El Ángel de las 92 causas
La reelección por necesidad. En defensa propia. Evitar el riesgo de Comodoro Py. O de Ezeiza.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Previa
El poder que se diluye
Los escándalos judiciales que Néstor Kirchner, El Furia, como herencia le dejó a La Doctora, son equiparables a las catástrofes que Franco, El Macri que Vale, le dejó a Mauricio, El Ángel Exterminador.
Barbaries que a La Doctora se le agudizaron cuando se le diluyó el poder.
Es -el poder- el objeto preciado y exclusivamente único que sostiene a la política.
La posible disolución del poder es lo que atormenta, en la actualidad, al Ángel.
Tiene, para ser exactos, 92 «heridas abiertas» según escribe Rocamora.
Entre seis o siete de ellas -según la evaluación- resultan conmovedoras. Límites. Graves.
La reelección entonces se le convierte al Ángel, también, en una necesidad.
En defensa propia, el Ángel debe ser reelecto, para evitar las cotidianas peregrinaciones por Comodoro Py.
O el riesgo, siempre previsible y pendiente, de Ezeiza.
Carolina Mantegari
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Pese a los fantásticos aprietes, el juez federal Ariel Lijo no le cierra la causa del Correo. Se arrastra desde 2001.
Al contrario, Lijo la profundiza, para algarabía de la fiscal Gabriela Boquín.
Fue quien le pinchó el globo amarillo del acuerdo apresurado. Lo compromete también al ministro Oscar Aguad, El Milico.
El desbarajuste del Correo le costó también el alejamiento del Balbín más olvidado. Carlos. Fue Procurador.
Y cierta creciente preocupación de los «fratellos» queridos.
Ya no basta con el lícito pretexto de argüir:
“Kirchner nos expropió los activos y nos dejó los pasivos”.
El soterramiento amenaza también con soterrarlo.
Y no se trata sólo del dramatismo que padece Ángelo, El Primo Preferido.
Ángelo soporta con estoicismo hasta la sospecha de saberse usado. Que su primo “lo usó y lo entregó”.
En el afán de mostrarse transparente, en pleno desplazamiento del cambio de metal (cliquear). El tránsito desde la plata al bronce.
Para que la señora Carrió, La Demoledora, pueda argumentar:
“No le tiembla el pulso al Presidente, ni ante sus familiares”.
El Caso Odebrecht, que reprodujo renuncias universales, aquí aún roza la intrascendencia.
A todos los involucrados les conviene que la tormenta sea una botella, como para ser tapada con un funcional Corcho. Así sea un Rodríguez.
Pero se lo lleva puesto también al traficante de futbolistas que se diplomó precipitadamente de espía.
El «Negro» Arribas, Nuestro Smiley.
La cuestión de los familiares atormenta también por la desgracia clavada del blanqueo.
Desfachatez financiera que suele utilizar Sergio, El Titular de a Franja de Massa, para degradarlo.
El festival del blanqueo mantenía inicialmente el ingreso prohibido para los familiares directos.
Pero finalmente los hermanitos entraron por las ventanas. Por la claraboya del decreto.
Otra causa
obstaculiza el sueño. La pasión por las vacaciones. La doma de
reposeras salvajes. Es un dolor permanente. Trata el «negocio de
la energía».
Lo más suave, aquí, es el manejo de
información privilegiada. Pudo percibirse en el entrevero de las
acciones de Petrobras.
Las que estaban en poder del FGS. Fondo de
Garantía de Sustentabilidad.
Es controlado por un muchacho de
bien, que «es un amor». Basabilbaso, un despliegue de
ternura.
Atormenta, en realidad, la cuestión de la energía.
Compromete a los mejores amigos que lo aconsejan bien.
Al extremo
de ensayar reconciliaciones con los empresarios enojados.
O con
fuertes banqueros, a los que el Ángel quiso, de manera angelical,
meterlos presos. Inspirado en el impulso vengativo del bien.
Pero
si es tarde para reconciliar, es posible aún intentar, al menos, una
tregua.
Como alguien insinúa. “Cag… a mucha gente”. Y lo
más grave. «Al p…».
