Sale Paraguay, entra Venezuela
Brasil, Argentina y Uruguay reeditan la triste Triple Alianza.
Artículos Internacionales
escribe Osiris Alonso D’Amomio
Geopolítica, especial
para JorgeAsísDigital
«Lo político supera largamente lo jurídico», acertó José Mujica. Única manera de entender el mecanismo de sustitución que en la práctica se da en el Mercosur. La sustitución de Paraguay por Venezuela.
Sin violencia, Argentina y Brasil arrastran a Uruguay para reiterar el deshonor del siglo diecinueve. Cuando aún no se había inventado la geopolítica como concepto.
Tres países fundadores, de la utopía del Mercosur, deciden tristemente hostigar al Paraguay, el cuarto fundador. Para suplirlo, con ostensible desprolijidad, por Venezuela.
Los diarios del subcontinente registran las emotivas manos entrelazadas de los cuatro presidentes del Mercosur renovado. Por la incorporación del jugador que estaba en el banco de suplentes.
Dilma, presidente pro tempore, el popular Pepe de «La Banda Oriental», y Nuestra César. En la bienvenida para Chávez. Algarabía en el equipo.
El cuarteto
La celebración oculta el desplazamiento del que se encuentra en penitencia. Por antidemocrático. Para destacar las características democráticas del que lo sustituye, en el cuarteto.
Chávez asiste a las vísperas de la reelección innumerablemente indefinida. Al superar el obstáculo de la biología, en adelante, perfectamente, puede apostar por la democrática eternidad. Para envidioso ejemplo, acaso, de Nuestra César. Quien, en la jocosa cúspide de la megalomanía, y en su exaltación del «polo de poder», se atreve a esclarecer los enigmas demenciales de la política internacional (pero sin cederle, al pobre Pepe, la facilidad del dragado que podría beneficiar, comparativamente, al puerto de Montevideo). Ampliaremos.
Dilma, la personalidad más gravitante del cuarteto, por prepotencia de país, se anota también en la fotografía. En su condición de dueña, en realidad, del «polo de poder». Con la obligación de tomar, a los compañeros del cuarteto, con la seriedad que le instruye Itamaraty.
«Hay una diferencia de fondo entre Brasil y Argentina», consigna la Garganta.
«Dilma hace, lo que hace, para anexar estratégicamente a Venezuela. Cristina lo hace, en cambio, para satisfacer a Chávez. Quedar bien».
El combo
En su amonestado aislamiento, Paraguay protesta. Pero lo «jurídico» no tiene aquí la menor importancia. Debe rastrearse en «lo político» para aproximarse a la interpretación.
La reticencia paraguaya, al ingreso de Venezuela, suele ser interpretada, en Brasilia, según nuestras fuentes, como una manifestación de la influencia tradicional de Estados Unidos (en el supuesto caso que los «gringos» estén extraordinariamente interesados en su antiguo «patio trasero»).
Se trata de la preocupación norteamericana, pero expresada a través de Paraguay. Por los efectos presumibles del combo que acompaña a Venezuela (paradójicamente el cuarto proveedor de crudo hacia los Estados Unidos).
El combo de Venezuela mantiene la imagen fantasmal de Irán. Estado estratégicamente aliado de Chávez que alcanzó a incorporar, en el diseño, a Brasil. Cuando Lula supo aplicar los cambios que impulsaba la «diplomacia energética». Pero Dilma, más recatada, atemperó la sobreactuación de Lula, en su fraternidad con Mahmud Ajmadinejad.
Hoy Irán tiene la necesidad de cuidar los escasos aliados decididos a mostrarse (amigos ocultos le sobran). Atraviesa, en la coyuntura, la compleja instancia de la caída próxima del régimen sirio. Es su principal bastión en Medio Oriente. Junto al Hizbolla libanés.
Entre las manos dulcemente entrelazadas de los miembros del cuarteto se motivan las diversas interpretaciones. Ociosidades ideales para las cancillerías que estudian la racionalidad en una política exterior.
Dista de ser, infortunadamente, el caso de la Argentina improvisada. Aún ni pueden aclararse las motivaciones de aquel misterioso traslado hacia Alepo del canciller Timerman. Para entrevistarse, acaso, a través de Bashar, con su par iraní. Pero es un secreto que conocen sólo Nuestra César y el Señor Canciller. En Argentina no hay con quien demonios hablar sobre las relaciones reales con Irán. Hay que conformarse, apenas, con los reproches orales, sobre el atentado a la Amia. En el que Irán, para colmo, según nuestras fuentes, nada tuvo que ver. Ampliaremos.
La penitencia
Paraguay, país desplazado, amonestado por el extraño «golpe contra Lugo». Dispuesto, precipitadamente, por los «conspirativos» senadores, que fueron elegidos, casualmente, por el voto popular. En una acción discutible. Pero admitida por su sistema jurídico (que a nadie le importa).
Porque el problema -como bien dice Pepe- es político. Hay que rastrear entonces entre la plausible connivencia del «desalojado», el presidente Lugo, con los Sin Tierra. Desposeídos que se llaman, en Paraguay, los «carperos». Estimulados moralmente, como se sospecha, por las generosas vertientes solidarias de la Venezuela Bolivariana.
Pero con seguridad deben ser infamias. Basura miserable de la CIA. Divulgadas por «los gringos» gravitantemente instalados en Paraguay. Como en Colombia. Por lo tanto el flamante «polo de poder» tiene que extenderse, preferiblemente, «hacia Bolivia y Ecuador». Como evalúan los rencorosos desairados de Asunción. Paraguayos que apoyan la asonada de Franco, pacíficamente -para colmo- constitucional.
Osiris Alonso D’Amomio
para JorgeAsisDigital.com
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