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Carrió, el Chacho de Macri

Interpretaciones de la relación Carrió-Macri-Lorenzetti.

Jorge Asis - 25 de noviembre 2016

Artículos Nacionales

Carrió, el Chacho de Macriescribe Jorge Asís, especial
para JorgeAsísDigital

«Macri es perverso», confirma la Garganta.
Como si Macri mantuviera el control del conflicto que contiene. Entre la diputada, la señora Elisa Carrió y el Presidente de la Corte Suprema, doctor Ricardo Lorenzetti.

1.- La interpretación perversa habilita a suponer que Carrió lo agravia a Lorenzetti por indicación de Macri. O con su venia.
Aquí Carrió funciona apenas como el instrumento de Macri, que es quien agravia realmente a Lorenzetti.
Pero cuando Carrió maltrata, con frecuencia un Lorenzetti tan harto como afectado le reclama, según nuestras fuentes, a Macri. O es Macri el que lo llama, para calmarlo.
Es entonces Macri -el perverso- que suele brindarle a Lorenzetti muestras innecesarias de estima especial. Como el extrovertido abrazo que Macri le propinó a Lorenzetti, como si el juez recién llegara de Italia. Fue para que todos los comensales (chismosos eventuales) lo registraran, en el almuerzo ofrecido en honor de Shinzo Abé, el Primer Ministro de Japón.
Para colmo Macri -tanto a Carrió como a Lorenzetti- les pide tiempo.
Carrió, el Chacho de MacriA Carrió, para que demore el pedido de juicio político (Lorenzetti debe suponer que detrás del pedido se encuentra el inefable doctor Fabián Rodríguez Simón, El Pepín, y los aledaños del par Horacio Rossatti, El Briga).
Y a Lorenzetti, por su parte, el Presidente le suplica que aguante. Que no reaccione. Por favor. Porque él está igualmente harto. «¿Qué quiere que haga?». Con las p… en el piso.
Y si Lorenzetti no reacciona es porque dice que privilegia, según nuestras fuentes, la «gobernabilidad».
Demasiado frágil está el edificio del sistema. Las instituciones se encuentran pegadas con chicle. Por lo tanto Lorenzetti no reacciona como lo aconsejan los ancestros piamonteses.
Desde que Carrió le declaró la guerra unilateral a Lorenzetti, en el Palacio de Talcahuano, o en Comodoro Py, cuesta instalar otro tema.
El último episodio que agitó la comidilla inagotable transcurrió durante el sepelio del Profesor Carlos Fayt. De pronto Carrió se ubicó como para que todos los conmovidos vieran que lo contemplaba a Lorenzetti. Con su histriónica frialdad, con resabios de una mueca dibujada en la superioridad del rostro. Cuentan que la mera presencia de Carrió lo afectaba a Lorenzetti. Para colmo Los Escribano, los parientes, dolientes del extinto Profesor Fayt, la abrazaban. Con muestras de agradecimiento y veneración.

En la estampita

Carrió, el Chacho de MacriLa segunda interpretación del conflicto emerge especialmente cruel para la cultura italiana.
Sugiere que Mauricio, el hijo del calabrés don Franco Macri, le teme a Carrió. De la perversidad aquí se pasa al miedo.
La dama es incontrolable e imprevisible. En cualquier momento puede ridiculizarlo con algún desplante más grave aún que los acostumbrados.

En un país presidencialista, donde se rinde el esotérico culto al coraje, Macri queda mal en la estampita. Porque Carrió le recorta el poder.
Como escribe el canónico Rocamora:
«Carrió le marca la cancha y los límites, lo acota y en cierto modo lo conduce a Macri» (leer «Conducción de Carrió y paciencia de Lorenzetti», del 27 de mayo de 2016).
Que el Presidente quede en la estampita conducido por Carrió diseña la chicana perfecta. Lástima que sea, en la práctica, real.
Carrió, el Chacho de MacriGuapos diversos del twitter, y opinadores literales que se amontonan en emisiones de cable, reaccionaron intelectualmente mal cuando, desde aquí, se insinuó que Carrió es el Chacho Álvarez del Tercer Gobierno Radical.

«Es distinto, nada que ver», esgrimen los fervorosos literales, que ponen severos rostros de rigurosa profundidad.

3.- Interpretación wildeana

La tercera interpretación emerge como una derivación de la segunda. Indica que Macri es el gran tiempista.
Un caballero que nunca la va a desairar a Carrió. Ni producirle el menor disgusto. Estira las situaciones, las lleva a la larga. Padece los almuerzos frecuentes y lo denuncian los surcos de su máscara.
Aguarda a que Carrió, en todo caso, se vaya sola. A lo Chacho Álvarez. Pese al estupor de los literales.

