No es Karina, Santiago, es Javier
Quisiste ser Premier por Francos y pusieron a Adorni. Quisiste ser el gran ministro del Interior y fue Santilli.
Artículos Nacionales
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsisDigital.com
Dadores de gobernabilidad
Sin esforzarse en exceso, con una mano atada a la espalda, Santiago Caputo, El Neo Giacomini, asesor sin firma autorizada, le produjo al presidente Javier Milei, el Panelista de Intratables, dos renuncias al hilo que ni siquiera lograron que tiemble el tembladeral del Gobierno de Consultores.
El Canciller Gerardo Werthein, Jerry, y el Premier Guillermo Francos, Amanecer, renunciaron -como corresponde a los caballeros- indeclinablemente.
Al Jerry lo cargó la toxicidad de Santiago con los tuiteros iluminados de las Fuerzas del Cielo.
Una manga de desfachatados disruptivos que se sienten políticamente postergados por imposición de la señora Karina, La Pastelera Prodigiosa, y por las sobras de la trenza ancestral de Los Menem.
Significa confirmar que efectivamente son postergados. Pero por Javier, aunque oficialmente todavía nadie lo constata.
Pero aquí se sumó también el «puenteo» groseramente explícito de Barry Bennet, Benny Hill, que suele presentarse como “asesor estratégico” de Trump, aunque según el embajador Peter Lamelas, representante institucional, “Bennet no es serio”.
Era tarde para deslegitimar a Bennet. El «asesor» ya había mantenido, por intermediación de Santiago, diálogos estrictamente confidenciales con distintos dadores voluntarios de gobernabilidad.
Para ser exactos, Benny Hill se comunicó con cuatro gobernadores indiscretos, y con tres jefes de bancadas legislativas más indiscretos aún, que enarbolan la astucia del hambre y son profesionales de la desconfianza. O del cinismo.
Por supuesto que Jerry Werthein se sintió puenteado y no podía soportar que semejantes aventureros no lo respetaran. Entonces, como mensaje de revancha, envío simplemente la renuncia, inmediatamente aprovechada por el Toto Caputo, Virgencita, tío de Santiago, para ubicar a su amigo Pablo Quirno, boceto del Mingo Cavallo pero facturado por Karina.
Paralelamente el Premier Francos sospechaba que Santiago armaba el alboroto tan humeante porque pretendía sucederlo con expreso aval del Panelista.
Entonces Amanecer envió el tuit del final y fue a relajarse al Caribe. Lo merecía.
Mientras tanto Mariano Cúneo Libarona, El Ponedor, trataba de desembarazarse también del Gobierno de Consultores.
Justamente cuando Sebastián Amerio encargaba el traje azul para jurar por Dios y por la Patria como ministro de Justicia se interpuso otra vez el “jefe” Karina, para decirle a Cúneo:
“Mariano, no te vayas todavía, aguantá hasta marzo».
Escuela Conurbana de Jesús
Técnica similar utilizó la Prodigiosa con Sergio Neiffert, el Señor 5, eficiente diplomado en la Escuela Conurbana de Jesús (Cariglino). Cuando José Francisco Lago Rodríguez -El Señor 8-, una suerte de Amerio pero de la SIDE, pretendía cargarse a Escuela de Jesús como un sicario de Santiago, volvió a interponerse Karina.
“Neiffert, aguantá un par de meses, no te vayas todavía”.
Escuela de Jesús temía pasar de ser el Señor 5, jefe enigmático de la SIDE -sospechado de mil conspiraciones-, a ser otro causante vulgar de Comodoro Py. Otro gil de cuarta para ir preso y ofrecer el tobillo.
En especial si accedía a estampar la firma en nombre del organismo para contratar la ONG solidaria del benemérito Leonardo Scatturice,
El Atorrante de Lanús, ya demasiado elevado en Miami, firme interlocutor de Santiago y socio o jefe de Benny Hill, Bennett.
Propietario, aparte, del misterioso Bombardier que aterrizó en Buenos Aires con una sola bella pasajera que se había convertido en presidenta de la sucursal Buenos Aires de la FPAC.
“¿Te parece que desde Estados Unidos se pueden mandar 200 palos verdes en un avión sin que te pase nada? Si lo creen es porque en Argentina están enfermos”, trasciende que dijo Scatturice, rigurosamente convencido que Werthein lo desprecia.
Cisnes negros estropean la foto del poder
El Gobierno de Consultores de Los Milei marcha, después de todo, estupendamente.
Acabaron con los piqueteros obturadores, clausuraron el tsunami de la hiperinflación que venía.
Los opositores que ostentaban la centralidad ya no preocupan a nadie.
Abducido Mauricio, el Ángel Exterminador, se disolvió el colectivo Juntos por el Cambio.
Incluso fracturaron al PRO.
Los peronistas referenciados en La Doctora limitada por la tobillera están desconcertados.
Desconocen siquiera cómo pararse ante su figura. Cómo enfrentarlo.
O peor, sinceramente se preguntan si vale la pena, a esta altura, enfrentarlo.
O corresponde acaso tomar la difícil determinación de esperar por sus errores, que invariablemente se van a producir.
O que al experimento perverso de Donald Trump le vaya demasiado mal.
Que el cóctel pesado de aranceles autoritarios se le torne inmanejable.
O que el carismático musulmán Zohran Mamdani seduzca a los yanquis al extremo de convertirlos al islamismo socialista.
El Panelista tiene licencia de corso hasta marzo.
Pero infortunadamente le crecieron los enanos que alteran su credibilidad.
Asoman como cisnes negros que estropean la fotografía plácida del poder.
El primer enano fue la superchería cripto.
Derivación del tuit desacertado que se convirtió en algo peor que un negocio de pícaros.
Una catástrofe judicial transcurrida a partir del subproducto de la incultura económica, aunque el Panelista se jacte de ser experto en crecimiento. «Con o sin dinero» (detalle prescindible).
El segundo enano fue la extendida locuacidad de Diego Spagnuolo, El Mito Mano, funcionario menor que volvió a imponer involuntariamente de moda la canción cubana Guantanamera, con letra ligeramente cambiada y explotada con siniestra habilidad por las fuerzas celestiales que suponen confrontar con Karina y el resto de la dinastía de los Menem, Lule y Martín.
Aunque aún no se constate, la confrontación de fondo es con el Panelista que siempre se encuentra detrás de las decisiones de Karina.
La cuenta, Santiago, es fácil. Quisiste ser Premier por Francos y lo pusieron a Adorni.
Quisiste ser el gran ministro del Interior y al final fue Santilli.
El mismo Javier que compró al contado la receta del outsider que rechazó Facundo Manes, Cisura de Rolando.
Recomendaba la receta la consultora con sede principal en Madrid que armó la base del Gobierno de Consultores de Los Milei, que ahora modifican minuciosamente la geometría y desde el acuerdo con Scott Bessent y Trump aquel triángulo antiguo de hierro (fundido) pasa a ser un polígono imperfecto con solo un vértice hegemónicamente dominante.
Lo comanda Javier, el Fenómeno, y nadie, en efecto, más.
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