
Duelo de celebridades
A falta de un líder como Alfonsín, o de un candidato imbatible como De la Rúa, quien emerge es Macri.
A falta de un líder como Alfonsín, o de un candidato imbatible como De la Rúa, quien emerge es Macri.
En este extraño juego de Punto y Banca del poder, el "sabot" de la centralidad y del error cambia rápido
La pedantería electoral de las PASO transcurre, para la persistente miniserie, sin novedades significativas.
El límite de clase, como lo llamaba Abelardo Arias. La diferencia. La frontera en materia de gravitación. La pulsera negra.
La derrota de la derecha es semántica e ideológica. Sobre todo es cultural.
Cuesta entender que, pese a la proliferación de las derrotas, sean igual Macri y Scioli los que polaricen.
Mientras tanto el cristinismo siembra el territorio. Lo deja minado de bombas antipersonales.
Entre los participantes que desean ascender hacia la magnitud de competidores.
La Doctora tiene que decidirse en los próximos nueve días.
Aceptemos que, para representar "lo nuevo", Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, ya tiene una rescatable experiencia.
El etnocentrismo se presenta en dos vertientes. La Provincia Inviable y el Artificio Autónomo de La Capital.
Lo prioritario, aquí, es polarizarlo a Sergio. Para algarabía de Daniel y de La Doctora.
Los polarizadores deben superar aún dos efectos respectivos. Macri el Efecto Lousteau. Scioli el Efecto Randazzo.
Ocurre que esta oposición sólo se conforma con oponerse, pero siempre sin sustituir.