Grabaciones
Visitas de novios a Kirchner, de Magnetto y de Rendo. La partida del Alberto fue un alivio simultáneo.
Artículos Nacionales
por Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital
Randazzo debe controlarlo a Massa
1.- Sombras nada más
Desde la fragilidad, el gobierno amaga con la renovación que, por su desconcierto, dilata.
El oxígeno de Massa, con su vibrante empuje de vendedor domiciliario, se consumió enseguida. Resultó insuficiente para mitigar la sucesión de porrazos, que se produjeron en los últimos diez días.
Conste que hoy Massa, el Jefe de Gabinete, lo tiene de sombra a Randazzo, el Ministro del Interior.
Parece incluso más activa la sombra, que el sujeto que la produce.
Decepciona entonces Randazzo, porque asume la ingrata tesitura del «comisario político». Por instrucción precisa de Kirchner.
Una faena, la de Randazzo, que dilapida sus antecedentes. Del «Dragoncito de Chivilcoy» se esperaba más. Por los reconocidos servicios prestados en su condición de «Killer». De ejecutador de pesados de verdad, que le posibilitaron la promoción ministerial. Y los pucheritos de disgusto del desairado jefe anterior. El sensibilizado Solá.
Escenas del peronismo conyugal, que remiten a aquel film comparativamente costumbrista de Bergman.
Porque Randazzo, como escudero de Solá, fue la pieza más gravitante para beneficiar, en el 2005, a los Kirchner, con la perforación del territorio de los Duhalde.
Dos años después, Randazzo se desgasta en tareas menores. Como escudero de los Kirchner. Mientras Solá, por su condición de víctima de Kirchner, inicia el acercamiento, elegantemente convivencial, con Duhalde. El Piloto de Tormentas provocadas que despunta como presidente, virtualmente honorífico, de la «Asociación de Víctimas de Kirchner». La ADEVIK. Una ONG con personería en trámite.
Pero así como a cada Kirchner le llega el Cobos que se merece, a cada Solá, invariablemente, le llega su propio Randazzo.
Una de las funciones más obsesivamente melancólicas del Comisario Randazzo, asegura la Garganta, consiste en mantenerse, siempre, demasiado cerca de Massa. El vendedor domiciliario suele quejarse porque Randazzo se introduce en sus reuniones.
Ocurre que debe controlarlo, como si políticamente lo auditara. Sin dejarle medio metro libre para la proyección.
Kirchner tiene estricto conocimiento, según fuentes, que el crédito del Tigre suele decir, confidencialmente, que lo odia. Y que explicablemente, a Kirchner, casi ya no lo soporta más. Por lo tanto crece la desconfianza de Kirchner. Ya fue consignado por este cronista, en el recuadro del Portal titulado «Lineamientos». Registra un reto telefónico de Kirchner a Massa, por haber sostenido que el INDEC debía recuperar la credibilidad. Lo cual fue, como corresponde, rectificado oportunamente por Randazzo.
De todos modos, Massa parece encontrarse en actitud de superar las dificultades anunciadas del destino diseñado. Intensamente similar al destino de Lousteau.
Hasta ahora, sólo se le reconoce a Massa el atributo de haber conseguido que La Elegida se diferenciara con las conferencias de prensa. La primera fue para atenuar los efectos, mediáticamente domingueros, de la inauguración de La Rural.
La segunda fue, en el fondo, para atenuar el efecto mediático de la visita de Cobos, en la misma Rural.
Temática, el campo, y el personaje, Cobos, que representan los símbolos de la pavorosa declinación del kirchnerismo, que se evapora.
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Nuevo Ministro de Economía.
Entre Blejer, Redrado y Melconián.
2.- Eficacia de tablón
Por lo que sabemos, los Kirchner preparan otro golpe de efecto. El impacto de la designación de un Ministro de Economía que mantenga algo para decir. Que proporcione sesgos de credibilidad.
Por supuesto que el elegido no va a ser Lavagna. Al que Kirchner, según nuestras fuentes, no vacilaría en recurrir.
Sin embargo ocurre que Lavagna no puede coincidir otra vez con De Vido. Quien, por prepotencia de concreta acumulación, casi es parte del inventario imprescindible.
De Vido es aún más poderoso con La Elegida, de lo que era con Kirchner. Con la venia de Kirchner ya noqueó a los dos. Primero, lo desplazó al propio Lavagna, que se mostraba apenas reticente. Después, al poeta que lo había desafiado, Alberto Fernández.
Aparte, a Lavagna, La Elegida no lo puede ver, según nuestras fuentes, ni en fotografía. Para soberbia basta con la soberbia de La Elegida.
Por lo tanto, no está mal que los analistas, y el batallón de consultores que se ganan la vida, atiendan a José Blejer. Mantiene Blejer el encanto de ser, si no un feo, una especie de mezcla entre Moisés Ikonicoff y un Woody Allen de la burocracia internacional.
Desde hace ya varios presidentes, Blejer tiene su traje listo para los fastos del juramento.
