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El riesgo De la Sota

NUEVOS SIETE SAMURAIS (II): La Rebelión de los Gobernadores. Dilema estratégico de Nuestra César.

Carolina Mantegari - 2 de septiembre 2012

Consultora Oxímoron

El riesgo De la Sota

Introducción al Informe Oximoron
sobre «El Riesgo De la Sota», el samurai 6

Instalado el proyecto único de la permanencia, la señora Cristina, Nuestra César, la samurai 2, prefiere mantenerlo a Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, samurai 1, en el transitorio «baño María». E ignorarlo, oficialmente, a Hugo Moyano, El Charol, samurai 3. Para enfocar los dardos, convenientemente destructivos, hacia Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, samurai 4, el adversario preferido. Considerado el ideal, por ser, a su pesar, «de derecha». Alucinación que le permite a Nuestra César la ficción de creer que el «modelo de crecimiento» (con «inclusión social») que impulsa, tiene algo real que ver con la costa donde naufragó la izquierda. El progresismo.
Pero la izquierda, exactamente, es el espacio que puede disputarle Hermes Binner, El (John Wayne) Hombre Quieto, samurai 5. Hasta hoy sin mayor suerte, ya que hasta el senador Juez le apoya a Nuestra César los delirios progres que presente. Como la obscenidad de expropiar «Ciccone, la ciénaga del cristinismo» (cliquear), en pos de la causa perdida de «Blanquear a Boudou, a la cal» (cliquear también).
Según el Informe Oximoron que hoy presentamos, Binner resulta inquietante para Nuestra César sólo si se asocia a Cleto Cobos, El No Positivo, samurai 7.
(Recuérdese que Cobos desalojó, de la Tabla de Privilegio de Samuráis, a Sergio Massa, La Rata de Tigre, y Juan Manuel Urtubey, El Brummel de Salta. Dos peronistas que aún se destacan en el arte de hacerse los tontos).
Juntos, Binner y Cobos podrían compartir el vacante ensayo socialdemócrata.
Un espacio que, en la práctica, se extinguió con la divisoria pulverización de la Civilización Radical.
Sin embargo, con quien Nuestra César aún no acierta en el trato, porque la desborda, es con José Manuel De la Sota, El Cordobés Profesional, samurai 6.  Merece el Informe.

Osiris Alonso D’Amomio
Director de
Consultora Oximoron

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El riesgo De la Sota

sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari
Especial para JorgeAsísDigital

El riesgo De la SotaYa lo desbordaba, hasta la desconfianza, al extinto Néstor Kirchner, El Furia.
Aún se evoca una pelea a los insultos limpios, en el despacho presidencial.
Fue cuando El Furia pretendía desautorizar a De la Sota por haber designado a Schiaretti, «ese cavallista», como sucesor.
Entonces Kirchner y El Cordobés Profesional se puteaban con entusiasmo. Y a los alaridos.
Hasta que, según nuestras fuentes, entró el Edecán al despacho. Pero El Furia le dijo:
«Quédese tranquilo, Jefe, con este Gallego de m… hace quince años que nos peleamos así».

Embajadores del poder central

Para la evaluación de Oximoron, De la Sota es la representación del riesgo que le altera, a Nuestra César, el manejo de la fuerza que cree mantenerla atada.
La relación, indispensablemente dependiente, con los gobernadores morraleros.
Los que aparecen, en el imaginario, como desdibujados embajadores del poder central. Destinados al rol miserable de pagar sueldos y jubilaciones. Cortar algunas cintas. A cambio del pragmatismo que deriva en sumisión política. A la vista. Como rutinarios aplaudidores de cadena nacional.
El riesgo De la SotaEl Riesgo De la Sota emerge como un problema estratégico para Nuestra César.
Al plantarse, De la Sota le dice lo que los otros gobernadores, por rehenes, no se atreven.
Pese a su preocupante megalomanía, y a su protectora soledad vocacional, Nuestra César se encuentra lo suficientemente informada. Sabe que el rebelde, que hoy se le planta, habla frecuentemente con sus pares. Que los gobernadores le dicen, en la intimidad, lo que callan en público.
Para controlar el «riesgo De La Sota» no basta con «fogonearle» los conflictos domésticos.
Por ejemplo con el envío de los encapuchados expresionistas que se reportan -según fuentes cordobesas- al señor Parrilli, el Secretario General. Y de ningún modo se reportan, como equivocadamente se cree, al teniente coronel Berni, el interventor en el Ministerio de Seguridad.

