

“No pasarán”, dijo Kícillof, con la bravura de un caniche convencido. Como si Los Buitreros de Paul Singer, el doctor Robert Cohen, o el propio juez Thomas Griesa, el Anthony Quinn de Notre Dame, no pudieran escuchar sus dislates, ni ver su rostro de caniche desafiante, en directo. Desde un teléfono inteligente, por televisión, mientras comen alguna hamburguesa abominable, con pepinillos en vinagre y aros de cebolla frita.

4.- Final con Buscapinas y Buitreros

Al comando de la estrategia jurídica hoy se encuentra Carlos Zannini, El Cenador. “Estamos en problemas, viejo Butch”.
Estamos, Butch, en problemasPara colmo se anota el conglomerado de medialuneros entusiasmados con la posibilidad de mojar la medialuna en la taza de la negociación.
Si transcurre, sobre todo, en dos vertientes. En el despacho de Griesa, primero, para la capitulación prolija y presentable. Y en el bar de la esquina. Con Los Buitreros, Los Buscapinas y los billetazos. Ampliaremos.

En cualquier negociación, cada una de las partes pugna por mantener el instrumento de la sorpresa. La otra parte, Los Buitres, dispone a su favor con la resolución de la Corte Suprema. Con la justicia que pudo sorprender. Proporcionarle un golpe letal a esta parte, la nuestra. La que se había chupado el caramelo de madera del optimismo.
Se apostaba por la estrategia del pedal y ahora se aspira a modificar las reglas del juego. Para no poner los billetazos en Nueva York, o en Washington. Para ponerlos patrióticamente, con gesto de asco, pero en Acoyte y Rivadavia, Caballito, Artificio Autónomo, Buenos Aires.
De este lado, por si no bastara, la estrategia se vocifera. Se emiten propuestas indiscretas, para discutirlas, a los gritos, en “Intratables”. En emisiones que también divierten, en directo, según nuestras fuentes, a “Los Buitreros”.
Aún sin libreta de fiado, el gobierno de La Doctora es legítimo. Se encuentra colgado de la sotana austera del Santo Padre. Pero -lástima- ya no “es confiable”.
Para Oximoron, sólo con una nueva administración podrá reconstruirse, para la Argentina, la credibilidad extraviada.

Carolina Mantegari
Informe Oximoron/ Redacción final
para JorgeAsisDigital.com
se permite la reproducción sin mencionar la fuente.

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