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El desierto de piedra

La enorme distancia entre los Kirchner y la sociedad.

Jorge Asis - 27 de octubre 2009

Consultora Oxímoron

El desierto de piedra

Aislamiento y poderío

informe de Consultora Oximoron,
redacción final Carolina Mantegari
especial para JorgeAsísDigital

Mientras se intensifica el distanciamiento con la sociedad, Kirchner acumula, extrañamente, mayor poder.
El aislamiento político contrasta entonces con la efectiva potencia de su hegemonía.
Significa que Kirchner, hoy, con el holgado rechazo a su figura, no se encuentra en condiciones de disputar ninguna elección.
Porque pierde, en segunda vuelta, hasta con el inagotable Mussa.
No obstante, al mantener el control estricto de la iniciativa, puede estimular el ensueño estratégico. El espejismo de la continuidad.

La extorsión

La contradicción inicial, «aislamiento-poderío», signa la síntesis del momento.
Junto a la unánime inquietud. El temor colectivo. Hacia la instalación contracultural de la violencia.
Es la extorsión que, paradójicamente, lo beneficia.
Porque Kirchner, en la práctica, funciona como el exclusivo regulador de la violencia social, la que en cierto modo, desde el estado, administra. Por lo tanto, emerge como el único que puede controlarla. Sin recurrir al límite. A la frontera, exactamente indeseable, de la represión.

Circuito cerrado

De consolidarse los síntomas tenues de reactivación económica -aún poco perceptibles en el consumo de las capas medias-, la complejidad del cuadro tiende, paulatinamente, a esclarecerse.
Si es que se le suma, sobre todo, el intento pudoroso de emprolijamiento. En la relación de Argentina con el mundo. Precisamente con las instituciones internacionales de crédito. FMI.
De acuerdo a la levedad de los indicios, Kirchner podría confiar en el milagro de la recuperación electoral. A pesar de la catastrófica imagen negativa, que arrastra también a La Elegida y oscila, para Consultora Oximoron, entre el 72 y el 75 por ciento.

La reconciliación de Kirchner con los sensiblemente afectados sectores medios, es -para Consultora Oximoron- definitivamente ilusoria.
De todos modos, enclaustrado en sí mismo, el kirchnerismo de circuito cerrado estimula los anhelos inconvincentes de continuidad.
Al cierre de la primera parte del informe, persiste, entre los Kirchner y la sociedad, una distancia incalculable. En materia de consideración, de confianza y de afecto.
Se extiende, entre ambos, la enormidad de un desierto. Que infortunadamente nadie, hasta hoy, ocupa.
Un «desierto de piedra» (título que se toma prestado de la novela de Hugo Wast).

Contraofensiva

Debe aceptarse que la contraofensiva de Kirchner, aparte de exitosa, es teóricamente estudiable.
A través de la «Gran Tergiversación» (cliquear), Kirchner consiguió modificar, de manera sustancial, el veredicto olvidado del lejano 28 de junio.
Para dar vuelta la derrota. Hasta transformarla en la ostentación del triunfo.

La aseveración tienta riesgosamente a descalificar, en bloque, al conjunto voluntarioso de los opositores.
Pero sería -en todo caso- un lugar común. Para colmo, bastante injusto.
Atribuir la fragilidad de la contestación, a la insignificancia estructural de los actores involucrados, que son los que se atreven a confrontarlo, es, para Oximoron, abrir la puerta equivocada.

Kirchner suele explotar, con intuitiva astucia, el estado de fragmentación que predomina en los diversos ámbitos de la civilidad.

En la lona moral, acostado, Kirchner supo abusar de la carencia del vencedor dispuesto a noquearlo.
Ni de lejos era la función que le correspondía a Francisco De Narváez.
Ante las vacilaciones, ante la impotencia del resto, el acostado logró, paulatinamente, incorporarse.

Mientras tanto, los vencedores acudían a fotografiarse. Sonrientes, junto al ministro Randazzo. Dilatadas ceremonias del «diálogo».
Entonces Kirchner pudo fortalecerse. Lo suficiente para lanzarse a la próxima aventura de ningunear, hasta minimizarlos, a los antagonistas. Popularmente menoscabados.
A los oponentes del interior de una estructura diluida. Las franquicias desestructuradas del peronismo, que se resiste al calificativo de «disidente».
A los oponentes del «afuera». De lo que comienza a denominarse el panrradicalismo.
Alucinación que crece, en la apertura de las encuestas, merced al desprendimiento de la principal figura, llegada desde La Concertación. Cobos, el vicepresidente, que pertenecía a la tropa oficialista, hasta mediados del 2008.

Confianza estratégica

A pesar de Cobos, prosperan en el radicalismo, sin embargo, otros referentes que le permiten el brote de la confianza estratégica.
Sanz, Aguad. Sobre todo Morales. Quien, desde la oposición a Cobos, intenta generar otra alternativa. Apaciguadora, probablemente, de los ímpetus autodestructivos de la señora Carrió.

Significa sostener que las divisiones, en el campo fragilmente opositor, de ningún modo debieran tomarse, para Oximoron, como negatividades. Funcionales al objetivo de permanencia de Kirchner.

En la Argentina harta (de los Kirchner) suelen registrarse preocupantes índices de ansiedad.
Por liberarse pronto (de los Kirchner).
La ceguera frontal impide evaluar que la oposición explora los caminos alternativos para ocupar el desierto. Así sea (el desierto) de piedra.

Carolina Mantegari
para JorgeAsísDigital

Continuará
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