La Clonación Transformadora
KARAOKES OPOSITORES (II): Alfonsín, Cobos y Sanz. Con la salida de Kirchner, los radicales pierden el principal "activo" político.
Consultora Oxímoron
escribe Jorge de Arimetea
Consultora Oximoron, especial
para JorgeAsísDigital
En el escenario, a primera vista, sólo quedan dos samuráis.
Primero, La Elegida, por el oficialismo (aunque finalmente ella no vaya a ser la candidata).
Y Ricardo Alfonsín, por la oposición. El líder de la Clonación Transformadora de la Unión Cívica Radical.
La Elegida y Ricardito crecieron -cuesta aceptarlo- merced a su respectivo muerto a cuestas.
Aún puede apuntalarse definitivamente un tercer candidato. Es el samurai Mauricio Macri.
La Argentina necrofílica representa una tentación para el cultivo cotidiano del humor negro.
Franco Macri, en adelante, tendría que cuidarse. Especialmente.
El pasivo y el activo
«Con la muerte de Kirchner, al gobierno se le evaporó el principal pasivo», confirma la Garganta radical. Infaltable en las cazuelitas de los martes del Grupo Las Heras. Baja línea con vibrante contundencia.
«Y con la partida de Kirchner, en cambio, a nosotros -agrega- se nos fue también el principal activo».
Es decir, Kirchner presente -aún en ausencia-, siempre. En la continua perversidad del activo y del pasivo.
En la práctica, para la interpretación, Kirchner era el motivo sustancial de la caída del oficialismo. El obstáculo.
Simultáneamente Kirchner era, también, la causa fundamental del crecimiento de los adversarios.
Al morir, irresponsablemente, El Furia, la gran carga de adversidad que arrastraba derivó en positivismo. Para potencialidad de su fuerza. La que encabeza, hoy, La Elegida.
Desde el peronismo. Es el movimiento que no puede sobrevivir sin un Jefe.
«Cristina, aún, no lo es» -confirma otra Garganta, desde la superstición justicialista.
«Pero Cristina es, en la actualidad, quien está más cerca de convertirse en la Jefa Política del peronismo».
Paradójicamente, la ausencia de Kirchner interrumpió el crecimiento de los opositores sin iniciativas. O contaban sólo con la exclusiva iniciativa de oponerse. A Kirchner.
Por partir, Kirchner resultó -entonces- letal para Julio Cobos. Al samurai Cobos se le agudizó la incomodidad institucional. Hasta quedar depositado en la ambigüedad de la incertidumbre.
«Pero Cobos se desinfló antes. A partir de la enfermedad de Baglini», justifica otra Garganta.
«Si Baglini se recupera, y vuelve a pensarle políticas, Cobos aún puede remontar».
Alfonsín, en cambio, se quedó. Petrificado, por opción, en un paréntesis. Pero sin retroceder.
La positiva ausencia de Kirchner, en definitiva, sólo fue capitalizada por la viuda.
Según informe privado de Consultora Oximoron, La Elegida creció 30 puntos en imagen. Y 22 puntos en intención de voto.
En el caso (hoy ilusorio) que acepte la candidatura, los militantes del Frente Encuestológico de la Victoria aseguran que ella gana, por goleada, en la primera vuelta.
Pero La Elegida no va a ser. No es «por brujería». Interpretación, de acuerdo a la información disponible.
La esperanza blanca
El paréntesis (por opción) de Alfonsín, y el retroceso (explicable) de Cobos, acentuaron las ostensibles señales que enviaba Ernesto Sanz. Como El Penado 14.
El presidente del partido -Sanz- ya se había acostumbrado al privilegio de la función. Pretendía, sigilosamente, prolongarla, en un plano superior. Hacia la nación, sin ir más lejos.
Si no era el más sólido, de los tres radicales, Sanz era, al menos, el novedoso que oxigenaba. La escoba nueva.
Aparte, trascendía que Sanz era el candidato preferido de los empresarios. Plata, para la campaña, iba a sobrar.
Incluso, un petrolero inquieto nos confirmó que Sanz era el candidato ideal. A la carta. Iba a transformarse en la expectativa del momento. La esperanza blanca.
Trascendió una reunión al respecto. Con los representantes de empresas del primer nivel.
