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Alias Kirchnercito

MODELOS DE GIORDANO (V): Serie "Gobernadores". Hoy, José Alperovich, El Transversal del Tucumán.

Oberdan Rocamora - 20 de junio 2008

Miniseries

Alias Kirchnercitoescribe Oberdán Rocamora,
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsisDigital

Turno para que desfile el contador José Alperovich, Alias Kirchnercito. Un personaje que hubiera fascinado al invalorable Bernardo Kordon, el autor de Alias Gardelito.
Trátase del gobernador transversal del Tucumán. De formación familiar comunista, comenzó a destacarse como diputado, por la casi extinguida civilización de la Unión Cívica Radical.
Significa que Alperovich es un Radical pre Kash. Desde mucho antes que los Kash irrumpieran en el escenario, para colonizarlos.
Desde la presidencia de la Comisión de Hacienda, y desde el formato radical, Alperovich supo distribuir favores a las fuerzas, hoy reprochablemente republicanas, del gobernador Bussi.
Después, mientras aún pertenecía a la ecuménica escudería del radicalismo, nuestro antihéroe accedió al Ministerio de Economía, pero de un gobierno peronista. En tiempos del gobernador Miranda, otro modelito de Giordano que sólo puede intentar, aquí, una pasarela rasante. Actual senador, Miranda emerge como un cuadro hipersensibilizado y enternecedor. Conmovido por la saludable remake de los fervores, sentimentalmente tardíos.
A pesar de una tendenciosa adiposidad, Alperovich se las ingenió para el envión de pegar, con una destreza envidiable, un salto de garrocha admirablemente impresionante. Hasta aterrizar en las playas pedregosas del Partido Justicialista, un conjunto de aventureros desprestigiados que mantenía el liderazgo vacante. Los peronistas pirandelianos de Tucumán peregrinaban en la búsqueda pirandeliana de un conductor.
Entonces, nuestro modelo de Giordano de hoy, a través de su versatilidad política, debió hacerse cargo de la superstición fundamentada del peronismo. Pudo capturar una senaduría, y, más tarde la gobernación. Hasta transformarse, en la actualidad, en uno de los gobernadores nacionalmente más inadvertidos del Frente de la Victoria. Fue reelecto en el 2007, con un venerable 78 por ciento de los sufragios. Reverencias y veneraciones.

Recogimiento

Ante tamaña tapa del éxito, cabe sólo la unción del recogimiento. Disciplina en la que el Gobernador despuntó como un dispendioso especialista.
Cabe reconocer, expresamente, la eficacia de la asistencia mensualmente profesionalizada de la señora Alejandrita. Es la adalid de la consultora espiritual que mantiene la sublime vinculación amistosamente societaria con El Fenicio, aún el egregio operador mediático de los Kirchner. Merced a la solidez de sus accesos espirituales, Alejandrita logró que no trascendieran, al menos hasta hoy, y en el plano nacional, algunos de los coloridos desastres que signan la consagratoria administración de su cliente tucumano.
Ni siquiera los referentes a la magnitud de la sensualidad. Circunstancias tan ardorosamente comentadas entre las mesas malignas de Las Palmas. Sobre todo cuando se exalta la extraña predilección del gobernador por concentrarse en «Bailando por un Sueño». Y debe citárselo literalmente así, aunque nuestro director prohíba la escritura con gerundios.
El festival de rumores excitantes emerge como mero antecedente para introducirse en el relato de la extravagante mejicaneada de la marroquinería. Por el desliz que mantuvo como víctima a determinado marroquinero que se permitió el imperdonable pecado de la distracción. Al colaborador detectado le soplaron la valija colmada de efectividades conducentes, que debía ser entregada, precisamente, en Las Palmas, a un sujeto que hubiera dado la vida por parecerse a Humphrey Bogart. O, al menos, al paraguayo Jacinto Herrera.

Cesarismo provincial

Con la gloria del perfil bajo. Con su capacidad inagotable de trabajo. Con la paranoia del obsesivo que impide que se acceda a su despacho con celulares, José Alperovich, alias Kirchnercito, prosigue, en versión doméstica, el camino del cesarismo conyugal. El que le inspiraran, sabiamente, los Kirchner, a quienes imita hasta la pasión por pelearse con los periodistas. Precipitación que lo induce a sostener que su única oposición es el diario La Gaceta. Sin embargo, es una manera elíptica de ignorar a los adversarios que suelen hostigarlo desde El Periódico.
Para el cesarismo provincial, lo acompaña la señora Beatriz Rotkes. Es vicepresidente del corporativismo del Partido Justicialista. Es la legisladora que debió poner el rostro indemne de señora creíble, y a los efectos de explicar la inconcebible muerte del muchacho de Lules, en la Plaza de Mayo, en uno de los amontonamientos menos memorables de la cadena nacional.