Es entonces más atinado pensar en Blejer, por su estilo Woody Allen, que en Martín Redrado, que mantiene el inconveniente de ser bello. Estilo Lousteau. Y aunque a los bellos, Kirchner suele esmerilarlos, Redrado presenta el atributo de la docilidad. De comprar o vender dólares de acuerdo a las instrucciones de Kirchner, que supone, en sus desbordes de usurero, que sabe algo de Economía.
No obstante, aunque se suponga que los miembros del staff del JorgeAsísDigital están por un síndrome de enloquecimiento colectivo, se sugiere no sorprenderse con un plausible golpe de efecto. Si en el desconcierto se produce un giro total y designan, como Ministro de Economía, al caudillo popular Carlos Melconián.
A pesar de la estampilla de haber sido un portador sano de menemismo explicito, Melconián mantiene el atributo principal de ser, primero, armenio, y segundo, un tablonero. Es un adicto al sufrimiento del Racing Club. Pero el común padecimiento académico, confirma otra Garganta, los acercó a Kirchner y a Melconián. Solidaridad elemental en el dolor. Pero aparecen otros amigos en común. Por ejemplo un eficiente prensero, que activara profesionalmente, en un segundo plano, durante el cavallismo. Y que mantiene, según fuentes, excelentes vinculaciones, por su asistencia espiritual al Neolopecito. Otro titán que despacha viviendas, actualmente paralizadas, por debajo de De Vido. También merece constatarse otro crédito descubierto por el Portal. Es el Contador Galera. Un eufórico militante que pugna apasionadamente por la utopía de salvar, del infierno, a Racing.
Galera representa, por otra parte, una rescatable paquetería semántica del kirchnerismo en extinción. Por disponer de un eficaz «galerero», de apellido Galera.
Menem jamás se hubiera permitido semejante trasgresión.
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Se reanuda el romance Kirchner- Clarín.
3.- Musimundo
Para terminar el poco inocente despacho, debe consignarse que Kirchner, en persona, es quien se encarga directamente del carísimo apaciguamiento de Clarín. Sobre todo después de haberse desprendido del irreconocido sonetista Alberto Fernández. Quien supo instalar la renuncia, cuando creyó se le venía, temerosamente, la sanción del despido.
Refiere, otra Garganta, que, aunque está vedada la tarea del espionaje interno, en ciertas esferas del gobierno circulan más grabaciones que en Musimundo.
Kirchner mantiene exclusivo conocimiento de la misteriosa existencia de dos extrañas grabaciones. Suelen mencionarse sin graves reparos entre la fauna, bastante entrecruzada, de la comunicación oficial.
Trátase de la existencia de dos conversaciones sustanciales. Entabladas entre Magnetto, el CEO del Grupo Clarín, o de su traductor de cabecera, Jorge Rendo, con Alberto Fernández.
En una de ellas, transcurrida en las vísperas de la renuncia, el Alberto, según la fuente, le consulta, sin gran lirismo, a Magnetto:
«¿Qué hago, Jefe?».
En otra conversación, previa a la ya citada, se cuenta que de pronto aparece, en la comunicación, por solicitud de Magnetto, la voz del mejicano David Martínez.
Trátase del socio para la gran fusión Cablevisión-Multicanal (comercialmente presentada por Clarín como adquisición). En apariencias Martínez le dice, al Alberto, algo así (se transcribe la idea, y no exactitud de la oralidad):
«Estoy dispuesto a invertir 300 millones de dólares, asociado con Clarín», le informa Martínez. «Y quiero saber si el gobierno se dispone a obstaculizar el negocio, o no».
Sostiene la Garganta que el Alberto, con claridad, se atrevió a asegurarle a Martínez:
«Nunca el gobierno va a activar a fondo contra Clarín. Al menos, mientras yo lo integre».
En los últimos quince días, ahora dos Gargantas, se registraron, al menos, dos conciliadoras visitas en la residencia de Olivos.
Certifican que la presencia eventual de Alberto Fernández era, en el fondo, innecesaria. Al menos para que el gobierno desistiera de la ofensiva contra Clarín. Al final, se fue del gobierno en vano.
Para Clarín, y para Kirchner, la partida del Alberto representó un alivio simultáneo.
Las visitas las protagonizó, en directo, a eso de las ocho de la noche, el Contador Héctor Magnetto. Acompañado, literalmente, de su intérprete, Jorge Rendo. En la última, incluso, se les cruzó La Elegida. Pero no participó de la reunión.
A La Elegida, por lo que sabemos, le fastidia, más que al marido, aceptar con resignación la existencia, proyectada y hegemónica, del «monopolio».
En los encuentros, que improbablemente hayan durado más de treinta minutos, es Rendo quien le traduce, a Kirchner, lo que Magnetto le quiere decir.
Paz. Convivencia racionalmente interesada, aunque sin amor.
Acaso para facilitar, ilusoriamente, la llegada con aire al 2011. A cambio de algo relativo a Telecom. Vaya a saberse qué. La cinta, por el barullo del helicóptero, no lo registró con claridad.
Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital
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