Juntos es para radicales débiles
Macri admiraba a Carlos Menem, no a Raúl Alfonsín.
Macri admiraba a Carlos Menem, no a Raúl Alfonsín.
Entre dos opciones. Confronta El Trozo de Nada (Frente de Todos) y la Insustancialidad Políticamente Organizada (Juntos por el Cambio).
El Frate Vasco debe habituarse al sabor amargo de la ingratitud.
Neoliberales y populistas se encuentran unificados por el destino común. América Latina, fatalmente resignada al mito del eterno retorno.
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Macri aspira también a reinsertarse y jugar el Segundo Tiempo como presidente.
El bipartidismo fragmentado sigue vigente. El Justicialismo, detrás del Frente de Todos. El Radicalismo, detrás de Juntos por el Cambio.
La autonomía del Artificio, el Maxikiosco, está garantizada.
¡Padre del aula, Geniol inmortal! ¡Gloria y loor!
Hoy se debaten las dos grandes potencias. Estados Unidos, ya sin Trump. Y China, la cuna del bicho. Terceros abstenerse.
Los despelotes internos transcurren durante la hegemonía de la peste, que diluye hasta los fracasos.
Con la peste le fue mal. Con la cuarentena, peor. No sorprende el despelote del plan vacunatorio. O su falta.
De la Casa Rosada se sale, en general, para sortear el riesgo de la cárcel.
Impunidad y lawfare. Dos puntas del segmento que marca la magnitud de la confrontación.
14 meses después de haberse estrellado, El Ángel planta la consigna peronista.
Tragarse a los gorilas culturales, para recalar en Macri. O tragarse a La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.