Significa confirmar que los gobernadores distan de actuar de acuerdo a sus pensamientos.
Si se suman a la rebeldía estructural, el cristinismo enfrenta el peligro de desvanecerse. De quedar reducido a las imposturas abarcadoras de los asalariados de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
Es la «Fuerza nacional de Incondicionales» (cliquear) que copa la mayor parte de la administración pública que -en simultáneo- paraliza.

Nuestra César, La Reencarnación Egipcia, pretende colocarles, a los gobernadores (y hasta a los intendentes), la mayor cantidad de tropa propia. En semejante aspiración se juega, en 2013, la permanencia ilusoria del cristinismo. Y la dignidad, además, de los gobernadores. Los que ya no conforman, con el pragmático cinismo, ni siquiera a sus familiares. Que mayormente comparten, según nuestras fuentes, la evaluación.
Y lo peor es que los gobernadores también coinciden. En privado.

Social-imperialismo soviético

El riesgo De la SotaEl samurai 6 lo desubica, aparte, a Carlos Zannini, El Ñoño o El Chino.
Es el ideólogo supuestamente principal de Nuestra César (que ni puede conseguir que le habiliten los pagos a Gerardo Ferreyra, el otro cordobés revolucionario, de Electroingeniería).
Zannini es uno de los cuantiosos cordobeses que optó por el exilio interno. Trasplantado, en los 80, a la Patagonia. Y desde el 2003, gracias a El Furia, hacia Buenos Aires.
Y entre cordobeses, cuando no se entienden, se masacran.
Sobretodo cuando uno -De la Sota- es portador de la indescifrable cultura peronista.
Que es, precisamente, la cultura que pretende destruir el otro, Zannini.
El peronismo es -para El Chino- la ideología «nacionalista burguesa» que combate desde que militaba en las adyacencias pro-chinas del Partido Comunista Revolucionario. Donde se alcanzó el delirio teórico de aferrarse, tácticamente, a Isabel Perón, lo cual era razonable. Pero no para evitar el golpe de 1976. Del social-imperialismo soviético.

Celebridades

De acuerdo a la evaluación de Oximoron, De la Sota emerge como el gran obstáculo estratégico.
No es ningún celebrity.
No procede de la celebridad del deporte, como el Líder de la Línea Aire y Sol.
Ni de la estricta vida sindical, como El Charol.
Ni del ámbito empresarial, como El Niño Cincuentón.

El Cordobés Profesional procede, implacablemente, de la política. Con derrotas, triunfos, gestiones y altibajos. Capitalizado por las experiencias derivadas del oficio.
Menos célebre que Macri y que Scioli, que se desplazaron hacia Córdoba. Al menos para fotografiarse.
Y como opositor interno, se encuentra menos instalado que Moyano.

Casting del 2003

El riesgo De la Sota«Si se larga a caminar, a De la Sota va a costar pararlo», confirma la Garganta.
Aunque una vez, en el 2002, «lo pararon». Fue cuando Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), en su obsesión por evitar el retorno de Menem, lo incluyó en el casting de presidenciables. Y lo soltó por los canales de cable. Y también por distintos territorios, acompañado, en la oportunidad, de Aníbal Fernández, por entonces «portador sano» de duhaldismo.
«Aquella vez, el Gallego no prendió», confirma la Garganta.
Se encontraba, acaso, mal asesorado por formadores brasileños que decidieron presentarlo con excesiva prolijidad. Tan perfecto e impecable como intrascendente.
Aparte, vaya alguna concesión hacia la verdad histórica. Del casting de presidenciables, que lo incluía a Reutemann y a Felipe -el máximo cuadro del felipismo- apareció, de pronto, alguien dispuesto a «ponerla». Los millones que hicieran falta. Néstor Kirchner.
El Furia, según nuestras fuentes, «la puso».
Pero se llevó también la luz verde para habilitar infinitos aparatos luminosos que se tragarían todas las monedas de Palermo.
Y se llevó también, como vuelto, la presidencia. ¿Ampliaremos?

Los cordobeses no perdonan

Diez años después, como el protagonista del tango «Por la Vuelta», De la Sota insiste. Sin gran predisposición para deambular aún por los canales.
Sabe, según nuestras fuentes, que los cordobeses le bancan que se pelee, con Nuestra César, por los problemas de Córdoba.
Pero que lo castigan si sale a pelearse sólo por su proyección política personal.
Los cordobeses (debe saberlo Nuestra César) no perdonan.

Carolina Mantegari
sobre informe de Consultora Oximoron,
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pero permitida la reproducción sin citación de fuente.

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