El pelotón
Opciones para evitar a Alfonsín y/o Cristina.
Artículos Nacionales
De los siete, quedan en pie «Dos samuráis» (cliquear).
1.- Cristina. Si es que comete el dislate autodestructivo de ir por la reelección.
2.- Ricardo Alfonsín. El Menoscabado que durmió a los competidores internos. (Los ex samuráis Cobos y Sanz). Ver «Arrugues de barrera» (cliquear).
Binner ¿Tercer Samurai?
Al cierre del despacho se desconoce el comportamiento final de Hermes Binner. El gobernador de Santa Fe puede convertirse en el tercer samurai.
Socialista de aparato. Entre tanto zurdo trucho que prolifera, Binner representa una izquierda racional. De verdad.
Sin el adorno, el comodín del progresismo, «la playa donde naufragó la izquierda».
La estampilla de «progresista» suele pegarse. Para quedar presentable. En pechos peronistas como radicales.
Es altamente probable que Binner se anexe a uno de los dos samuráis que quedan. Para fortalecerlo. Cae que es Ricardo Alfonsín (aunque alguno de sus instrumentadores haya alucinado con hacerlo vice de Cristina).
Lo que no queda claro, hasta dentro de alguna semana, es quién va a fortalecer al otro. Si Binner a Alfonsín, o viceversa.
Hay quienes arriesgan que, por fuerza de provincia, y por experiencia de gestión, Binner es políticamente más que Alfonsín.
El Menoscabado porta el atributo genético. Que se convierte, también, en una carga.
La otra opción que se le presenta al proyecto de samurai -Binner- es ponerse como mascarón de proa de La Armada Brancaleone.
A los efectos de encabezar, como si fuera Vittorio Gassman, al desarrapado ejército de intachables. Los que buscan, en el revoleo, la difusa redención social.
Lo contiene a Fernando Solanas, el prestigioso dirigente universitario, hoy aspirante a comandar el Artificio Autónomo. A la prejuiciosa señora Margarita Stolbizer, con orgánica tendencia hacia la «Hepatalgina política» (cliquear). Al destacable humorista Luis Juez, que aspira a comandar la Córdoba ausente. Y al «Tano» De Gennaro. Es aquel esbozo trunco de Lula regional que se ofrece, amablemente, para acompañarlo a Binner, como vice de la desopilante cruzada.
El Pelotón
De optar por La Armada Brancaleone, Binner pasaría a formar parte de El Pelotón.
Es el nutrido conjunto de aspirantes que intentan el ascenso, desde una suerte de Nacional B.
Pueblan, en cierto modo, la mesa de saldos y retazos. Son útiles -se diría indispensables- para considerables millones de argentinos, que no tienen el menor interés de apoyar a los dos samuráis que persisten. Para esos millones, optar por Cristina o Alfonsín equivale, ante todo, a una crueldad que les reserva el destino.
Les conviene, en todo caso, que el dilema se resuelva en la primera vuelta.
Para Consultora Oximoron, hasta hoy, los miembros más atendibles de El Pelotón, en el plano nacional, son cuatro.
1.- La persistente señora Elisa Carrió. Estudiadamente reaparece, con propósito de copar, desde su violenta oralidad (ver aparte).
2.- El ex presidente Eduardo Duhalde. Piloto de Tormentas (generadas). Se dispone, con relativa suerte a representar el peronismo que se quedó afuera. El no kirchnerista. Y a heredar los votos del centro derecha, dejados, en irresponsable banda, por Macri.
3.- El aún no muy reconocido artista plástico Alberto Rodríguez Saa, del Estado Libre Asociado de San Luis. El Alberto es de los pocos que tiene una gestión en marcha para mostrar.
(Ambos -el 2 y el 3- sobrevivieron al hundimiento del Peronismo Federal, después de haberse encargado de hundirlo).
4.- Jorge Altamira. El último utopista del trotskismo ilustrado.
______________________________________________________________
Millones y misterios
Los «diez mil millones» del Fort Knox y el vaticinio: Cristina no va a ser.
Por su resonancia de concepto, Carrió se impone -pese a la pedantería autorreferencial- como la animadora argumental de la campaña.
