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La compra de Groenlandia y la conquista de Canadá

Milei se cuelga de Karina para elevarse hacia Washington y abrazarse con Trump.

Oberdan Rocamora - 12 de enero 2025

Artículos Nacionales

La compra de Groenlandia y la conquista de Canadáescribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsisDigital.com

Avanzada plebeya

El Panelista de Intratables se precipita con esmero para colgarse de la señora Karina a los efectos de elevarse hacia Washington y aprovechar el efecto transitorio de la coyuntura benévola.
A trece meses de haber asumido la presidencia, el Panelista tiene el robusto privilegio de confundirse en un abrazo fotográfico con Donald Trump, The Fire Dog, en su propia asunción.
Es el emblema del poder real que sostiene la ilusión libertaria.
Mientras tanto se le retribuye, con encomiable disciplina, el complejo rol de ser la avanzada plebeya.
Pero si Milei se propone de verdad mantener la más positiva relación con el autoritarismo de la extrema derecha norteamericana debe resolver prioritariamente la ordinaria cuestión emocional que alude a la negatividad del rencor.
La irritación de Mauricio Claver Carone, El Cubanito. Cruzado sustancial de la estructura de Trump que amaga con invadir el universo con la prepotencia reaccionaria del tsunami.
Con la compra al contado de Groenlandia (que Dinamarca ni piensa siquiera en transferir), o la conquista de Canadá como un film del far west, que merece la cámara del eterno Clint Eastwood.
El odio plantado en el despecho amoroso del Cubanito se debe a la manifiesta enemistad insubsanable con el Premier Guillermo Francos, El Gentleman. Cuadro sustancial del delirio libertario y artesano de la centralidad que desparrama el antiguo subordinado transformado milagrosamente en su jefe político.
Desde que Milei reproduce los desastres multiplicados por su categórica irascibilidad al Premier Francos se lo apoda Amanecer.
Por la capacidad natural que tiene para aclarar. Algarabías del diálogo.
La sumatoria de horribles batallas diplomáticas incluye al presidente de España, al progresista precario de Colombia o al elemental zurdito de Brasil. O también a la señora Victoria Villarruel, La Cayetana, vicepresidenta descalificada con violenta frecuencia para motivar la aparición de Amanecer con las palabras dulces que atemperan, con las gasas que relativizan y las “curitas” de utilería que invocan a la piedad.

El sublime papelón de Venezuela

Viacheslav Volodin, el Martín Menem de Rusia, fue la única personalidad módica que se dispuso a aplaudir de pie, junto al cubano Miguel Díaz Canel, la tercera asunción rigurosamente ilegítima de Nicolás Maduro Moros.
La compra de Groenlandia y la conquista de CanadáLíder escorado de los escombros de la Revolución Bolivariana que alcanzó el esplendor merced a la billetera dispendiosa de Hugo Chávez, Velazco Ferrero. Apostó a los alaridos por el Socialismo del Siglo XXI para culminar tan muerto como Néstor Kirchner, El Furia. Con la Venezuela ambiciosa sumida en el sublime aislamiento del papelón.
Con una corrupción estremecedora y brutal como su emigración generosamente millonaria.
Cualquiera que haya conocido la civilización de Caracas de los años ’70 o los ’80 mantiene la alternativa lastimosa de anexarse a la pesadumbre de la compasión. Sentimiento concreto, como el afán inútil de movilización popular de la señora María Corina Machado, Amelia Bence, y del diplomático de carrera Edmundo González Urrutia, Enrique Muiño. Ensimismados ambos en la utopía intrascendente de tomar el poder que conquistaron en elecciones inapelables.
Pero el poder se encuentra compulsivamente ocupado. Hasta que Trump decida hacerle caso a su amigo colombiano Uribe para disponerse a invadir Venezuela, desde Cúcuta o en efecto desde, para superior escándalo, el aire.

