Emboca Peralta
Kirchner Vuelve (a Río Gallegos).
Artículos Nacionales
escribe Serenella Cottani
Interior-Provincias, especial
para JorgeAsísDigital
«Sostiene Pereira»
Antonio Tabucchi
RIO GALLEGOS (de nuestra corresponsal itinerante, S.C.-) Kirchner vuelve. En su condición fosforescente de Secretario General de la UNASUR. Pero vuelve a Río Gallegos por cuestiones escasamente geopolíticas. Nada diplomáticas. Viene para el «acto del reencuentro con su pueblo».
Lupo, como lo llaman a Kirchner, o Lupín, aprieta a los peronistas agobiados de Santa Cruz. Los enrolados en el instrumental Frente de la Victoria. Para que le junten, al menos, cinco mil personas.
Planifica Lupo desembarcar en el territorio más hostil. La ciudad del origen. Donde ni puede caminar -diría Juez- «con pasamontañas».
Por específico resquemor hacia los malditos docentes, que son, cuando se movilizan -según Rocamora-, «peores que los camioneros de Moyano».
Kirchner no viene por Gallegos, desde hace casi dos años. La vez anterior tuvo un paso casi clandestino. Debe extrañar, probablemente, los desbordantes whiskies del Británico. De un tiempo largo a esta parte, prefiere refugiarse en El Calafate. Es más seguro, sin los docentes riesgosos a la vista.
El último acto del kirchnerismo, en Gallegos, fue el de más triste memoria. Pasó, a la rapacidad de la historia, como La noche de Varizat.
De cuando Varizat, en su 4 por 4, cargado con pasajeros detectados y valijas, arrasó con los vecinos protestones que le interrumpían el paso. Se dirigía Varizat hacia el estadio, donde iba a exponer la locutora oficial. La Elegida.
Piedrabuena
El acto (del «reencuentro de Kirchner con su pueblo») se hará en El Boxing.
Se llena con cuatro mil quinientas personas. El Lupo, según nuestras fuentes, exige, en el apriete, lleno total.
En Comandante Piedrabuena, a 230 kilómetros de Gallegos, los intendentes peronistas de Santa Cruz fueron apretados, previamente, por el gobernador Daniel Peralta.
Necesita Peralta mostrarle a Kirchner, para terminar de embocarlo en su propio juego, una notable capacidad de movilización.
A los intendentes, Peralta, el embocador, les pidió que cada uno se encargara de asegurar el traslado de mil personas, hacia Gallegos.
El único que aseguró, hasta hoy, superar la cifra de mil fue, según nuestras fuentes, Javier Belloni, de El Calafate. Aunque Belloni no es lupinista del primer cordón, pero recibe del gobierno central muchos más fondos de los que necesita.
En cambio Contreras, diputado provincial, apodado La Burra, referente de Caleta Olivia, apenas pudo hacerse cargo, en Piedrabuena, del envío de tres colectivos. Cuentan que Kirchner, al enterarse, la maltrató telefónicamente a La Burra.
Víctima del estilo lupinista de persuasión, caracterizado por la diplomacia del Secretario general de UNASUR, La Burra pidió tres colectivos más. Para trasladar los adeptos hacia Gallegos. 750 kilómetros. Ida y vuelta.
Para el catering no habrá, según Gargantas, el menor inconveniente.
Por su parte, en la preparatoria de Piedrabuena, quien se destapó fue Kasarin. Es el «punto» de Peralta en Pico Truncado. Kasarin, más conocido como el Kako, junto al Chaco Segovia, el legendario dirigente petrolero, aseguran la presencia, en El Boxing, de 1.500 trabajadores petroleros, concientes y entusiasmados.
Desde Río Turbio, asoman, con casco de mineros, otros mil. Son los peraltistas, beneficiados por las obras de la Megausina. Preparados para las emociones intensivas del «acto popular del reencuentro». Del Líder, El Lupo, con los suyos, y para la televisión nacional. Pero ya sin los tradicionales bombos que solían proporcionar, a las fiestas, el denso calor del peronismo. Por pedido especial de Kirchner, no habrá bombos. Ya que se encuentra infortunadamente incapacitado, por su operación, para vociferar.
