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La bandejada del 23

SEMINARIO VIII - Entre Guerras y Entre Elecciones: Mandíbulas transformadas en bocados. Clarín, Duhalde, Alfonsín, Narváez, Carrió.

Oberdan Rocamora - 13 de octubre 2011

Consultora Oxímoron

La bandejada del 23escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, sobre informe de
Consultora Oximoron, especial
para JorgeAsísDigital

«En esta sociedad se es mandíbula o bocado»
Mario Puzo

Para la Teoría de Mario Puzo, Clarín emerge, el 23, como la mandíbula principal. Transformada grotescamente en bocado.

El extinto Néstor Kirchner, El Furia, después de haberlo usado, supo arrastrar al Grupo Clarín. Hacia la aquí tratada «Guerra de Convalecientes» (cliquear).
Es una guerra terminal. Nunca deseada. Inesperada para la placidez estructural del Grupo.
Conclusión del seminario de Consultora Oximoron: el Grupo Clarín no tomó la guerra con el respeto que se merecía. Cuando dejó de subestimar al rival, ya estaba, el Grupo, humillado.
Le habían despojado el fútbol. Recortado el cable. Fulminado, salvajemente, la credibilidad.

El Furia fue el primero que avanzó frontalmente sobre los intereses espirituales del Grupo. Erigido, repentinamente, en el Charles Bronson de El Vengador Anónimo. En su caso, como El Vengador Público. Como si actuara, insólitamente, en representación de la montonera de jerárquicos oportunamente utilizados y abandonados.
El general Videla, sin ir más lejos, que le facilitó, por interés ingenuo, y de carambola, el acceso a Papel Prensa.
O Alfonsín y Menem (Radio Mitre y Canal 13). Y hasta la dupla tardía de Cavallo y De la Rúa.
La bandejada del 23Hasta llegar a Duhalde, el Piloto de Tormentas (generadas). Aún se aguarda la prometida construcción del Monumento al Bañero, El Benefactor de La Ley Cultural y de la Pesificación Asimétrica. Elevado en la «intersección» de Piedras y Caseros.
Para su rol vengador de Charles Bronson, El Furia contaba con la solidaridad, cínicamente inconfesable, de una mayoría de políticos calculadores. Y del empresariado sigilosamente indemne que manifestaba, por lo bajo, una cierta simpatía. Complacencia. Hasta admiración. Por los desbordes que, en algún caso patológico, en simultáneo, condenaban.
Rabiosos ataques contra la «corporación hegemónica», en diversos frentes, de quien había sido, hasta finales del 2007, el aliado sustancial. Circunstancia que permitió al Portal calificar la guerra, apenas, como un divorcio. En horribles términos. Con exquisita mala fe.
Y permitió sentenciar, además, que «Clarín tiene el Kirchner que se merece».

Sangre de viuda fría

O es la Cristina que Clarín se merece.
Es ella, hoy, quien se dispone a liquidar el pleito. Con la vulnerabilidad de la lipotimia. Con la sangre de viuda aún más fría. Crueldad refinada. Superior.

La bandejada del 23La motivación, entre los protagonistas de la contienda, es notablemente desigual.
Porque Cristina, desde el gobierno, está dispuesta a acabar con Clarín.
Pero Clarín, hasta hoy, nunca estuvo dispuesto a terminar con el gobierno de Cristina.
Por lo tanto, sólo se limitó a defenderse. Como si la dupla Magnetto-Aranda aguardara, en el fondo, el instante utópico de la negociación. Y la felicidad matrimonial volviera a ser una aventura posible.

Significa confirmar que Clarín -para Consultora Oximoron- nunca asumió la concepción de la guerra. Porque había ganado siempre, sin luchar.
Bastaba, a lo sumo, con algún llamadito de Jorge Rendo, o un almuerzo con Magnetto, para que el interlocutor eventual aflojara.
Bastaba con los poderosos misiles apostados que representaban -a favor o en contra-, los títulos de portada. De «página impar». Los tratamientos transitoriamente favorables. O negativos. O bastaba, meramente, con la fuerza extorsiva del silencio.
La cuestión que alrededor de Héctor Magnetto, El Convaleciente, no pudieron armar ningún Estado Mayor, estratégicamente eficaz.
Tampoco supieron conformar ninguna tropa seriamente dispuesta a encarar la batalla.
Excesiva blandura para enfrentar la firme precariedad del cristinismo. A través de los ensoberbecidos exponentes que mantenían la intención de llevárselos. Puestos. Como una bufanda.

A partir del 24 de octubre, incentivada por el providencialismo que marca la abrumadora victoria electoral, Cristina -o sea el Gobierno- va a profundizar, según nuestras fuentes, la ofensiva final.
«Vienen por todo», confirma la Garganta.

