El 2 será el 1
escribe Osiris Alonso D ‘Amomio, (sobre informe de Consultora Oximoron)
Consultora Oxímoron
Resulta más conveniente salir segundo que salir primero.
La reflexión se desprende del último informe evaluatorio de la Consultora Oximoron.
Si es que el primero, por ejemplo hoy la señora Cristina, no alcanza, para las elecciones del 28 de octubre, como lo asevera el estudio, el sustancial 40%.
Oximoron la registra, a propósito, hacia mediados de agosto, un 32%.
Por lo tanto, igual que en el 2003, la clave del suceso consiste en conquistar el sitial privilegiado del segundo puesto.
Porque el 2 será -según Oximoron- el 1.
El más aventajados,para quedarse con el número 2, hasta hoy, para Oximoron es Lavagna, que mantiene un estancado 12 %.
Y la señora Carrió, que deambula con el 9. Aunque, como consignan los medios tradicionales, la testimonialista autorreferencial se encuentra a punto aparente de absorber la postergación de López Murphy, que ya tiene, por las suyas, el 5.
Lo cual de ningún modo significa, según Oximoron, que por esta anunciada absorción Carrió llegue al 14.
En el escenario falta incorporar otro postulante. U otros, en realidad, que pueden, en cualquier momento, incorporarse en la contienda.
Por ejemplo Alberto Rodríguez Saa, Puerta o Sobisch, emergentes del peronismo potrerista. Uno de los tres, o probablemente los tres. Para disputar el cetro vacante del número 2, que lleva directamente hacia la responsabilidad máxima.
Eso sí- advierte Oximoron, para cubrirse-, si la señora Cristina, a pesar del persistente olor a calas de la fuerza que representa, supera el 40 %, en la primera vuelta, el kirchnerismo despunta «con un sexo político de cincuenta metros». Pero esta metáfora corresponde al redactor, y no debe tomarse como una apreciación sociológicamente técnica de la Consultora.
Agravios a Maquiavelo
De vivir en la Argentina contemporánea, a Maquiavelo le hubiera alcanzado, apenas, para ser un aceptable cronista de espectáculos.
Sólo la mesa del «peronismo disidente», el del artificio del Potrero, admite la gestación de varios volúmenes, equiparable al ensayito El Príncipe. Es el manual de autoayuda para divulgadores de domingo, que inmortalizara a Maquiavelo.
La Banda de los Cuatro, aunque son cinco, debe decidir, entre hoy o mañana, cuál va a ser su demorada propuesta electoral. O cuáles.
Por la ficción del peronismo, la Banda la integran Menem, Puerta y el Adolfo Rodríguez Saa. Aunque el último debe contabilizarse doble, por la presencia consagratoria del Alberto, el fratello.
Tres barones del potrerismo. Conjuntamente con Sobisch, que es el cuarto. El aliado que participa de similar estilo de construcción política, aunque desde el plácido localismo del partido provincial.
Mellizos polacos
Para los Maquiavelos de utilería, aquí deben conjugarse las aspiraciones nacionales, con las situaciones personales, de los integrantes de la Banda, en los respectivos distritos.
El único que mantiene el territorio, incuestionablemente asegurado, es el Alberto. El que se computa doble por la presencia del Adolfo.
Líderes absolutos del Estado Libre Asociado de San Luís. Representan el antecedente puntano de los mellizos polacos, Lech y Jaroslaw Kaczynski. Los gemelos que tanto enquilomban, desde la Polonia siempre clave, el escenario de la desgarrada Europa milenaria.
Los Rodríguez Saa, como los mellizos Kaczynski, son como aquellos Hermanos Corsos.
El Adolfo, en la mesa del potrerismo, desconcierta otra vez a la memoria de Maquiavelo y se autoproscribe para los cargos que nadie le ofrece. Sin embargo, con su generosidad, el Adolfo le tiende un explícito puente de plata al Alberto. El que justamente viene de ganar, con magnífico estruendo, las elecciones casi solitarias. Contra un taxista de ocasión.
Inmoralidad de la derrota
Menem, en cambio, intentó recuperar, a la bartola, su territorio. Como parte de una estrategia destinada a la recuperación del prestigio en la escena nacional. Su error consistió en tomar como una escala intermedia lo que debía ser anunciado como estación terminal.
Y Menem perdió. En un país donde la derrota es, definitivamente, inmoral.
Sin fronteras entre la vida pública y la privada, Menem supo confeccionar, su construcción política, con el rigor espectacular de una miniserie de infinitos capítulos.
En sus inicios, como militante y como gobernador. En su transitorio retroceso, como preso político. En su rigurosa plenitud, como presidente durante una década. O en el último tramo de la declinación, donde se completa la parábola, altamente memorable, de Carlitos Nair.
Los datos de la apasionante biografía en general mantuvieron, en Menem, el tinte del melodrama. Con altibajos de grandeza, decadencia, remontadas y desesperaciones.
Espectaculares fueron sus matrimonios, como también sus disoluciones. Los bemoles anecdóticos de sus hijos oscilaron, también, entre la conmoción, la algarabía y la tragedia.
Para desconsolar a Maquiavelo, los mellizos polacos decidieron ayudarlo a Menem. Para terminar, fraternalmente, con su influencia.
A Puerta también puede merodearlo un destino similar al de Menem.
Porque si lo arrinconan en Misiones, según los números de Oximoron, Puerta también confronta con el riesgo de salir tercero en su provincia.
Su Beder Herrera se llama Tsirch. Y su Quintela se llama Closs. Y el adversario que los condecora con permanentes glucolines es el mismo de Menem. La Caja de Kirchner.
De manera que se impone, para Puerta, limitarse al recurso del tinglado nacional. Que también trabaja, eficazmente, en simultáneo, como un buen Karpov.
En realidad, quien comenzó el armado de esta disidencia, es Puerta.
A propósito, después del acto disparatado de La Bombonerita, los disidentes se excedieron, apostaron por sus propias fantasías y se lanzaron a intervenir los distritos del peronismo oficial, también institucionalmente inexistente. Una estudiantina de colegio secundario. Sirvió para «ermpiojar» una interna que cuenta con la extraordinariamente merecida indiferencia de la sociedad.
Sin embargo, al anochecer de aquella ceremonia, los principales seguidores de Puerta, celebraban, con champagne. Porque Mauricio Macri, el responsable de la transversal «macri dependencia», se decidía -creían los seguidores- a apoyarlo a Puerta. Para ser el candidato a presidente.
Querer y poder
A propósito Macri, que es el único que puede, inadmisiblemente no quiere.
Y la fila de los anotados que quieren, no pueden. Otra extraña situación que podría desencajar al desbordado Maquiavelo.
Sin embargo, para incrementar la angustiosa ansiedad de los que siguen a Lavagna, Macri anunció, poco después, el insuficiente apoyo personal hacia el postergado López Murphy. El exponente invalorable que debe encontrar, para salir del laberinto, una salida decorosa. De ser posible, hasta elegante.
Esa salida la ofrece, en apariencia, la puerta, convertida en una situación límite, de la señora Carrió. Que suele conducir, en general, hacia las lenguas de fuego. Preguntar, en todo caso, por Telerman.
Osiris Alonso D’Amomio
osiris@jorgeasisdigital.com
(informe de Consultora Oximoron)
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