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Jubileo desestabilizador

El golpe de Nuestra César, contra Aire y Sol se acelera por la defección de El Descuidista.

Oberdan Rocamora - 17 de julio 2012

Artículos Nacionales

Jubileo desestabilizadorescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital

«Gobernador, ¿quiere que sólo comamos o que también le cuente» -le dijo, según nuestras fuentes, el senador Federico Scarabino, al Gobernador Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.
«Senador, por favor, cuénteme».
«Lo van a c…», le anticipó Scarabino, número dos de la provincia (inviable). Con la solidaria franqueza del peronista visionario.

Téngase en cuenta que Alberto Balestrini, el vicegobernador, se había suspendido. En aquella siesta fatídica del 7 de abril de 2010. Cuando ninguno de los asistentes, por demasiado respetuosos, se atrevía a despertarlo. Pero pasaban los minutos, las horas. Y a las 18, Balestrini debía recibir, en La Plata, al diputado Néstor Kirchner, El Furia, titular del ocioso Partido Justicialista (a la carta).
Como no pudieron despertarlo, lo llevaron, con desesperación, a Balestrini, hacia determinado nosocomio de La Plata. Donde transcurrió, según nuestras fuentes, otro accidente insólito. De pronto se salió una rueda floja de la camilla. Y el paciente, el vicegobernador, cayó al piso. De cabeza.
Balestrini no logró despertarse. Aún se lo extraña y espera.

El compañero Scarabino suplía al compañero Balestrini. En el almuerzo tradicionalmente semanal, de los viernes, con el Gobernador. Cuando le sacaban las leyes de un tirón. Con la destreza parlamentaria de los profesionales, hoy cambiados por amateurs.
Al compararlo con la estampilla actual que le encajaron, Aire y Sol hoy lo idealiza a Balestrini. Por su afecto y lealtad.

Socios para la aventura reeleccionista

La desestabilización, el golpe sedicioso de Cristina, Nuestra César, contra Daniel Scioli, está programado, según nuestras fuentes, para antes de diciembre del 2012. Pero se comenzó a instrumentar, en realidad, hacia finales de junio de 2011. Cuando transcurría el armado sigiloso de las listas de legisladores, para la elección.
En la práctica, Aire y Sol y Nuestra César eran socios. Compartían la aventura reeleccionista.
Daniel para la Provincia. Cristina para la Nación.

Jubileo desestabilizadorPor la marcada ideología del vitalismo, por su optimismo positivamente natural, Daniel ni imaginaba que su socia planificaba esmerilarlo. Recortarlo.
Lo necesitaba. Le aportaba los votos en la provincia numéricamente sustancial. Siempre les había manifestado incondicionalidad. Hasta en los peores momentos.
Supo acompañar, a El Furia extinto, en las desmesuras caóticas de «la crisis del campo». Lo hicieron hablar, incluso, en los actos más desastrosos de la historia del peronismo. Frente a la Plaza del Congreso, el día exactamente anterior al voto «no positivo de Cobos».
Lo siguió, sin reparos, en las catastróficas «testimoniales» de 2009. Cuando El Furia, en la lona y derrotado, le tiró el Partido Justicialista. Por la cabeza. Cuando Francisco De Narváez, El Roiter, se consagró como el triunfador efímero. Por la componenda pulverizada con Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, y Felipe Solá, el cuadro más promisorio del felipismo.

Menú de tres pasos

El cierre de listas se aproximaba. Nuestra César demoraba, según nuestras fuentes, la aprobación de Buenos Aires.
Consta que el día de cierre, límite y último, Cristina lo recibió a su socio Daniel. Durante algunos minutos, en Olivos. Por la mañana, en plena frialdad de junio.

Para vicegobernador, Aire y Sol le ofrecía, a su socia Nuestra César, según nuestras fuentes, un entretenido menú de tres pasos. Tres alternativas.

1.- Baldomero Oliveira, alias Cacho. 2.- José Pampuro, el máximo crédito del Portal, inapelable ganador del Torneo Tweety Carrario. 3.- Julián Domínguez.

