Adversarios Recíprocamente Escogidos
Macri busca la aprobación de Kirchner.
Consultora Oxímoron
por Carolina Mantegari
Consultora Oximoron, Dpto Semiología,
especial para JorgeAsisDigital
La palabra
Analizar, con desaprensivo rigor, el discurso de Macri, es un divertimento lingüístico, casi estudiantil.
“Hablar menos y hacer más” suele decir el Macri-sujeto. Serio, como si hubiera descubierto la penicilina.
En trajinadas excursiones mediáticas, el Sujeto interpreta su triunfo a partir del fastidio “de la sociedad, hacia las viejas maneras de hacer política”.
Con la celebración simultánea de la parquedad y la acción, Macri adapta, de forma bastante sencillita, uno de los lugares comunes más tradicionales de la cultura peronista. Se encuentra encolumnada entre las veinte verdades más obvias del folletín.
“Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar”.
Sentencias, en definitiva, gastadas por el abuso cotidiano. A las que suele recurrir, en las oratorias de compromiso, cualquier dirigente peronista, escasamente imaginativo.
No saber decir, de ningún modo, significa saber hacer.
Tener nada para decir, tampoco es ninguna garantía de eficiencia en la acción.
Jactarse de aquello que le falta -precisamente del discurso-, parece ser, en el sujeto Macri, el camino indicado para seducir a la sociedad gestual, descreída “de las explicaciones”.
Por lo tanto Macri utiliza, la complacencia de los medios, para emitir el mensaje de la inutilidad del hablar. En beneficio del “hacer”.
Lo que Macri hace es hablar para decir que no se debe hablar, sino hacer.
La acción
La acción categórica de Macri, la primera y principal, consiste en ir, rapidito, el miércoles, al pie del Presidente. De manera solemne, precipitadamente reverencial.
Antes de irse, como segunda acción merecida, el domingo, a descansar a París.
El ascendente consagrado va, hacia la Casa de Gobierno, a buscar la aprobación del superior.
Como si Kirchner debiera bendecir, en el fondo, a Macri. El adversario recíprocamente escogido.
Con el pretexto trivial de discutir -según La Nación- “el traspaso de la policía municipal, los puertos, la responsabilidad del transporte”.
Por su enternecedora inseguridad, Macri banaliza el alcance de su triunfo electoral.
A Macri le cuesta percibir la magnitud de sus propias virtudes.
Necesita que el adversario escogido, Kirchner, aunque pase el peor momento de su gestión, y esté contra las cuerdas, lo acepte.
Que el acosado Kirchner lo confirme, al meritorio Macri. Como a un par.
Desde el mismo momento en que Macri se apresura, y le pide la ansiedad de la entrevista, Kirchner comienza, paulatinamente, a recomponerse.
Con un juego de piernas, Kirchner abandona las cuerdas, para ubicarse en el centro del ring. Y esperarlo, con el aire cambiado.
En realidad, la fotografía de la Cumbre Kirchner-Macri, los adversarios recíprocamente escogidos, presentan otros destinatarios superiores.
Puede evocarse a los antiguos presentadores del box, cuando decían -cuenta el abuelo-, por los altoparlantes:
“Segundos afuera”.
Los macri-dependientes
Afuera se quedan los segundos. Los macri-dependientes que deben aguardar los frutos de las indecisiones del alcalde electo.
Los que deben constatar la presencia protagónica de los principales adversarios.
Los dos, Kirchner y Macri, en el centro del escenario. Y en las portadas de todos los diarios del jueves.
Entre los segundos, de afuera, se encuentra el aliado natural, el macri-dependiente López Murphy. Es sometido a las desventuras del desgaste más cruel.
Y la soberbia insustancial de Lavagna. Cada vez más macri-dependiente. Se lo ve singularmente devaluado, en el marco de la pluralidad.
Puerta también debe aguardar afuera. Junto a los peronistas disidentes de la medialuna enarbolada.
Aunque se encontraba al borde del desvanecimiento, Kirchner emprende, gracias a Macri, y en el mano a mano, la faena paciente del esmerilamiento.
Antes de lo esperado, porque Macri, como un iniciado, le viene al pie.
Servido, sin recurrir a las turbulencias de aquella campaña sucia. La que Kirchner debió, por una encuesta, desechar.
Carolina Mantegari
Consultora Oximoron, para JorgeAsísDigital
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