Hubo incluso alguien solidario que le puso, de frente, al Ángel, espiritualidades verdes.
Aunque después el Ángel no vaciló en auspiciar su encuadernación. Y avalarla.
Para figurar en los cuadernos que el kirchnerismo minimiza sólo por estar fotocopiados.
Pero que adquirieron fuerza propia a partir de los arrepentimientos.
De los que piensan que aun no se arrepintieron lo suficiente. Tienen muchos detalles precisos que contar. Cuando corresponda.
Entre la delicadeza sensible de tantas causas, los Panamá Papers, o sea las invenciones mágicas del creativo estudio de Mossack Fonseca, asoman como meras travesuras.
Sellos forros como Blag Trading, o el cinematográfico Kagemusha, en un país menos serio hubieran provocado renuncias espectaculares.
Pero aquí, comparativamente, no asustan a nadie. Siempre que el poder, «el objeto más preciado», permanezca.
Cicatriz imperdible
Negociaciones incompatibles, enriquecimiento ilícito, etc. Chiquilinadas obvias.
Causas abiertas que se amontonan, pero factibles de ser transitoriamente cerradas.
Causas cerradas con una celeridad eficaz, con el alivio prematuro del sobreseimiento express.
Aunque en cualquier momento pueden volver a abrirse. Basta con un tajo vulgar para ser abiertas. “Cosa juzgada írrita”.
La cicatriz es definitivamente imposible.
La dinámica de las causas judiciales las marca el mantenimiento o la pérdida del poder.
A medida que el poder se desvanece, adquieren mayor gravedad.
Se explica entonces la angustia simulada que se extiende entre las escalas más altas del Tercer Gobierno Radical.
92 heridas abiertas. Miles de cuerpos colmados de fojas multiplicadas para entretener al plantel más prestigioso y costoso de abogados influyentes que conduce el doctor Alejandro Pérez Chada.
Es -Pérez Chada- quien reclama, a los gritos, la merecida notoriedad.
En contacto casi cotidiano con el fiel Torello, Guapo del Arrabal Newman.
O con el enigmático Pepín, personaje literario que se auto propone, en materia de estrategia judicial, como el equivalente, en política, al pensador Jaime Durán Barba, El Equeco.
La Mafia del Bien, otra vez
La contra inteligencia impone tácticas de anticipación.
Instalar, a través de comunicadores confiables, la idea del Ministerio de la Venganza que se viene.
Jactancia errónea que instala, innecesariamente, la lógica defensiva.
Alguien quiere vengarse sólo después de producida una afrenta imperdonable.
De alguna mala acción, de lo que considera un abuso, una traición, instrumentada a través del manejo temporario de la insolencia mediática.
Cuando la acumulación enorme de poder se confunde con el ejercicio absoluto de la impunidad.
El poder, en Argentina, debe mantenerse, ante todo, para no ir preso.
La Mafia del Bien (cliquear) siempre funciona para beneficio del poderoso.
Concentra el accionar relativamente armónico de la justicia, la política, el espionaje y los medios.
Debe cuidarse apenas de la cruel ceremonia del bumerang.
Que se vuelva, por la disolución del poder, en contra. De manera paulatina o abrupta.
Se explica con superior claridad la preocupación del Ángel. Como la gestión del “buen amigo de la vida”. Para forjarle acercamientos y treguas.
Junto al ex yerno del histórico ex titular del Servicio de Inteligencia, transformada en una verdadera Caja Cooperativa de Crédito.
La declinación del poder atrae el riesgo de perder la capacidad ambulatoria.
Fenómeno conocido con el romanticismo semántico de “libertad”.
92 causas sobre el lomo, 5 o 7 de ellas graves, justifican el desafío escasamente titánico de ser reelecto.
Con la caja del Gorro Frigio a disposición. Con la geopolítica a su favor. Como cuenta a su favor con los grandes medios asustados.
Bases sólidas para no concluir en la rutina de Comodoro Py. O en el estupor de Ezeiza.
Si después de todo la alternativa, la de los constructores imaginarios del temible Ministerio de la Venganza, es, incluso, peor.
«Mucho peor», se entusiasman. «Es Venezuela».
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