Acordaron: «Sanz es el superior». El cuadro indicado para apoyar. Pero, para instalarlo, en menos de un año, hacían falta -según la evaluación-, 25 millones de dólares. Para preparar, como corresponde, la producción integral de un Presidente.
Pero los empresarios, en las vísperas del preciso instante de ponerla, suelen ser, en general, bastante más reflexivos. Menos sensibles para tentarse con el oximoron de la «caliente frialdad». Con la aventura inversora de la participación. Suelen ser expertos en el desbarajuste del pre-capitalismo argentino. Los acompaña la desconfianza hacia los pícaros, que mantienen el interés invariable de «hacerles la moneda».
Felizmente, otro especialista aportó finalmente algo de sosiego espiritual. A su criterio, con 5 millones de dólares, a Sanz se lo puede instalar.
La cifra es comprensible. Sin embargo, al cierre del despacho, aún nadie se dispuso a abrir la billetera para desembolsar, siquiera, 50 lucas verdes.
El estado reflexivo se agiganta. Alguien sostiene que no hay tiempo. Como para conformarse (o resignarse) a ir, mejor, con Alfonsín. «Es lo que hay».
Otro, para remontar a Sanz, esgrime:
«A Calderón, de Méjico, un año antes, tampoco nadie lo reconocía por la calle».
La predilección súbita por Sanz es movilizada por Jesús (Rodríguez).
Instiga a las descalificaciones fáciles de los radicales que ya están jugados. Comprometidos en alguna de las dos vertientes. Con Cobos o, sobre todo, con la Clonación Transformadora de Alfonsín.
«Sanz quiere llegar con los empresarios y La Nación -confirma la Garganta alfonsinista-. Pero se equivoca. Antes Sanz tiene que llegar con Crónica. Y gobernar después, en todo caso, para La Nación y los empresarios».
La Cantera
Al trascender los deslizamientos de Sanz, la esperanza blanca, Alfonsín interrumpió el pautado inmovilismo.
Para que no se lo llevaran puesto, como a una media, Alfonsín decidió precipitar su lanzamiento. Con un «acto consumado». Popularmente callejero, donde Ricardito, con ademanes melancólicamente estudiados, supo exponer los atributos esenciales de la Clonación Transformadora.
Hablaba Ricardo, pero se evocaba a don Raúl. Transferencia colectivamente perfecta.
Para los entusiastas seguidores, el Alfonsín lícitamente «Muletto», el líder de la Clonación Transformadora, fue lo suficientemente definitorio en su arrebato. Como para enviarlos, a Cobos y a Sanz, a disputar, juntos, en adelante, la interna de Mendoza.
Donde, según nuestras fuentes, tampoco, a esta altura, podrían tener mayor suerte.
Por el genio y la figura del alcalde Fayad, El Viti.
Es el paisano -Fayad- intendente de Mendoza, la capital. Mientras el peronismo, con Jaque, piadosamente se desintegra, El Viti suele amenazar con trasladarse hacia la cercana gobernación.
Lo notable es que, a través de la Clonación Transformadora de Ricardo, los radicales recuperan, de pronto, el fervor.
Pudo percibirse entre los miles de jóvenes que moviliza La Cantera. Es -La Cantera- el germen, acaso, de la próxima Coordinadora.
Es la agrupación juvenil que orienta, según nuestras fuentes, Juan Nosiglia. Hijo, por supuesto, del Coti tradicional. El Nosiglia del misterio que sistemáticamente se desvanece. Aferrado, aún, al firme retroceso de Cobos. Quien amenaza, en su reducida incertidumbre, con reaccionar. Pese a la roca institucional de la vicepresidencia, que mantiene atada a su cuerpo.
Después de dos años de encabezar las encuestas -2008 y 2009-, tal como anticipara Consultora Oximoron, Cobos emerge como la contagiada versión radical de Carlos Ruckauf.
Aquel Ruckauf también -como el presente Cobos- supo ser rotunda cabeza de las encuestas de adorno. Entre el 2000 y el 2001. Para perderse, después, Ruckauf, en el momento de los bifes, en lontananza. Igual que en «Remembranzas», tanguito difícil de entonar, al menos con hidalguía.
Jorge de Arimetea
informe de Consultora Oximoron
para JorgeAsisDigital.Com
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