«Con mil más, el estadio, Serenella, está colmado», confía la Garganta.
Los van a aportar los peronistas culturales de Gallegos. «El Lupo va a estar feliz con el reencuentro», continúa la Garganta.
Kirchner vuelve y podrá seguirse la peripecia del regreso por televisión. Habrá que estar pendiente, el viernes, de C5N.
Peraltistas y Lupinistas
En el acto va a plantearse, con seguridad, la puja interna entre peraltistas (los embocadores) y lupinistas (los embocados).
Más aún si el Lupo llega con reticencias. Con deseos de aplicar, para que Peralta aún no lo emboque, las intenciones que trascienden por los medios.
Consisten en instalar, como candidata a gobernadora, a la Hermana Alicia.
Alicia, pobre, no sólo porta la mochila quebrantada del kirchnerismo. Debe cargar, también, con el lastre del apellido Kirchner. Y con -lo inevitablemente grave- el estandarte del rostro calcado.
«Para reconciliarse con Gallegos, y si quiere que el peronismo mantenga la administración, Kirchner tiene que resignarse a aceptar, Serenella, como candidato, a Peralta», nos opera la Garganta.
Ocurre que Kirchner tuvo menor suerte para instalar, antes, como candidato, a Julio De Vido, el flamante Samoré.
Hoy debe dedicarse -De Vido- a profundizar las ingratitudes de la actividad pastoral. A eludir las catástrofes judiciales que le llegan, en caravana, desde Venezuela.
Suerte relativamente similar le espera, según la evaluación, a la Hermana Alicia.
Frenar a Costa
Lo emboca Peralta nomás a Kirchner. A través del estilo envolvente. El «toco y me voy».
Nunca Peralta termina de doblegarse. Significa que Peralta no resulta confiable para el lupinismo salvaje del primer cordón. Los menos presentables que se referencian en el Rudy Ulloa Igor.
Es el armador -el Rudy- que volvió a ser atendido por el Lupo. Y decidió enviarlo al pago, de vuelta, para «armarle» el peronismo. Después de haberlo mantenido, en el freezer, al Rudy, durante dos meses. Al trascender las cifras de la última adquisición, la casona de San Isidro.
Al Lupo nunca suele molestarle que sus colaboradores evolucionen económicamente. Le irrita que ellos muestren, hacia el exterior, los resultados edilicios de la perceptible evolución.
«Es el caso de Fabiancito», nos sugiere otra Garganta.
Alude al secretario de La Elegida. Fabián no tuvo reparos en construirse, justamente en El Calafate, una finca superior, incluso, a la de los jefes.
Lo emboca Peralta. Si no se le rinde, a Kirchner, tampoco termina de independizarse.
Lo somete Peralta a un juego donde se mezcla la rebeldía, la emancipación y la lealtad. Con lo cual obliga a que le desconfíen, también, a Peralta, determinados peronistas que prefieren otro liderazgo diferenciador. Definitivamente distinto al autoritarismo maltratador de Kirchner.
De todos modos, el bonapartismo vacilante, la media distancia, le proporcionó, a Peralta, formidables resultados. Hasta embocarlo a Kirchner e ir por la reelección. Para frenar el ascenso ostensible del radical Eduardo Costa.
Es -Costa- el supermercadista del Hipertehuelche. La esperanza blanca que se propone acabar con el kirchnerismo y su consecuencia. El peraltismo.
Costa atraviesa, en materia de comparaciones, por un curioso desplazamiento.
De ser presentado como el Macri patagónico, Costa pasó a ser, desde hace tres meses, el Narváez patagónico.
Según Consultora Oximoron, Costa se asegura ya alrededor del 40% del electorado.
Costa entonces puede embocarlos, a los dos. A Peralta y al Lupo. Cuenta con el apoyo juvenil (los jóvenes de la provincia están mayoritariamente hartos de Los Kirchner). Y con el motor energético del positivismo que irradia la señora Mariana Zuvic. Es la esposa de Costa que milita, por si fuera poco, con la señora Carrió. El matrimonio Costa es, de por sí, un proyecto de poder. La remake de la política conyugal que emerge del sur.
Serenella Cottani
para JorgeAsísDigital
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