Aquí Macri debe esperar la reacción natural del temperamento autodestructivo. La variación de la frase de Oscar Wilde, que resultó ideal para impactar distraídos.
«El artista destruye todo lo que ama».
La interpretación wildeana marca la tendencia impulsiva de Carrió de destruir los productos que genera. Lo grave: con verdadero placer cinematográfico.
Carrió, el Chacho de MacriRescata la poesía del desmoronamiento. El encanto del apocalipsis. Como aquel Anthony Quinn de Zorba el Griego.
Con docilidad, en esta interpretación Macri va a soportar las continuas desautorizaciones a su figura que faltan. Hasta que se vaya sola. Con lo menos posible.
Alta política florentina que desplegaría el calabrés.
«Mauricio no es fácil. La va a masacrar mientras prepara el camino para que se masacre sola».

4.- La extorsión permanente

La última interpretación, que corona el despacho, interactúa con la tercera. Aunque alude a la extorsión.
Presenta a Carrió como una extorsionadora permanente.
Porque extorsiona al débil (Macri), que justamente le teme.
Si no consigue lo que desea, Carrió amaga con hacer estallar todo. Pero sin cederle la facilidad de irse.
En esta interpretación no queda bien parado ni el supuesto extorsionado, ni la supuesta extorsionadora, que tiene los objetivos claros.
Carrió, el Chacho de Macri«Carrió tiene dos aspiraciones, principales, para serle útil a la República», confirma la Garganta, notable dejo de ironía.
«Ser Procuradora General de la Nación o senadora por la provincia de Buenos Aires», agrega.
La Procuración nunca podrá ser. Salvo que el ingenioso Rodríguez Simón, El Pepín, imponga otro demencial producto por decreto.
Necesita las dos terceras partes del Senado. Aparte, al cierre del despacho, a la doctora Alejandra Gils Carbó nadie la mueve de la Procuración. Ni un regular festejante.
Antes de asumir, Macri pregonaba la necesidad de la renuncia de Gils Carbó. Pasó un año.
«Y ahí la tenés a La Flaca, lo más pancha», confirma uno de sus amigos.
Cada día que Gils Carbó, La Flaca, pasa en su oficina, es otro desaire cotidiano para el bartolerismo presidencial.
En cuanto a la senaduría, Carrió podría lícitamente pelearla. Incluso, hasta merecerla.
Pero ni Macri ni la señora María Eugenia Vidal, la Gobernadora, se desviven, según nuestras fuentes, por tenerla triunfante en la provincia inviable. Más bien lo contrario.
Prefieren a Jorge Macri, el Primo (que era) Pobre, o a la tapada Gladys González, «la que se cargó al Caballo». O a la ascendente Carolina Stanley, inquietante ministra de pelo siempre mojado.

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Te adoramos, Señora.

Carrió como religión

Carrió, el Chacho de MacriNo son admiradores. Tampoco son seguidores.
La doctora Carrió tiene hinchas. Hasta fanáticos.
Para el uno por ciento del electorado, Carrió representa la última esperanza.
Es la imagen que les queda para aferrarse a la fe.
«Lilita, en realidad, es un culto».
Significa evaluar que Carrió es una religión.

Suele convertirse en atendible fenómeno político cuando la referencia coincide con algún momento justo de la realidad. Cuando aparecen los votos, como para ser la segunda fuerza. La Jefa de la oposición (a quien le cuesta, en la actualidad, habituarse a ser, en parte, la Jefa del Oficialismo).
Cuando la referencia no coincide ni conecta con la sociedad, y saca el 1 y medio por ciento, es en ese guarismo donde precisamente deben rastrearse los fieles del culto. Los creyentes que la veneran. Los que no aceptan el menor enfoque crítico sobre su figura.
Palabra de Carrió. Te adoramos, Señora.

Carrió, el Chacho de MacriDesde hace tres años, la conexión de Carrió con la sociedad pasa por su mejor momento. El culto se expande. Le festejan los exabruptos oficialistas, y hasta le festejan las sobreactuaciones. Sus divertimentos adolescentes.
Aunque sus invocaciones laceren el prestigio del Presidente.
Los devotos de Carrió no vacilan en calificar como positivo para la democracia que la dama sea quien marque los límites del poder. Que raspe permanentemente los atributos. Cuando ataca a personas ligadas a los afectos del Presidente. Como el doctor Norberto Angelici, al «lobbysta» que tilda de «apenas un delincuente». Como aquel personaje que inmortalizara Jorge Salcedo.
A esta altura del despacho nadie duda de los extraordinarios favores políticos que Carrió le hizo a Macri. Dentro del Engendro Cambiemos. El primero fue fundamental: derribar el engendro previo UNEN.
Cuando entregó en parte de pago la cabeza de Fernando Solanas, para llavarse la de Macri.
Carrió integra la nueva Corriente Clasista y Combativa. Tres ce que fueron gravitantes para instalar a Macri en la Presidencia.
Tres ce: Carrió, Córdoba y Clarín.

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