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El Jibarizado y el Neo Zapatitos Blancos

Axel Kicillof es a Nuestra César lo que Gustavo Béliz fue a Menem.

Oberdan Rocamora - 12 de septiembre 2012

Artículos Nacionales

El Jibarizado y el Neo Zapatitos Blancosescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

«el guerrero que mató a un enemigo debe llevar a cabo un complejo ritual, destinado a encerrar el alma del muerto en su propia cabeza, cuidadosamente reducida»
«Saber curioso»

«Presidenta, discúlpeme, pero usted está rodeada de ladrones», le dijo Axel Kicillof, El Gótico.
Ante la fresca insolencia, Nuestra César no mostró, según nuestras fuentes, ninguna reacción indignada.
Al contrario, confirman que habilitó al nuevo hombre fuerte. Al centro efímero de rencores. Para que la ayudara. A liberarse, acaso, de los invocados «ladrones».

Cuesta tomar conciencia del desafío titánico que se impone. Fue tratado aquí en «La Disyuntiva existencial» (cliquear).
La epopeya de sepultar, definitivamente, la dinámica negativa de la pasión recaudatoria.
Para alguna «inteligencia» occidental, más que una característica, fue el objetivo prioritario que signó al poder real. Alusión invariable al marido extinto.
Mientras tanto -y para calibrar la magnitud de la epopeya- ella debe celebrarlo. Mitificarlo. Incluso, sinceramente quebrarse.
A casi dos años de la partida irresponsable, los optimistas creen que Nuestra César, tardíamente, se dispone a erradicar el fenómeno cultural de la corrupción. Clausurarlo en el interior de otro Mausoleo simbólico. Funcional.

El Jibarizado y el Neo Zapatitos Blancos«Entonces Kicillof es, a Cristina, lo que Gustavo Béliz fue a Menem», confirma la Garganta.
El Gótico debe también enterrarse entre el lodo, con los metafóricos Zapatitos Blancos.

Béliz solía aportar, por la magia simple de su presencia, la aureola de cierta honestidad. Impuso la moda del «retiro espiritual», en su caso con la sobreactuación del «convento trapense».
La trasparencia derivó en la mercadería indispensable para la presentación social. Se la compró, primero, Menem, que lo designó Ministro del Interior (antes o después de Manzano). Y después la adquirió Cavallo, que lo convirtió en compañero de fórmula (para perder enojosamente con Ibarra). Por último Kirchner le compró también la mercadería, para desperdiciarlo a Béliz en el Ministerio de Justicia (para terminar con el retrato del clásico espía, exhibido en televisión).
La onda de la trasparencia ética, de la moral cristiana y de los conventos trapenses suele ser, en la Argentina materializada, buena para arrancar. Para promoverse como un desodorante. Pero demasiado riesgosa para tomarla en serio. Sobre todo cuando arrecian las tentaciones recaudatorias de la realidad.

«Vos tenés que desprenderte de esos dos», le dijo Kicillof, el Neo Zapatitos Blancos, al ex superministro Julio De Vido.
Mientras Nuestra César, que lo escuchaba, se hacía la desentendida.
«Esos dos» eran los declinantes B y O.

Temporada en el Infierno

El Jibarizado y el Neo Zapatitos BlancosProbablemente De Vido desconozca la poesía de Arthur Rimbaud. Pero atraviesa su propia «Temporada en el Infierno».
Con inexplicable perversidad, Nuestra César lo reduce. Como reducían los jíbaros las cabezas de los enemigos.

Florencio Randazzo, el Ex Killer, se le quedó con el manejo del Transporte. El territorio desastrosamente surcado por los subsidios del alma. Los que sirvieron para fortalecer el Sistema Recaudatorio de Acumulación, base del misterioso «Fort Knox» (cliquear).
Y Axel Kicillof es quien más lo acosa para reducirlo. Por decisión de Nuestra César, lo despoja.
En la etapa cruel de la jibarización, Kicillof le quitó a De Vido el manejo de la Energía. De las Obras Públicas. Y le dejan, acaso para que se entretenga y dilatar la reducción, algún caramelo de madera.

