La larga marcha hacia la contienda del fracaso
Sólo se banca la condena. ¿Y si se la absuelve? El amor por la Justicia deriva en desencanto.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsisDigital.com
1.- La medialuna del poder
Alberto, El Poeta Impopular, la hizo bien. Mojó la medialuna del poder. Entró en los libros de historia.
Voló hacia París como máxima autoridad del avión. Junto a la señora Fabiola, The First Lady, y la señora Gabriela Cerruti, La Porte Parole que se convirtió en La Madame del Albertismo que no existe.
El Estadista trata con Emmanuel Macron, Niño Bien de Maupassant, cuestiones de «agenda global». Escala diplomática para seguir viaje hacia la paradisíaca Bali.
Más globalidad aún con los jerarcas del G20 que tienen la única alternativa de tomarlo en serio como presidente de Argentina. Lo es por La Doctora (a la que ningunea).
Pero Alberto debiera llevar las carpetas de Sergio Massa, el profesional que verdaderamente gobierna. Y de quien Alberto depende. Es el buen Massa-dependiente que finge instruir.
2.- La Pajarera de la Justicia
El Frente de Todos y Juntos por el Cambio pelean a cuchillo cada aceituna del aperitivo.
Se baten a duelo por los maníes. Recursos sucios si quedan cuadrados de queso. O la penúltima salchichita.
Lo mostró la banca del Consejo de la Magistratura. Por un “ardid” reglamentario, La Doctora le arrebató la banca que le correspondía al senador Luis Juez, Hábito Ecuatoriano.
Pero intervino la Suprema Corte, alta instancia que para La Doctora tiene escasa importancia.
Estimulan la idea de hacer, con la Corte, otra Pajarera. Como la Pajarera de los Diputados. O la Pajarera Selectiva y Venerable del Senado.
Cerraban una Corte federal de 25 ministros decanos. Por austeridad la cierran en 15 decanos.
Abandonan el aburrimiento testicular. Hegemonía de «masculinos» liderados por el presidente del Consejo de La Magistratura, Horacio Rosatti, El Briga. Vicepresidido por Carlos Rosenkrantz, Woody Allen. Con el decano Ricardo Lorenzetti, El Mariscal Richelieu, y su ex amigo Juan Carlos Maqueda, El Bercovicheano (en homenaje al reconocido pensador mediterráneo).
3.- ¿Y si se la absuelve?
Consta que La Doctora se siente acosada por la Justicia, que persiste en el objetivo de meterla presa. Le «sirve más de acusada que de víctima”.
Con los cubiertos en la mano y el repasador ajustado al cuello, millones de amantes de la Justicia aguardan la sentencia condenatoria durante el Mundial.
Se descuentan fuertes raptos de goce estético cuando pronuncie sus próximas palabras el Fiscal Diego Luciani, Strasserita.
Pero ¿y si se la absuelve?
Es inoportuno el planteo conjetural de una absolución.
Si absuelven a La Doctora, el amor por la Justicia va a derivar en desencanto. Sólo se banca la condena.
Trasciende que de los tres juzgadores orales, apenas El Yernito del Mate se aferra a la necesidad de condenarla.
El Prestigioso se permite el desasosiego de dudar. Le cuesta demostrar que un gobierno haya sido creado como “asociación ilícita” inspirada en la pasión por delinquir.
La hesitación del Prestigioso complementa la noción intelectual de El Calculador. El juez oral de inapelable CV.
“A ver si pasa como con Lula y condeno a la próxima presidenta”.
Para La Doctora, la Justicia es la rama militar de Juntos por el Cambio. Y la pobre no dispone de un interlocutor como Carlos Corach, Rodolfo Barra, o Hugo Anzorregui. Alguien que sepa dialogar con los magistrados.
La dama está convencida de que su adversario político, Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, colecciona juristas adeptos que suelen ponerse los cortos en su quinta y la pasan al cuarto.
Y que mantiene, en el módico exterior -o sea Uruguay- al ideólogo Martín Rodríguez Simón, El Pepín.
Vibrante titán de mesa que padece la injusticia dura del exilio y se aburre en la Banda Oriental como tantos argentinos de clase media alta que mantienen la obsesión heroica de la paz espiritual.
4.- Estado Fallido (por idioteces)
La larga marcha hacia la Contienda del Fracaso culmina en octubre de 2023. Persistan o no las PASO, que son inútiles hasta para planificar beneficios o maldades.
Téngase en cuenta que las dos coaliciones fracasadas concentran patriotas que se denigran con frenesí entre ellos. Extreman sus golpes bajos para comerse hasta las migas de la panera.
La pugna principal consiste hoy en demostrar cuál de las dos coaliciones resultó menos perjudicial para el malentendido.
Los de Todos se vertebran con lo que resiste del peronismo en permanente mutación, hoy en versión doctorista.
Los de Juntos se vertebran con las mutaciones lógicas de la Unión Democrática, en su versión macrista, condimentada con radicales tan honorables como los de 1945.
Entre todos construyeron el malentendido que hace de la Argentina un Estado al borde de ser considerado Fallido. Pero por un conjunto de idioteces estremecedoras. Sin razones hondas, por torpezas perimetrales.
Hasta alcanzar una incertidumbre multiplicada de pobres que no deben resignarse a la pobreza.
Y por poderosos mejor alimentados, con presupuestos holgados. Desorientados que nunca entendieron por dónde circula la historia. Menos van a entender las claves de la propia declinación.
Pero los incautos son inquietos y se juntan para atender los consejos gastados de Felipe González, sobre el Verso de La Moncloa y otros espejitos de la variable obviedad.
Los patriotas de Juntos -aunque los obstaculicen desde el liberalismo austriaco los leones de Javier Milei, El Star-, descuentan que van a imponerse en la contienda del fracaso de 2023.
Ya desperdiciaron cuatro años de pedante mediocridad. Y la algarabía del préstamo de 50 mil millones de dólares, otorgados para ganar la elección y cometer la simultánea hazaña de perderla.
Con la distracción del que pierde un submarino en el océano. Con el logro de haber desarrollado la exclusiva industria del arrepentimiento.
Lo que le queda, al Frente de Todos, se encuentra atado a la Massa-dependencia o a la suerte profesional de Massa. Y al recurso extremo de aferrarse a los gobernadores de provincias, donde se vive mejor que en los grandes centros urbanos. Son próceres que tienen razonable desinterés en ser presidentes. El conurbano imposible los intimida.
(Mensaje para Manzur, Uñac, Schiaretti, Zamora, Perotti, Bordet).
5.- Final con el sueño de Trotsky
Los profesionales de la revolución adhieren aún a la filosofía “del cuanto peor, mejor”.
Paralizan el desplazamiento de los ciudadanos desesperados para agudizar las contradicciones de una sociedad en estado pre revolucionario.
La vanguardia del sueño de Trotsky: un trotskismo de utilería financiado por el Estado y conducido por otra vertiente runfla del peronismo que controla la pobreza institucional. La ministra Victoria, La Aplanadora, lo sabe.
Mientras tanto La Doctora convoca para reconquistar la alegría. Pero Máximo, El Influencer, su hijo, muestra la amargura tenaz del enojo permanente. Con bronca anticipada, y por las dudas, hasta con la posteridad.
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