Es la candidata que presenta, en su discurso, con mayor contundencia, y dosis de efectismo, las problemáticas fundamentales de la sociedad.
A los efectos de transformarla en un objeto de descalificación fácil, lo más aconsejable -y acaso cómodo-, es tomar los excesos de Carrió como meras locuras. Para tranquilizar conciencias.
Carrió suele lanzar previsibles algaradas contra Hugo Moyano. Participa, en la primera línea, del extendido juego «Péguele al Negro». Lo califica, en el exceso, de «Monstruo».
Por su imagen negativa, se supone que la sociedad ve con beneplácito que, a Moyano, se lo masacre.
Cristina, incluso, no se quiere dejar «extorsionar». Y lo busca (a Moyano) como confrontador.
Duhalde, en cambio, asegura, con él al frente, el «Problema Moyano» se termina antes de fin de año.
Pero la audacia de Carrió la hace avanzar más allá del lugar común de «pegarle al Negro». Indaga en zonas más riesgosas.
Por ejemplo, exagera acerca de los «diez mil millones de dólares que Kirchner se robó». Como se lo dijo, en televisión abierta, al estupefacto Luisito Majul.
«Ese es el problema de Cristina», lanzó. Se entiende que el problema son «los diez mil millones».
Al respecto circuló una versión demencial. Alude al recurso del incendio. Quemar la guita.
Significa que Carrió, merced a sus propios mecanismos informativos, participa de la tesis que habla del descubrimiento del Fort Knox (cliquear).
Teoría también reflejada en la asombrada reacción, que suele difundirse desde Santa Cruz. «¡Para que juntar tanto!» (cliquear).
Aunque la palabra específica, en el origen, fue menos elegante que «juntar».
Precisamente la construcción metafísica del Fort Knox, en apariencias descubierto, se transforma en «el problema de Cristina».
Pero diez mil millones -para la Garganta- es otro exceso.
Cabalismo
Sin embargo, un aspecto más intrigante, en el discurso de Carrió, reside en la certeza que inquieta. Y atormenta.
«Cristina no va a ser la candidata».
O con mayor exactitud, se indica que Cristina no «va a llegar».
Es la expresión unánimemente coincidente, en los ambientes más respetables del alternativismo. El misterio esotérico. «Universo de luz y no de sombra», que participa, de diversos modos, «del lenguaje sagrado».
El portal supo reflejarlo en «Ligeia, Neptuno, Piscis y el Sol» (cliquear).
Aunque probablemente Carrió disponga de información que exceda al marco relativamente astrológico.
Al respecto, ya trasciende el vaticinio del Gran Rabino Cabalista. Se trata de uno de los dos rabinos más respetados de su comunidad.
Reside en Jerusalén. Suele desplazarse con los esplendores de su sabiduría, por varias capitales. Hasta supo llegar, incluso, con su larga barba, a Buenos Aires. Se instaló en la suite de uno de los hoteles más calificados, y uno podía impresionarse en el bar de la planta baja, por la jerarquía de los parroquianos que aguardaban el momento de dirigirse hacia el ascensor.
«No va a ser» -les aseguró, el Gran Rabino Cabalista, según la Garganta, a varios interlocutores muy influyentes de su comunidad.
Alguno, según nuestras fuentes, intentó replicarle.
Justamente al rabino, uno de los interlocutores le invocó una sucesión de encuestas. Utilizó enfoques racionales. Conclusiones inapelables.
«A mí no me hablen de política. No entiendo nada de política, ni quiero tampoco entender -les dijo el Gran Rabino Cabalista-. Yo me limito a transmitirles lo que recibo. A decirles lo que veo. Ella no va a ser».
Relacionados
Depilación total de la Cultura PRO
La Civilización Milei supo captar para su identidad la música barroca de Federico Sturzenegger, El Bailarín Compadrito.
Tres próceres del peronismo que se junta
Los años impares las divisiones no corresponden. Cuando el peronismo llega al sufragio dividido suele ser boleta.
Los libertarios prefieren a La Doctora
Milei se dispone a repetir el error de Mauricio. Prefiere enfrentar en 2025 a La Doctora.