Jubileo desestabilizadorDespués Nuestra César lo convocó a Aire y Sol para las 18.
Pero no le aceptó ninguno de los tres propuestos. Sin anestesia, vaselina ni discusiones, le impuso el clavel del aire de Gabriel Mariotto, el próximo Calabró de Llavallol.
La socia se transformaba, de repente, en la cesarista autoritaria. Despótica.
Para colmo, junto a Zanini y Máximo, le bajó la mayor parte de los propuestos para las legislaturas. De todas las secciones.

«De los 23 que puso para senadores, le bajaron a 20», confirma la Garganta.
Arbitrariedad similar para los Diputados.
Ni siquiera hizo falta que Scarabino le reprochara:
«Le avisé, Gobernador, que lo iban a c… Lo rec…».

Los Premios

Para la Provincia y la Nación, los dos vices fueron -como en la novela de Julio Cortázar, «Los Premios»- al mérito. A la excelencia de los servicios prestados por los respectivos desbordes.
La Ley de Medios, que catapultaba la sobreactuación de Mariotto.
Y el manotazo patriótico hacia las AFJP. Signó la consagración de Amado Boudou en el universo kirchnerista.

Pero el Furia nunca le hubiera otorgado, a Boudou, el caramelo vicepresidencial. Ardor explicable de Nuestra César.
Kirchner lo tenía, a Boudou, dispuesto para esmerilarlo paulatinamente a Scioli. Pero dos días después de haberlo retado, por la cuestión de «las manos atadas», El Furia, pobre, era internado en la «Clínica Los Arcos» (cliquear). Para iniciar el camino del descenso terrenal.

Jubileo desestabilizadorEn adelante, Scioli iba a consolidar el relativo prestigio de asumirse como el «Lázaro Costa del peronismo».
Por haber acompañado, a todos sus jefes políticos, hasta el destino final. Por haberle cerrado los ojitos políticos a Carlos Menem, en la Quinta histórica de Gostanián. Al Adolfo Rodríguez Saa, entre el temor de Chapadmalal y la capitulación en el Estado Libre Asociado de San Luis. A Eduardo Duhalde, hasta su incomprensible equivocación. Y ahora, a Kirchner.
Le falta, apenas, a Aire y Sol, cerrar los ojitos políticos de Cristina. Le va a costar, previsiblemente, más.

El Descuidista estrellado

Para nuestra informada evaluación, la defección rápida de El Descuidista precipitó la sedición de Nuestra César.
Debía acabar, en la primera de cambio, con la incombustibilidad de Aire y Sol.

La hecatombe moral de El Descuidista, que se extravió ante el ruidito febril de las monedas, fue percibida como un triunfo involuntario de Aire y Sol.
Se le despejaba el camino. Nuestra César lo preparaba a El Descuidista como estrategia sucesoria. Al menos para atenuar los ímpetus del Gobernador. El socio transformado, súbitamente, en un mal administrador. Y en los calificativos diseminados por la lengua larga del mini-gobernador Díaz Pérez, ex Pampuro boy que traficaba cercanía con Nuestra César.
Boudou iba a estrellarse en el infantilismo berreta de «El paraíso de The Old Fund» (cliquear). Una hazaña penosa, descripta con demasiada antelación en el Portal. En simultáneo con su consagración como candidato a la vicepresidencia.

Jubileo desestabilizadorLa desventura personal de El Descuidista motivó que, en plena desaceleración de la economía, Nuestra César acelerara los tiempos de la desestabilización de Aire y Sol.
Para persistir, había que destruir.

En adelante, transcurre el turno del jubileo desestabilizador. El juego de la conspiración que emerge, desdichadamente, con el riesgo del bumerán.
Significa confirmar que el jubileo desestabilizador se vuelve contra Nuestra César.
Estrellado El Descuidista, se contempla, con incierta desconfianza, hacia Tucumán. También hacia el Julián de la provincia inviable. Tercero del menú trunco.
Pero emerge, según «las paredes», el turno de la atmósfera institucionalmente ética.

«¿Se puede saber por qué me miran?», perfectamente puede preguntarse el estimable doctor Ricardo Lorenzetti.
«¿Por qué me piensan?».

Oberdán Rocamora
para JorgeAsisDigital.com

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