El populismo cursi (II)
CICCONE Y LA BANDA DE DESCUIDISTAS (V): En el turno de la autofagia, se cargan al Bebe Righi.
Cartas al Tío Plinio
Tío Plinio querido,
Fue un acierto la conferencia de prensa (que no fue).
El lamento borincano de Amado Boudou, el conferencista atribulado.
Pese a la precariedad conceptual. A la elementalidad frívola del discurso. Al nerviosismo de la sonrisita contenida. A la patética inconsistencia de sus formulaciones. Al deshilvanado ridículo.
Pero consta que el monólogo del senado le resultó redituablemente positivo.
El conferencista atribulado produjo, al fin y al cabo, la contraofensiva eficaz. Se la esperaba.
Nuestra teoría, con machacadora insistencia, tío Plinio querido, indica que el cristinismo -el populismo cursi- suele siempre interpretarse a través de sus recuperaciones. Es decir, de sus caídas.
Por lo tanto, los porrazos y recuperaciones del populismo cursi sirven, en simultáneo, para captar el verdadero estado de la sociedad. Que se hace, sin mayor perplejidad, «la de Iván».
Ante la desertificación total, en materia de osadía y de ideas, de la tristeza que suele presentarse, hoy, como oposición. Incita a sospechar, otra vez, acaso felizmente, que la alternativa, al populismo cursi que se desvanece, se refugia, otra vez, en el peronismo. Porque mantiene aún un respetable banco de suplentes. Masajeados que aguardan, mientras precalientan, el momento de ingresar.
La coacción del 54
Sin embargo el éxito del conferencista atribulado demuestra, también, otra de nuestras alucinantes teorías. Para estudiar en los próximos seminarios.
La teoría indica que el kirchner-cristinismo, versión patológica del peronismo, mejor presentada como populismo cursi, nos penetra siempre. Con una crueldad violentamente metafórica. Con un sexo breve y, para colmo, fláccido. Pero que es, al mismo tiempo, suficiente para desgarrar. Y para hacernos capitular, inmediatamente, ante la expresiva coacción del 54 por ciento.
Es la coacción que legitima, incluso, hasta la autofagia.
Como aquel indígena del film Macunaima, que cuando tenía hambre se alimentaba con trozos del propio cuerpo, el populismo cursi ya comienza a devorarse, tío Plinio querido, a sí mismo.
Nostalgias del Hipotecario
El conferencista atribulado lo hizo saltar al pobre Righi. El Bebe.
Porque el Procurador no supo cumplir con los deberes explícitos de frenar al Fiscal Carlos Rívolo. Y al Juez Daniel Rafecas, el artesano de la locuacidad. Gran Chateador que, de pronto, podría convocarnos para trabajar, si paga bien, en su «agencia de noticias». El Descuidista nunca miente.
Conste que Rafecas, como dijo Boudou, en principio «parecía que quería ayudar».
Pero, infortunadamente, no ayudó un pepino. O lo ayudó casi tanto como el solidario Echegaray, el Pilatos de la AFIP, surgido de la misma línea filosófica que entiende la vida desde el mercado.
Ya que el Juez adicto a la comunicación, máximo mal contemporáneo, dejó de ayudarlo. Para autorizar el allanamiento del bulín de Puerto Grosso, alias Puerto Madero, oportunamente desocupado.
Trátase de la propiedad que el conferencista alquilaba al poderoso abogado rosarino. El millonario doctor Carosso Donatiello. Hijo del puntero entrañablemente tradicional del «Reinaldismo».
Trátase -el reinaldismo- de la extinguida civilización santafesina que se reportaba a Aníbal Reinaldo. Santo alfonsinista que supo generar milagros asombrosamente inmobiliarios, desde el Banco Hipotecario Nacional. El San Reinaldo impregnó de créditos blandísimos a la pequeño-burguesía intelectual de los ochenta.
Carosso Donatiello junior solía utilizar el bulín, tal vez una semana por año. Para descansar de las desventuras que el abogado, millonario rosarino, debía purgar en España.
Padeció, anclado en Madrid, el infortunio de la muerte de su novia, en el atentado terrorista de Atocha.
Mientras tanto convivía, aparte, con el dolor de ser hincha de Rosario Central (que hoy se alarma, junto al River de Patanián, en el Nacional B). Se agrega a la portación, sanamente natural, del virus del radicalismo. Y a la carga moral de ser más o menos socio, y amigo, del célebre doctor Alejandro Paul Vandenbroele.
Trátase del monotributista impetuoso, de iniciativas ingeniosamente comerciales, dolorosamente transformado en inquilino permanente de las páginas de los dos grandes diarios argentinos. Ambos en poder de la mafia. Desde que Jorge Lanata cometiera la osadía de arrancar, su ciclo radial, con algo fuerte. Por ejemplo las declaraciones de la señora Laura, la Bella Armenia. Ex de Vandenbroele, presentado en sociedad como «el testaferro» de Boudou, el conferencista atribulado, estrella del populismo cursi. En Radio Mitre, emisora que se reporta a la mafia tenebrosa de Héctor Magnetto.
Trátase -Magnetto- del enemigo conveniente. Construido, para ser exactos, al arbitrio, en principio, de Néstor, El Furia, su interlocutor. Como Borizensky de Putin. Enemigo perfeccionado, después, a la medida de Cristina, Nuestra César. La cómplice activa, y perfectamente consciente, de La Banda de Descuidistas.
«Cristina y Boudou, juntitos juntitos» (cliquear), asumen el desafío de conducir, con un plantel de descuidistas, aquello que fue una nación.
Ambos prefieren creer, tío Plinio querido, que se los quiere llevar puestos Clarín y La Nación.
Declinación del Bebe
La cuestión que Righi, a los 71 años, también fue penetrado.
Justamente cuando despuntó la instancia de La Autofagia, El Bebe debió percibir su sorprendente declinación política.
De haber sido empujado, en 1973, del ministerio del Interior, por el general Perón, casi cuarenta años después El Bebe es lanzado, hacia el escarnio, por Boudou. El descuidista convertido, de pronto, en irreprochable hombre de estado.
La impertinencia de aquel discurso juvenil, ante el pleno temiblemente policial del 1973, resulta aplastada, banalizada, en el 2012, por el declamado intento, posiblemente inofensivo, del lobby laboral.
Como lo escribió Nicanor Parra en su antipoema:
«Así termina la historia/
sin pena, sin gloria/
sin un miserable sándwich de mortadela».
Hay que resignarse y aceptar que Boudou, el conferencista atribulado, es, en cierto modo, el presidente que la Argentina Trucha se merece. Y que necesita.
En una encrucijada histórica en que la sociedad entera decidió, tío Plinio querido, extrañamente, hacerse «la de Iván».
Dígale a tía Edelma, y a La Otilia, que si Cristina, la Serpiente de Agua Pisciana, atraviesa, con cierto oxígeno, el año turbulento del Dragón, en el 2013 -año de la Serpiente de Agua-, nos lleva puestos.
Por definitiva vez.
Relacionados
El objetivo es que ningún otro aparezca
Cuesta aceptar la idea del posible regreso de los que hoy gran parte de la sociedad detesta.
El macrismo no gobierna. Se justifica
El país no tiene salvación. El peronismo se nutre, tío Plinio querido, del fracaso de los sucesores.
Estadista de suerte
Por el patriótico desgaste, el Presidente reclamaba piedad.