El vacío unificador

El relato ficcional de la dolarización y el realismo mágico de la aniquilación del Banco Central catapultaron al Panelista a la presidencia.
Venía acelerado en exceso merced a la patética desertificación de ideas para discutir en el vacío unificador.
“Juntos”, la coalición macrista-radical, se había estrellado contra el peronismo sucesorio, que tampoco tenía nada relevante para decir.
Menos aún para proponer.
La compra de Groenlandia y la conquista de CanadáEn efecto, el vacío unificador fue el campo propicio que facilitó las asociaciones fogosamente libres que exhibieron la inteligencia comparativa del Panelista. Pero consta que los delirios televisivos fueron en la práctica geopolíticamente opacados por los excesos efectistas de Donald Trump.
La sorprendente compra de Groenlandia desconcierta casi tanto como la compulsiva conquista de Canadá, para presentarlo como otro estado común de la Unión.
Resta el copamiento prepotente del canal de Panamá.
Para simular el objetivo de escupirle los zapatos al temible amante chino que atormenta a Estados Unidos. Con la superpotencia hiper desarrollada de los caños sin costuras, la sofisticación del 5G y las baratijas infinitas de exportación.

Prenseros descalzos desestabilizan

La cobertura periodística del verano debía ser frívola. Pero se convirtió en el arma fundamental que aniquila la utopía libertaria que se jacta de las autorreferencias de los progresos económicos.
Basta que cualquier prensero descalzo con short y remerita se aventure con un camarógrafo perspicaz por las playas de Brasil, y se lance a la facilidad de comparar los precios elementales, para lograr que colectivamente sea relativizado el grandísimo mérito de haber bajado la inflación y de haber conseguido el descenso paulatino del inventado riesgo país.
La patología comparativa de los precios refleja el cuadro efectista que provoca súbitamente el rechazo desestabilizador.
Con una intensidad que supera las peroratas lanzadas en las cadenas eruditas de La Lideresa, o en la tendenciosa interpretación del analista mejor ensobrado del espectro oponente.
El verano mediático dejó de ser la pausa lícita estival para transformarse en el instrumento sádico de tortura de la “guerra cultural”.
La cobertura turística, para el Panelista, derivó en un castigo cíclicamente cruel.
Desde la picana perversa de la televisión que Milei supo utilizar sin recato para hacerse del poder.

Triángulo maquiavélico de hierro

Basta con la audaz movida de ajedrez del alcalde porteño Jorge Macri, Monsieur le Maire, para modificar la fragilidad del tinglado político.
El desdoblamiento electoral en el Maxiquiosco del Artificio Autónomo fue puntualmente acordado con el primo Mauricio, El Ángel Exterminador.
El sistema obliga a revisar las ilusiones impulsivas del oficialismo libertario que pretende fortalecer el raquitismo legislativo, después de inducir la inversión de riesgo de gestar los 87 héroes artificiales, anotados para la cruzada providencial de vetar.

El Panelista animaba de taquito las emisiones de campaña.
Y con la mano izquierda atada a la espalda conducía las negociaciones ficticias con Mauricio.
Lo entretenía hasta desgastarlo, con el caramelo de madera de la probable alianza.
La compra de Groenlandia y la conquista de CanadáO con el bombón amargo de la explícita coalición electoral.
De pronto Milei debió sorprenderse con la dinámica imprevisible del cuadro de situación que justamente le vino a entorpecer la placidez costumbrista imaginada por el “triángulo maquiavélico de hierro” probablemente fundido.
La atolondrada estética de la señora Karina, La Pastelera del Tarot, y del pensador Santiago Caputo, Jaimito II, para el armado partidario de La Libertad Avanza, tiene que acelerar a fondo con el objetivo de mojar las medialunas en el próximo sufragio.
Deben encontrar, en el parque de atracciones, flamantes descubrimientos. Revelaciones como el ideal Manuel Adorni, El Proyectado, o el ejemplar Daniel Parisini, El Iniciado, que contiene atributos limitados para enfrentar eventualmente al Ángel Exterminador.
Al Ángel que suponían tener casi exterminado. Aunque lleva ya 17 años como despachante primordial del Maxiquiosco.
Y para cuando transcurran las legislativas van a ser, en efecto, 18.
En definitiva, la aritmética nunca falla.

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