Dilema

Lástima que, en su ascenso fulminante, Alperovich, alias Kirchnercito, tropiece con un dilema que Alejandrita, infortunadamente, no puede resolverle. Ocurre que no tiene el derecho de faltar a ninguna de las frecuentes convocatorias de los Kirchner. Justamente ellos, que arrojaron el país por la cadena, abusan de la virtual cadena nacional. Viven necesitados de las apoyaturas incondicionales de los gobernadores, a los que mantienen como rehenes. Para exhibirlos como ornamentaciones en el Salón Blanco, o en cualquier club de barrio.
Entonces, Alias Kirchnercito, ahí va. Calladito, adónde le pidan.
Como si Alperovich fuera un Scioli cualquiera.

El kirchnerismo fundamentalista, del Kirchnercito del Tucumán, mantiene raíces ideológicas muy profundas. Comenzaron con el llamado de Julito De Vido, para pedirle por el acceso estratégico de Cristóbal López, quien representa el camino más recto para enternecer el corazón de Kirchner.
Sin embargo, en Tucumán, a las tragamonedas de Cristóbal les aguardaba el fracaso comercial. Y no cumplió con la construcción del prometido Centro de Convenciones, que tanto podría haberle servido al Gobernador, para la próxima Cumbre del Mercosur, que empieza en diez días.
De todos modos, a pesar del fracaso de Cristóbal, el rigor ideológico de Alperovich se consolidó a partir de las sobreestimadas cinco mil «viviendas populares», que se construyen en las folklóricas Lomas del Tafi. Casitas que, a esta altura, comparablemente mantienen un costo de construcción, por metro cuadrado, que es ya superior al costo de construcción de cualquier edificio de categoría, de los que se construyen en Tucumán.
En efecto, Alias Kirchnercito se tomó tan en serio la redistribución de la riqueza que postula el kirchnerismo que las viviendas populares de Lomas del Tafí presentan un costo de construcción de 1.800 pesos el metro. Cuando, por ejemplo entre los alrededores de la Plaza Independencia, pueden construirse departamentos suntuosos por 1.400 pesos el metro. En la zona central donde se agrupan los «piqueteros de la abundancia», que ya comienzan a aturdir con las cacerolas. Por solidaridad con «el campo». Pero sobre todo como repudio al pegajoso posicionamiento del gobernador. Por su apasionamiento por situarse, siempre cerca, del corte de la torta.
Si Kirchner, por instrucción a De Vido, a través de la cartera del inmortal Neolopecito, le llega a retardar el envío de alguna partida, la provincia puede sufrir severas turbulencias.
Ocurre que, para complementar el avance del keynesismo electoral, un patriota irreconocidamente desinteresado, como el venerable Jorge Brito, otorgó ciertas líneas de crédito generoso del Banco Macro. Pero con el aval documentado de la provincia. Es, en general, para abonar los «certificados de obra». Los que desde la caja de la torta nacional suelen demorarse, al extremo de haberse casi paralizado la obra pública. Construcciones enteras, con cintas que se cortaron seis veces, se encuentran suspendidas en diversos costados de la república. Con las «cometologías» debidamente cobradas. Y con los afanosos constructores que, de pronto, ya no pueden encontrar, siquiera, a los marroquineros nacionales.
Sin embargo Alperovich mantiene algo a favor. La identidad del Neolopecito, porque es también tucumano. Conste que el Neolopecito necesita quedar bien con el señor gobernador. Porque Alperovich podría, con su generosidad proverbial, convertirlo al Neolopecito en diputado.
Ocurre que, de repente, al Neolopecito se le despertó una rescatable vocación parlamentaria, que en esta instancia debiera aprovecharse.
Para terminar el desfile, y a los efectos de entender el dilema que le impide, al Gobernador, hasta disfrutar de los movimientos atormentadores que brotan desde «Bailando por un sueño», suele, a menudo, desahogarse. Confidencialmente, con quienes Alias Kirchnercito supone sus incondicionales, aunque siempre deban escuchar sus confesiones sin el celular conectado. Entonces les dice, según nuestras fuentes, que está más que preocupado. Porque Kirchner juega al límite, está completamente afuera de la realidad y no hay quien lo detenga. Porque Alperovich, Alias Kirchnercito, cuando se desahoga en pucheritos cuenta que está en absoluto desacuerdo con Kirchner. Y que teme que, a este paso, todo puede terminar mal, pero no tiene otra alternativa que seguirlo. Como si fuera un Scioli cualquiera.

Oberdán Rocamora
para JorgeAsísDigital

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