La abandonada y los vandorcitos
Si en el peronismo no aparece otra figura es porque no existe.
Artículos Nacionales
escribe Oberdan Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
Preferible omitir -por piedad- la palabra traición.
Es demasiado fuerte para tratar la “insoportable levedad” del peronismo actual.
Miguel Pichetto, Florencio Randazzo, Diego Bossio, Juan Manuel Urtubey, Juan Manuel Abal Medina.
Los abandonadores que resultan menos interesantes que la abandonada. A los ingratos, La Doctora los tuvo a su disposición. Durante ocho años.
Para ellos La Doctora fue la máxima responsable de la decepcionante elección de 2015. Compulsa que facilitó el triunfo de Mauricio Macri (el subestimado que llegó para quedarse).
Por los multiplicados errores de conducción que se le atribuyen a la dama. Y por la excelente conjunción de las tres “ce”. La Corriente Clasista y Combativa.
Clarín, Córdoba y Carrió. En ese orden.
Como abandonada, La Doctora cuenta con una legitimidad superior a la que portan los abandonadores que le plantan las presuntuosas distancias, con el objetivo de reorganizar el peronismo. Pero sin ella. Tarjeta roja.
Con la altivez herida, con sus limitaciones para el combate, con el frepasito tardío, los saltarines pibes para la liberación, los mini-gobernadores del conurbano y determinados peronistas sueltos, La Doctora marcha frontalmente hacia la derrota anunciada, en la provincia inviable.
La adversidad enriquecida, en cierto modo, la excede.
Contiene adversarios silenciosamente nuevos que fueron, hasta muy poco tiempo atrás, de la propia tropa. Leales transitorios que supieron celebrarla, y sobre todo temerle. Aplaudirla con obediencia y fervor. Hasta en el minuto final.
Como los cretenses de Zorba el griego que esperaban la muerte de La Bubulina, para ver qué podían llevarse, los abandonadores contemporáneos sólo esperan la caída de la abandonada. Mientras pugnan por readaptarse a las condiciones generadas por el nuevo monarca.
Bromas de Milan Kundera
Que el senador Pichetto, El Lepenito, sea el artesano principal de la renovación peronista, es otra broma de Milan Kundera.
Junto a Bossio, El Dieguito, o el gobernador Urtubey, El Bello Otero. Brindan el espacio amplio para el asombro y la reflexión.
En los 80, los peronistas renovadores estuvieron colonizados culturalmente por el envolvente Raúl Alfonsín, presidente del Primer Gobierno Radical.
En la segunda década de los dos mil, los citados renovadores de la coyuntura aparecen como colonizados culturalmente por Macri, presidente del Tercer Gobierno Radical.
Se busca la fórmula eficaz para aislar a La Doctora, como si fuera aquel Herminio Iglesias.
Ya que no pueden jubilarla, al menos desean atenuarla. Antigua jefa que le cuesta renovar algo parecido a la mística de resistencia que supo imponer el General Perón.
Pero La Doctora está muy lejos de ser otro Herminio como de repetir el ejemplo de Perón. La pobre mina estuvo rodeada por innumerables “vandorcitos” de utilería que la desafían cuando el poder se desmenuza. Ninguno de ellos tampoco se parece a aquel Augusto Vandor de los 60. El Lobo Vandor que se atrevió a desafiar la autoridad de Perón (y así le fue, el guapo concluyó ametrallado).
A La Doctora la desautorizan, en cambio, otros lobitos mucho más elementales.
Pero indiscutiblemente se avanzó en política. Las traiciones ya no se resuelven más a los balazos. Basta, apenas, con un post de facebook.
El parangón más cercano de La Doctora alude al ejemplo de su ex ministro de Economía Martín Lousteau, el Personaje de Wilde.
Así como Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, no le permitió a Lousteau ser parte del macrismo, hoy el lobito Pichetto no le permite a La Doctora ser parte del peronismo.
Acontece que Pichetto supone que aún puede crearse el Club de Gobernadores Justicialistas. Remake de aquel Club que resultó lo suficientemente eficaz para esmerilarlo al gran abandonado Fernando De la Rúa, presidente del Segundo Gobierno Radical.
Al contrario de aquel Club del 2001, Pichetto imagina el Club de 2017 como el mejor diseño para ofrendarlo a Macri. Y construir el círculo poderoso de Dadores Voluntarios de Gobernabilidad.
Tesis Puerta
Aquí se derrumba la ejemplar Tesis Puerta (cliquear).
Indica académicamente Puerta que, para ser peronista, basta nomás con decir que se es peronista, y se los es de inmediato.
Sin embargo La Doctora dice enfáticamente que es (y que siempre fue) peronista, pero los peronistas perdonables y republicanos no le permiten serlo. No le creen.
Aunque los perdonables, antes de ser republicanos, la hayan acompañado hasta diciembre de 2015, sin señalarle, en público, el menor de los defectos.
Para colmo los perdonables próximamente republicanos le bancaron, siempre en silencio, la totalidad de los delirios más equivocados.
Desde la gestualidad del “ir por todo” hasta la catastrófica expropiación de YPF. Desde las inútiles peleas de semi-fondo con Clarín hasta las peleas heroicas con los buitres. Con el complemento de la causa digna por liberar la fragata de Ghana, o de las cadenas obsesivas matizadas por los cánticos y saltos, en los patios de la Rosada, de los bulliciosos “pibes para la liberación”.
Fue demasiado. Como en el juego casero de lotería, los peronistas perdonablemente republicanos que decidían abandonarla, cantaron: “basta para mí”.
La penúltima ventajita
Tan agrandado como ganador, Macri sabe aprovechar la penúltima elección que La Doctora, con su persistencia, le facilita.
Le resulta ideal para activar el recurso genérico del cambio. Para dejar atrás la superstición del “pasado”.
Gracias al favoritismo que la cancha inclinada, a través de La Concordancia (cliquear), le reproduce.
Deriva en la Mafia del Bien, cliquear. La sincronización de la mediología, con la justicia y la política. Conglomerado que sitúa, en el primer plano, las diversas representaciones de lo maligno.
Amado Boudou, El Descuidista, o Julio De Vido, El Pulpo.
El show de variedades de cuarta categoría concentra el vuelo de los bolsos del Neolopecito, con los cinematográficos aprietes del Pata Medina, o la “traición a la patria” de La Doctora, junto a las precariedades de la hotelería venal.
A partir de 2018, infortunadamente Mauricio tendrá que poner algo más de fibra.
En adelante le resta demostrar que vale por lo que produce y por lo que es. Y no exclusivamente por el efecto comparativo (cliquear) de ser lo menos malo -cliquear-, algo mejor que La Doctora y por lo tanto preferible.
Para la post verdad, por su admirable persistencia, La Doctora obtura la irrupción de otra alternativa en el peronismo. La nueva jefatura con el correspondiente liderazgo.
Aunque todos saben que semejante post verdad es -en el fondo- otra mentira importante.
Si no aparece otra figura es simplemente porque -hasta el cierre del despacho- la figura aún no existe.
La persistencia de La Doctora sirve, por último, para justificar la carencia. El fracaso.
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