Como un Rovira cualquiera
José Luis Gioja, el gobernador de San Juan, llama a un Plebiscito. Para "mubarakizarse".
Artículos Nacionales
Hasta hoy, al gobernador Gioja, se lo tenía considerado como «un vivo». No podía ser equiparado nunca con un Rovira del montón.
Estadista provincial, José Luis Gioja sabe combinar la astucia con la inteligencia. Con el reconocido agregado, en materia de gestión. La solvencia.
Lo prueba el extraordinario nivel de adhesión que mantiene en su comunidad. Acompañamiento colectivo que le permitió ganar, con holgura, la reelección del 2007. Hasta erigirse como principal reserva del Justicialismo.
Se lo barajaba como candidato a la vicepresidencia. Pero Cristina nunca lo tuvo como copiloto eventual.
En algún momento, José Luis alucinó también con calzarse la banda presidencial.
Si Kirchner pudo ponerse la banda, el país -en banda- estaba para cualquiera.
Lombardía
La saga de los Gioja procede de la Lombardía. Arribaron a mediados del Diecinueve, para instalarse en la provincia de Buenos Aires. Pero fue el abuelo, en el Veinte, que se trasladó a San Juan.
En la jerarquía política, el actual gobernador escaló todos los peldaños. Arrancó como secretario del gobernador Eloy Camus. En 1973.
Fue legislador, provincial y nacional. Hasta senador. Impuso la naturalidad del estilo casi campechano, posteriormente imitado. Saco sin corbata y el cuello abierto.
Durante el interregno presidencial del senador Duhalde, Gioja capturó la Presidencia Provisional del Senado. Fue el número dos, en la jerarquía del estado. La experiencia legitima el berretín de ser el vicepresidente (algo similar le ocurre a Puerta).
Pero trasciende que Cristina nunca, a Gioja, lo va a llevar de vice.
«Ella no quiere a su lado gobernadores peronistas que sepan de gestión», nos confirma la Garganta. Que trabaja otra interpretación usual, acaso incierta.
«José Luis fue mencionado como vice de Scioli. Eso tampoco a Cristina le gustó».
Si era que Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, se atrevía a saltar.
Al percibir que podía quedarse sin el pan (Scioli), ni la torta (Cristina), la desesperación indujo a José Luis a pasarse de rosca.
Porque Scioli arrugó y va nomás por la provincia. Sin pegar ningún salto.
Y Cristina, a su lado, no quiere peronistas que sean jefes políticos.
Habituado a la cotidianeidad natural del poder, se le venía, al gobernador Gioja, la noche.
Ingresaba en la peor instancia que podía atravesar un líder peronista. El llano.
El error de la almohada
Al cierre del despacho (domingo a la medianoche), y mientras trasciende la algarabía del «kirchnerismo póstumo» por el triunfo en Catamarca, el gobernador Gioja aún mantiene, en San Juan, el error de convocar al plebiscito del 8 de mayo. Destinado a incluir la enmienda constitucional. La autorización «del pueblo sanjuanino» para buscar la re reelección.
Cambiar la Constitución para preservar el destino personal.
En su afán de perpetuarse, Gioja desata el riesgo infortunadamente previsible. La nacionalización de la problemática provincial.
Pasa de ser inofensivamente lateral. Para erigirse como eje de un problema central.
El asunto, en adelante, deja de tratarse como un dilema entre el Gobernador y su «almohada».
En San Juan, la almohada del Gobernador Gioja mantiene existencia propia. Entidad protagónica.
La almohada es la única interlocutora del enceguecido gobernador. Lo confirma Mariano Bataller, del «Nuevo Diario de San Juan». Heredero, con seguridad, de Juan Carlos Bataller, El Colorado.
(Fue -El Colorado Bataller- corresponsal de Clarín en San Juan, pero mantuvo un ascendente período de ambiciones en la redacción central. Llegó en 1976, junto a Joaquín Morales Solá, otro crédito de Tucumán. Debían fortalecer juntos a Marcos Cytrynblum, el jefecito de interior que se quedaba con la conducción del diario).
La contingencia doméstica contiene el riesgo de nacionalizarse. Gioja pierde uno de sus atributos fundamentales. El desconocimiento.
Fuera de los márgenes del Cuyo, y de la consideración específica de la militancia, lo que se conoce de San Juan, y del gobernador Gioja, es efectivamente poco.
Si el conocimiento se ensancha puede resultar perjudicial. Específicamente negativo. Hasta generar un motivo de argumentación adversa. Para explotarse, en cancha grande, por Fernando Solanas. Es el prestigioso dirigente universitario. Solanas aspira a la utopía presidencial.
Por «los desastres de la minería a cielo abierto», Solanas va a fulminarlo a Gioja. Va a avanzar en las sospechas de la complicidad con la Barrick, la firma minera del Canadá.
Al lanzar el Plebiscito, Gioja se eleva, en la práctica, como jefe de la campaña Solanas 2011.
Perfiles
Gobernador exitoso. Apreciado por su pueblo. Al contrario de Rovira, modelo inevitable, Gioja puede garantizar el triunfo en el plebiscito. Para obtener el derecho de ser Gobernador, por otros cuatro años.
Pero el precio de la equivocación es alto. Consiste en el abandono del perfil bajo. Le aseguró -el perfil- un redituable nivel de intrascendencia a las impugnaciones hacia su persona. Encaradas, en principio, por don Alfredo Avelín.
Avelín se desgasta en la faena de desenmascararlo. Denostarlo por aquel viejo asunto de las «coimas en el senado».
La antigualla que sirve para mantener, como rehenes, a unos cuantos ex senadores. Sacrificaron sus carreras políticas. Por un acuerdo de funcionamiento institucional. Ampliaremos.
Hasta hoy, la fecalización permanente de Avelín quedaba acotada a los márgenes de la provincia. Donde, a su sociedad, el tema le importa muy poco.
Al levantarse el perfil, van a multiplicarse, también, las voces de los opositores. Algunos, incluso, con mayor virulencia que el propio Avelín. Como Basualdo, o Ibarra. Son los que tendrán la oportunidad de destacarse como aquel obispo Piña, de Misiones. Contra Rovira.
Fue en Misiones donde el kirchnerismo recibió el primer tortazo significativo.
Cuando aquel pequeño Rovira quiso intentar lo mismo que Gioja intenta hoy. Mubarakizarse. Justamente es la felonía que hace perder, en Catamarca, a Brizuela del Moral.
En San Juan debe agregarse, aparte, como explotable detalle de color, la reacción del Hermano César.
Se siente, el Hermano César, de nuevo, postergado. Desplazado. Hasta limitarse el poder, en San Juan, a una cuestión de familia. Para preocupación del otro Gioja, Juan Carlos, diputado.
Se espera, en definitiva, en San Juan, la misma discusión mediática que atormentó en Misiones. Pero con el agregado melodramático de la lucha de los parientes.
Como si los descendientes del lejano Gioja, que se vino de la Lombardía, ofrecieran el espectáculo teatral de los Colombi. En Corrientes.
Probablemente el gobernador Gioja, al que se lo tiene en el peronismo, hasta hoy, como un vivo, no va a rifar su trayectoria. Ni exponerse al matadero. Como un gil.
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