Cartel francés
seminario (I) - INTERREGNO DE NOVIEMBRE: Cristina Fernández, Daniel Scioli, Mauricio Macri, en...
Editorial
Introducción
«Noviembre es el mes más cruel
mes de los payasos muertos
mes de las narices baldías»
El Estado de Gracia, dispuesto por el Portal, en beneficio del tercer gobierno Kirchner-cristinista, va a extenderse durante 60 días. Desde el 10 de diciembre de 2011, hasta el 12 de febrero de 2012 (es el lapso en que nuestro director, Jorge Asís, calculador del hilo de cada puntada, aprovechará para poner el punto final de su próxima novela).
Pero nos queda en banda el interregno de noviembre. Suerte de transición, de ajuste, o tierra de nadie. Donde nadie aún sabe de qué forma está parado.
«Noviembre es el mes más cruel», confirma el poeta. El mes de las conjeturas que tienen que ver con el cómo. Con el qué. Con el quién.
Cómo va a venir la mano. Qué va a pasar. Quién será el Jefe de Gabinete, el ministro de Economía. Quién llegará con los cambios. En el caso que haya cambios.
En un marco previsible de descuidismo financiero, que permite percibir un profundo desconcierto del gobierno. Por no haber entendido, acaso, el claro mensaje de la sociedad veleidosa que le cedió el apoyo. Indica:
«Te voto, Cristina, pero me cubro».
Significa, además, una acotación de la confianza. De la credibilidad. Apoyo político, sí, pero con los posibles dólares en el bolso de la ciudadanía experimentada.
Las torpezas seriales de la reacción son consecuencia del manejo anárquico de la economía. Es decir, de la falta de conducción. Y construye, invariablemente, el relato de la corrida anunciada. Cambiaria, bancaria. Y probablemente también una corrida moral.
El riesgo que no brinda la oposición, puede generarlo la banalidad de la corrida. Implica el riesgo de demostrar, otra vez, la clásica hipótesis del Portal. La que indica que el kirchner-cristinismo nunca se desliza en las crisis por factores exógenos. Por la acción, o conspiración, del otro. Porque incuba, siempre, el germen de la autodestrucción. Es portador de sus propias -y próximas- caídas. Por la tentación, casi perversa, de recuperarse.
C.M.
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Cristina Fernández, Daniel Scioli, Mauricio Macri, en
Cartel francés
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Hay tres próximos años para formar a Máximo Kirchner. Educarlo. Repujarlo. Ponerle un poco de contenido al envoltorio, exteriormente cautivante. Hoy se lo registra a Máximo con el exagerado rol de «consejero fundamental». Otra fantasía lo adhiere -a Máximo- con el liderazgo de «La Cámpora». Es la inquietante Agencia de Colocaciones, que suele multiplicarse en el presupuesto de la administración. Ampliaremos.
En tanto se aguarda el lleno de la vacuidad de Máximo, en la parte más alta de la pirámide, en la víspera de noviembre, se percibe un perfecto cartel francés. Contiene tres nombres. Con el mismo tipo de letra.
Cristina Fernández, Vestidito Negro (cliquear). Presidente.
Daniel Scioli, líder de la Línea Aire y Sol, gobernador de «Buenos Aires, la provincia inviable» (cliquear).
Y Mauricio Macri, el Niño Cincuentón. Jefe del «Artificio Autónomo de la Capital» (cliquear).
Ninguno de los tres tiene ya posibilidad de reelegirse (a los tres, el Portal les concede los respectivos 60 días de gracia. Corresponden. Aunque los tres gobiernos sean reelectos).
Los pies y el plato
Los dos primeros del cartel francés, Cristina y Scioli, pertenecen, supuestamente, al mismo proyecto. Se encuadran en el anclaje reversible del peronismo.
Conste que se trata del peronismo abarcador. Después del 23 de octubre el peronismo ya no acepta, siquiera en el plano teórico, la ilusión de una disidencia externa.
El Peronismo Federal, con su «papelón» (concepción de Eduardo Duhalde), agotó, definitivamente, la posibilidad de la disidencia «por afuera».
Los anti-cristinistas, que quieran continuar con la identidad peronista, en adelante tendrán que fundirse. «Por adentro». Para resignarse a la saludable condición de opositores internos, pero «con los pies adentro del plato», como sostenía el General. O buscar, en todo caso, otra alternativa. Como la que ofrece, en el mercado, Macri, aunque sin gran convicción. Ni deseo.
El tercer hombre
Tercer hombre, y tercer nombre del cartel francés, Mauricio Macri es el emergente, minuciosamente construido, para el primer plano de la contestación.
El portal supo calificarlo, con frecuencia, como para-peronista.
Hoy El Niño Cincuentón puede agrupar, en el caso de atreverse, aquello que dio en nominarse (también sin gran convicción) el centro derecha. O la derecha sin traumas.
Es la franja sociocultural que, con algunos matices de diferenciación, y en distintos momentos de la historia, supieron representar los extintos Francisco Manrique y/o Álvaro Alsogaray. O los -por suerte- aún vivos Ricardo López Murphy y/o Domingo Cavallo. A los que pueden agregarse, incluso, algunos de los antiguos navegantes de la Unión Cívica Radical.
Es el partido, la UCR, que tiene los suficientes votantes, para imponerse, aún, y a pesar de todo, como la principal oposición parlamentaria.
Sin embargo el radicalismo carece, hasta hoy, de liderazgos medianamente asumidos. Aunque en «La terapia lenta del frío» (cliquear) el Portal se anticipa al fenómeno conjetural de la revalorización de Cobos.
De todos modos brotan, por doquier, positivos bocetos de proyectos. Ramón Mestre, desde Córdoba, o «Viti» Fayad, desde Mendoza. Como Ernesto Sanz, aunque aún deba tomar un poco más de Toddy.
Nacionalizar la Mutual del PRO
Para mantener la ambición del ascenso, el tercer nombre del cartel francés, Macri necesita transformar, la mutualidad urbana del PRO, en una fuerza nacional. Trasladar, el embrión metropolitano del macri-caputismo, hacia la profundidad del interior.
Es la misión, según nuestras fuentes, encargada a Emilio Monzó.
Es el nuevo accionista de la mutual, que no tiene, según nuestras fuentes, buena pasta para empleado. Como los que habitualmente merodean alrededor de la órbita del Niño Cincuentón. Empleados que se reportan a gerentes que se reportan a Nicolás Caputo, el amigo-socio que no baila como Gilda. Ni tira precisamente globitos hacia el horizonte.
A Cristina, y sobre todo a los fundamentalistas del cristinismo que se cuelgan del Vestidito Negro, le fastidia compartir, el cartel francés, justamente con Scioli.
Para atenuar el impacto habrá que asistir, desde el interregno de noviembre, a las ceremonias sombrías del esmerilamiento (ampliaremos).
El guarismo, electoralmente humillante, la instala, a Cristina, como la figura providencial. Los 40 puntos de diferencia, con el lote de los perseguidores distantes, les permite la ilusión de intentar la continuidad. Mientras, con un buril, se lo repuja a Máximo. Y se le agrega, en la carcasa, alguna idea, por lo menos, mala.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.Com
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