Cristina, Mauricio y Daniel (I)
¡Nueva Miniserie! Los tres se quedan sin empleo en 2015.
Miniseries
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Maison de la Truffe
(introducción)
París. Maison de la Truffe. En mesa cuidadosamente informal, mientras desfila la «pizza de trufas»
de la entrada, el cronista diserta sobre la actualidad argentina. Explica en español, aunque hay franceses.
Son empresarios acercados por un amigo argentino. Al terminar el plato -ravioles rellenos con trufas-
sucede el previsible momento del diálogo, o de las preguntas. Un francés, en perfecto español porteño,
prefirió sentenciar. «La única alternativa política, que le queda a la Argentina, después del plato fuerte
del kirchnerismo, es que Macri y Scioli se entiendan. Y que lleguen a un acuerdo. Si Macri y Scioli no
acuerdan, y deciden enfrentarse, son dos nabos. Dos salames. Macri y Scioli tienen que entenderse. Y
meter también, en el acuerdo, a Sergio Massa. Si no se entienden, Massa sería el tercer nabo».
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Sin la ventajita de la re
La miniserie que hoy se inicia tiene de protagonista a Cristina Fernández, Nuestra César, Presidente. A Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, gobernador de la provincia (inviable) de Buenos Aires. Y Mauricio Macri, el Niño Cincuentón, Jefe del Artificio Autónomo de la Capital.
En 2015, estas tres figuras, las más gravitantes de la Argentina política, se quedan sin trabajo.
Sin la ventajita, constitucionalmente macabra, de (ir por) la reelección. Recurso agotado. Sin posibilidad racional de otros remiendos desprolijos. Reformas de sastres ingeniosos.
Ya los tres se reeligieron montados, en su oportunidad, en el 2011, sobre los aparatos de las respectivas administraciones. Desde donde suele imponerse, con facilidad, el rigor de la cancha inclinada. La pugna desigual de la estructura del Estado, contra el abnegado opositor al que le cuesta, todo, más. Mientras tanto los comunicadores complementarios, con sus rostros graves de inteligentes contratados, instalan el mito de la imposibilidad de vencer a los oficialismos.
Herederos
Ninguno de los tres protagonistas excluyentes, de la flamante miniserie del Portal, tiene en claro, aún, a quien van a apoyar. En carácter de continuadores. Alguien que sea el garante de cierta inmunidad estratégica. Que no lance, por lo menos, una epopeya investigativa sobre «la herencia» que vayan a recibir.
De los tres protagonistas, quien mantiene más valores para elegir, en el catálogo visual, es Mauricio. Dentro del colosal aburrimiento del PRO, la expresión partidaria del macricaputismo.
El Niño Cincuentón puede postergarla, aún más, a la señora Gabriela Michetti. Ella emerge como el instrumento de tortura más sofisticadamente cruel para Francisco De Narváez, El Depilado. Sobre todo si prospera el acierto que trafica Emilio Monzó. Consiste en trasplantar, a Michetti, hacia su ámbito natural. La sustancial provincia de Buenos Aires. Donde la resolución del 2013 impide cualquier clarificación medianamente racional para el 2015.
Pero Mauricio también puede optar, en el muestrario nutrido del macricaputismo, con la sonrisa, siempre cautivante, de la señora María Eugenia Vidal. Es la vice jefa actual, que sabe explotar sus atributos para ir al frente. En defensa de su Jefe. Contra las chicanas persistentes del cristinismo que lo elije (a Mauricio) como adversario. Para hacerlo, acaso, crecer.
O puede inclinarse también por Marcos Peña, el benjamín que cumple años, se sitúa en el medio, trabaja ardorosamente aunque nunca resuelva nada y pronto va a convertirse -por aburrimiento- en un galán maduro.
O por la reciedumbre de Horacio Rodríguez Larreta. Es el miembro del cuerpo estable del macricaputismo y un carismático líder popular. Con ascendencia sobre todo en el Bajo Flores, y en Mataderos.
Menos que sucesores, lo que Cristina tiene, al respecto, son problemas.