Operativo Calabró

Morenito, El Emblemático, es uno de los cuatro funcionarios que aún trabaja, en la paralizada administración cristinista. Hoy se dispone a fortalecer su identidad de mandíbula.
Sobre todo si Morenito es el designado para ocupar el sillón de Gabriel Mariotto. En el AFSCA. La ex Comfer.
La bandejada del 23Ya que Mariotto, el próximo vicegobernador, emprende la marcha suicida. A los efectos de intensificar el Operativo Calabró (ampliaremos). En abierta competencia con Amado Boudou, el vice que viene cada vez más potenciado con los hidratos de carbono, que se acomodan en su cintura. Y con las derivaciones de la inquietante lipotimia.
Es la otra parte, apenas complementaria, de la ofensiva.
Consiste en el esmerilamiento, con estrategia de anulación, de Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.
Es -Scioli- la actual mandíbula que el cristinismo se propone convertir, muy pronto, también, en bocado.

Los cristinistas, de tan agrandados, de paso, aspiran a tragarse también otro canapé. Luce en la bandejada de la comunicación.
Es Daniel Hadad, El Fenicio. Contiene sentencia de digestión por razones improbablemente filosóficas. Tiene decidida la suerte en el cristinismo, desde que El Fenicio declaró, en Perfil, que para el 2011, lo prefería a Scioli. Y no a Cristina. Posición que era, en el circuito, bastante habitual.
Porque El Fenicio, según nuestras fuentes, no era ninguna excepción empresarial. Abundaban, cuatro meses atrás, los que sostenían a Scioli. Aguardaban ilusoriamente el salto, en desmedro de Cristina.
Desde el 14 de agosto, la gran mayoría de los empresarios busca colgarse del «Vestidito Negro» (cliquear).
Excesiva la demanda por conseguir un irrisorio centímetro del Vestidito. Para aferrarse. Prenderse. Estar cerca. Pertenecer.

En estado de mandíbula

Aparte de Hermes Binner, El Hombre Quieto, del socialismo inspirado en el extinto Estévez Boero. Y de Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, exponente de la empresa político-comercial del macri-caputismo.
Quedan, en estado de mandíbula, otros meritorios gobernadores. Adhieren a las franquicias desestructuradas del peronismo que se recicla y reinventa.
Urtubey, de Salta; Capitanich, del Chaco (territorio donde pisa fuerte Schoklender); Alperovich, el cuentapropista de Tucumán; y Gioja, de San Juan (apuntado obsesivamente por Bonasso, El Mal).
Sin pasar por alto al Beder Herrera, Uribarri, Jorge, Soria o el mismo Insfrán, Oximoron insiste, en sus conclusiones, en la necesidad de concentrarse en el cordobesismo. Por el regreso al primer plano de De la Sota, El Clásico.
En Córdoba, como en Mendoza, aún muestra, un cierto vigor, la presencia del  bi partidismo. Sistema que los analistas modernizados prefieren, conceptualmente, demoler. Es el estilo que se esfumó en Santa Fe, con la implantación del socialismo de Binner. Y en el Artificio Capital, con la Revolución Conservadora del macri-caputismo.
Aparte de la obstinada vigencia del peronista De la Sota, en Córdoba debiera apuntarse al intendente electo Ramón Mestre.
Es -Mestre- el Macri radical de «Córdoba Capital», como la llamaba el extinto Rodrigo.
Mestre amenaza con convertirse, desde Córdoba, en el sujeto nacional sobre el que puede, aún, recomponerse alguna parte del radicalismo desolado.
Junto con el paisano ganador, Victor Fayad, el alcalde de «Mendoza Capital».
La provincia -Mendoza- reserva, al menos, dos dirigentes que aguardan, a su pesar, el turno del fracaso de Ricardo Alfonsín, El Menoscabado.
La bandejada del 23Son Ernesto Sanz, aunque ya supo precipitarse, y Cleto Cobos.
Pronto -Cobos- va a ser justamente revalorado. Como lo merece, en su aspecto institucional.
Comparativamente, Cristina va a extrañarlo a Cobos. Mucho. La Argentina, también.

El paredón de la realidad

Alfonsín también quiso ser mandíbula. De acuerdo a la teoría de Mario Puzo, El Menoscabado hoy termina, infortunadamente, en bocado.
Otro bocado, enternecedoramente blandito, es Francisco De Narváez, El Roiter. Capacitado para derrochar, asombrosamente, el capital político juntado en el 2009. Para situarse, de pronto, en la misma hilera de los bocaditos de la bandejada. Como si siguiera el ejemplo de José Octavio Bordón, de Chacho Álvarez. De innumerables estrellados contra el paredón imperdonable de la realidad.
El 23 de octubre, por lo tanto, se nos viene con su enorme bandejada. Surtida con los bocaditos perceptibles.
Clarín, Alfonsín, Duhalde, Narváez, Carrió, Solanas, Solá.
Pero también con los bocetos de los presidenciables eternos. De la magnitud desperdiciada de Juan Carlos Romero. Y -sobre todo- del acostumbrado a traficar con el estado de perspectiva. El pobre Reutemann.

Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.Com

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