La capacidad negociadora le sirve hoy a De Vido, El Jibarizado, para tantear, con promesas de ladrillos, a algún intendente. Con el objetivo explícito de puentear al gobernador que Nuestra César disponga. O para tratar con algún empresario reticente. Algún sindicalista que le responda.
Y hoy, durante las paradas memorables, las ceremonias donde debe aplaudirse la centralidad exasperante de Nuestra César, El Jibarizado debe colocar el exacto rostro del perro. Al que le hacen, violentamente, el amor.
Nadie desmiente, para colmo, aquella sentencia que, de ser cierta, es inapelable. De cuando amagó con irse. Hacia la rítmica serenidad de sus pájaros y la virulencia de sus tanguitos. Cuando, según varios columnistas y hasta locutores, le dijo: «De aquí te vas muerto o preso».
El silencio otorga.

Vaso comunicante

El Jibarizado y el Neo Zapatitos BlancosPieza trascendente de la patología kirchnerista. Capitalizado por la tendencia al diálogo. Por la reconocida sensatez.
De Vido es el típico peronista cultural. Emerge como el funcionario más afectado por la partida de Néstor.
Para El Furia, durante décadas, fue uno de los dos pilares fundamentales de su estrategia de dominación (el otro fue Zannini, El Ñoño).

La Caja y la Política, para El Furia, eran dos universos separados. Unificados exclusivamente por su vaso comunicador. Él.
«Si querés hacer Caja, hacé Caja, pero de política ni me opinás».
«Si querés hacer Política, no te me metas con la Caja, ni quieras ocuparte de hacer carteles».
«En síntesis, aquí Caja y Política sólo hago yo».

El Jibarizado y el Neo Zapatitos BlancosTrascendió la manera perversa de humillar a cierto precipitado trepador. Permanecía petrificado el pobre ante la exhibición inmanente del dinero.
Cuentan que El Furia agarró un fajo de billetes, se lo acercó a la cara y le dijo:
– Antes de dártelos a vos, los quemo. ¿Entendiste? Los quemo -y le ponía los billetes cada vez más cerca de los ojos-, porque si te los doy, vas a hacer política después contra mí.

Todos contra Todos

En las alturas precarias del cristinismo abunda naturalmente la desconfianza. Pero hoy excede el mecanismo de sobrevivencia personal. Ni siquiera florecen las alianzas transitorias.
«Hoy es todos contra todos», confirma la Garganta.
Y Nuestra César, en otra, ni arbitra.
Aparece extasiada, hacia afuera, con las articulaciones orales para la cadena nacional, hacia el interlocutor imaginario. Y sin decidir cortar la cabeza de nadie. Ni siquiera de Boudou, El Descuidista. El que la defraudó y demuestra, con el clavel de su presencia, que Nuestra César es, ante todo, falible.
En cambio hacia adentro le cuesta, según nuestras fuentes, sobrellevar la densa tristeza. Lo confirma cierta dama romántica, que la visitó con una delegación. Cuenta que la detestaba. Pero que, al verla, se conmovió.
De todos modos trasciende que, en los últimos días, la dama mantiene un mejor talante. Está más suelta. Positiva. Con desconocidas alegrías que la fortalecen. Las merece.

El Jibarizado y el Neo Zapatitos BlancosEn el Todos contra Todos hoy el blanco principal es Kicillof.
Se distribuyen números para cuando llegue el momento de pegarle.
El Neo Zapatitos Blancos es quien está más cerca de la oreja de Nuestra César. Su atención lo lleva a la vorágine del primer plano.
Que se jorobe y que aguante.
Baja la línea cuando lo consultan. Se insolenta. Tiene la patente de corso para tratar de papagayo a cualquier adversario que lo critique. Y para ensayar la depuración de los que lucran adentro.

El primer match fue de entrenamiento, con Moreno (apenas destinado hoy al divertimento de Papel Prensa). Pero le queda el enfrentamiento con Galluccio, en YPF. Pero sobre todo le queda pendiente la reducción de De Vido, hasta que Nuestra César apacigüe su extraño deseo de venganza.
Sobreviviente de mil batallas, De Vido adopta, por experto, la firme actitud de espera.
El Jibarizado sólo tiene que esperar que Neo Zapatitos Blancos se equivoque en algo. Que se estrelle.
Para ofrecerle, como corresponde, el arrebato de su solidaridad.

Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com

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