Por prepotencia de mediciones, por persistencia extraña ante los maltratos que lo potencian, Daniel Scioli emerge como el Heredero Natural.
Pero Cristina nunca lo va a apoyar a Daniel. Aunque Daniel (con fe, esperanzas, siempre para adelante) se esfuerce en brindar las muestras de amor eterno. Las que recita desde el 2003. Pero le basta con algunos gestos elementales para diferenciarse, y producir el tormento del cristinismo.
A Máximo, aún, hay que hacerlo. Nadie puede apostar por el futuro, ni siquiera por el presente del chico, aunque se comunique con su madre siete veces por hora. Sobre todo cuando su madre tiene entrevistas.
Resulta más fácil que «el camello pase por el ojo de una aguja» a que Máximo se calce, alguna vez, la banda.
Y duele confirmar que Amado Boudou, muchacho tan vital y simpático, inescrupulosamente vitalista, muy pronto, se autodestruyó. En el primer entrevero. Por su fabulosa desesperación ante el ruidito rítmico de las monedas. Se cayó con la misma celeridad que utilizó para el ascenso. Desde que Massa, su ex jefe, lo llevara a Amado de la manito, para hablar con Cristina. A proponer su brillante idea de manotear los fondos de pensión.
Por su parte Scioli, ahora comienza a preocuparse por su sucesión. El sciolismo naranja tiene que ser algo más que aire y sol Fe, energía positiva, siempre para adelante.
Justamente cuando el cascote de su vice, Gabriel Mariotto, habilitado ingratamente por Cristina, decide atropellarlo. En un marco de sorprendente desprolijidad. Mariotto sale con la caña por la Tercera Sección Electoral, y se reúne amistosamente para los medios con los que quieren tener cortada la cabeza del Gobernador. Para colgarla en la pared. Con el objetivo inconfesable de sacarlo a Scioli del escenario, directamente, en el 2013.
Comparado con Mariotto, el Cleto Cobos pasa, para la posteridad, a ser el máximo ejemplo de la lealtad. Pero nadie debe confundirse, porque Mariotto, como corresponde a un peronista cultural, es leal. A Cristina. Nuestra César no puede concebir que el desastre que va a legar sea para Daniel.
«No es del palo», dicen. Aseveración que se convierte en otro atributo de Daniel. Ampliaremos.
La presidencia o el hogar
Los miembros del equipo airesolista saben que les queda, en adelante, la opción por la presidencia. O el regreso al hogar.
A pesar de las diatribas domingueras de Horacio Verbitsky, trasciende que Daniel piensa, según nuestras fuentes, como probable sucesor, en el ministro Casal. Justamente a quien el ala talibán del cristinismo frepasista más cuestiona. Y logran, con el descaro de la ofensiva, que en el airesolismo se instale una sentencia real.
«Daniel no puede entregarlo a Casal. Si lo sirve a Casal, fue». Ampliaremos también. Entiéndase que la miniserie recién arranca.
Aparte de valorar a Casal, el Líder de la Línea Aire y Sol piensa, también, en Cristina Álvarez Rodríguez. La sucesora, en la cáscara del Partido Justicialista, de Hugo Moyano, El Charol. Otro tormento del frepasismo cristinista.
La otra Cristina, la rubia, arrastra el marketing potencial de ser nieta de Evita.
Pero antes del 2015, los tres protagonistas centrales de la miniserie, deben aprovechar, para probar la eficacia de sus trebejos, las parlamentarias del 2013. Justamente las que aguarda Sergio Massa, pero sin mayor ansiedad, a los efectos de dejar la ejemplar mini-gobernación de Tigre, y alistarse, ambiciosamente, como primer diputado. Y situarse en la proximidad de la gobernación. Es lo que quiere, también, Julián Domínguez, el relativamente cristinista que se beneficia con la caída estrepitosa de Boudou, que aún se resiste a tomar la ducha fría de la realidad. Y también el pendenciero Mariotto aspira a la gobernación, al que mandan irresponsablemente al frente para que desembarque en Normandía. Aunque se quede, para siempre, estragado, en la playa.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com
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