Kermesse y re/reelección
LA KERMESSE DEL 25 (II): Desde la lona, Kirchner se recompone.
Cartas al Tío Plinio
Tío Plinio querido,
De la kermesse del 25, los Kirchner marchan, directamente, hacia la re/reelección. Sin escalas. Con el objetivo de superarlo a Menem.
Los kirchneristas están demasiado agrandados. Consumen la letra marcada por los facturadores de las consultoras nostálgicas.
Presumen, para algarabía del oficialismo, que vuelve el ciclo triunfalmente hegemónico.
Retrocedieron por cansancio, sólo para cargarse de ínfulas.
Los apasionados se abrazan al tronco redituable del kirchnerismo. Perciben, voluntariosamente, que el virus de la 125, productor de la epidemia del campo, se extinguió.
Que las testimoniales, provocadoras del desperdicio del 28 de junio, quedaron en el olvido. Lejos, donde se juntan las paralelas.
O que la valija de Antonini Wilson se redujo a una perdonable imperfección. Otra desprolijidad definitivamente aplastada por el cúmulo de virtudes transformadoras.
Levantan, los kirchneristas, desafiantes, las cabezas que estaban sumergidas en la lona moral. Dejan de besuquearla.
Por la prepotencia altivamente disuasoria de las Cartas Abiertas.
Por los razonamientos de choque del multimedios de la casa.
Lograron que la sociedad abandonara, paulatinamente, el sentimiento del hartazgo.
«La gente», de pronto, es comprensiva. El pueblo aprende a valorar el sacrificio. Dejó de estar saturado. De ellos.
La kermesse del 25 ayudó a constatarlo. A los Kirchner, tío Plinio querido, se los quiere.
En adelante, los maltratos de El Furioso deben ser tomados como berrinches circunstanciales. Tácticas de ablandamiento para la estrategia de la negociación.
El estadista se dispone a ejecutar sus desconocidos atributos para la diplomacia, en la patología surrealista de la UNASUR.
Pata ancha
De repente, millones de argentinos se sienten orgullosos de La Elegida.
Encantados por la docencia universitaria, que acentúa la jerarquía intelectual.
La Elegida se encuentra capacitada para hacer pata ancha, con el arte de la oratoria.
Para bajarles línea a los líderes menos preparados de los países centrales. Atormentados que suelen deprimirse ante la crisis estructural que los arrastra.
Concentrada, La Elegida supo iluminar a la desorientada Angela Merkel.
Al debilitado Zapatero. Al impotente Papandreu.
Maternal, La Elegida se atrevió valientemente a advertirles, tío Plinio querido, sobre las consecuencias de los malditos caminos del ajuste.
«Por no cambiar los medicamentos y de médico».
La Elegida expuso su intransferible experiencia superadora. Pero, infortunadamente para los pueblos de la Europa decadente, no le llevaron el apunte a sus enseñanzas.
Los europeos ajustaron igual. Los pueblos van a arrepentirse.
La kermesse del 25 facilita, tío Plinio querido, el retorno consagratorio de las ambiciones. La solidez de la esperanza. El optimismo súbito.
Sin ir más lejos, lo muestra la positiva energía de los tucumanos movilizados. Para colocarlo, como vice de Kirchner, al paisano Alperovich. Es el radical que debió hacerse cargo del peronismo.
Asegura Alperovich no repetir -nunca más- el ejemplo de Cobos.
Aunque Gioja, también, aspira a acompañarlo. Como Zamora, o Capitanich.
Pero el corazón de Kirchner siempre mantiene la reserva para el máximo rehén.
Es Scioli, el líder de la línea Aire y Sol.
Operación de inteligencia
La instalación de la idea de la recuperación política de Kirchner, fue, para el Portal, la más brillante operación de inteligencia de los últimos tiempos.
Resulta meritorio que los propios kirchneristas se hayan persuadido del éxito artificial.
El convencimiento es amplificado por el susto tibio de los opositores blandos.
Los opositores que temen, con su fragilidad inorgánica, que los Kirchner vuelvan a embocarlos.
Otra vez sopa.
La impericia logra que la oposición crezca, en decepciones. Al carecer de iniciativas, con las ideas desertificadas, con la imaginación en ayunas, con el escarbadientes en la boca antes del asado, desperdiciaron el descenso merecido del kirchnerismo.
Desde la lona, los Kirchner logran, tío Plinio querido, el milagro del restablecimiento. La recuperación del desmoronado.
Las sociedades suelen seguir, en general, a los estadistas de vanguardia que las conducen.
En la Argentina se asiste al fenómeno exactamente inverso.
Los estadistas vocacionales son los que siguen los impulsos de la sociedad de vanguardia.
Los que aspiran a conducir la sociedad, finalmente son conducidos por ella.
Dígale a tía Edelma que la astrología china es imbatiblemente sabia.
Debe acordarse cuando se le marcó que a Kirchner, que es un Tigre de Metal, había que vaciarlo el año pasado.
Antes que irrumpiera el año del Tigre de Metal.
Vaya ahora, al Tigre de Metal, a frenarlo.
Relacionados
El objetivo es que ningún otro aparezca
Cuesta aceptar la idea del posible regreso de los que hoy gran parte de la sociedad detesta.
El macrismo no gobierna. Se justifica
El país no tiene salvación. El peronismo se nutre, tío Plinio querido, del fracaso de los sucesores.
Estadista de suerte
Por el patriótico desgaste, el Presidente reclamaba piedad.