La yugular abierta de Axel, El Gótico
Un país para putear, no para pensar.
Artículos Nacionales
escribe Carolina Mantegari
del AsisCultural, especial
para JorgeAsisDigital.com
Servicios de Loretta
Con su fallo condenatorio, la señora jueza Loretta Preska, La Servini de Manhattan, ingresa en la prematura campaña electoral de la Provincia Inviable.
Sin proponérselo, Loretta avanza con su puñal jurídico sobre la yugular de Axel Kicillof, El Gótico.
Es Axel la garantía de continuidad. El superior exponente para conservar el bastión sustancial del peronismo. De la vertiente patológica, dominante. El kirchnerismo, superado por el doctorismo.
La transparencia administrativa de Axel es registrada como un atributo principal.
Fue la apuesta disruptiva de La Doctora. Provocar con un decente en la provincia del pecado.
Pero la transparencia no alcanza para mitigar el argumento de la mala praxis. Invocado para descalificar por la catastrófica nacionalización de YPF. Cuando El Gótico era ministro de Economía.
A la bartola, Axel prefiere defenderse con un ataque hacia el fantasma de la derecha que quiere «volver a privatizar YPF».
El Gótico no puede trasladar la responsabilidad hacia La Doctora. Estaba furiosa, estimulada. Con el odio regado, entre otros, por Axel, cuando sostenía.
“A esos hijos de p… hay que echarlos y no darles nada”.
La oportunidad de vacunar al peronismo
En el peronismo suele ser menos injuriante ser acusado por corrupción que por mala praxis.
La denuncia por corrupción no se le niega a nadie. Pero ser cuestionado por mala praxis significa convocar a la ineptitud. La equivocación o la idiotez.
“A Axel no hay con qué darle”.
Era la evaluación racional de los reboteros de Juntos por el Cambio. Daban casi por perdida La Provincia Inviable.
Pero de pronto, gracias al servicio indirecto de Loretta, perciben que se “les abre una oportunidad». Para volver a vacunar al peronismo. Como en 2015.
La invulnerabilidad de Axel fue perforada. Ya tienen por dónde entrarle. «Nos hizo perder miles de palos».
El ámbito moral es suplido por la contundencia de la ineficacia.
Solo resta sumar, con intensa demagogia, las anécdotas trágicas de la inseguridad cotidiana.
“La provincia viene con una elección de tercios. El Frente (Axel), Juntos y Milei. Si Juntos lleva tres postulantes, gana Milei. Candidato único o nos empoma Milei».
El favor de Loretta, más la persistencia de los asesinatos, precipita las resoluciones en la Mutual PRO. Aún mantiene cinco postulantes para la gobernación.
La yugular abierta de Axel facilita la gestación casi utópica del postulante único.
(Como lo propone Mauricio, El Jarrón Chino, en el Artificio Autónomo de la Capital. Para consolidar el control del Maxiquiosco).
Diego Santilli, El Bermellón, es “el único que mide”. Se encuentra favorecido por los ejercicios imaginativos de las encuestas.
Peronista originario, Santilli se inscribe en el proyecto presidencial de Horacio Rodríguez Larreta, Geniol.
Otros tres se enrolan en la epopeya de la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien, la preferida por Mauricio. Es quien representa mejor sus “ideas de cambio”.
Aunque algún amigo espiritualmente influyente, muy cercano, supo decirle:
“¿Todo esto que construimos se lo vas a dejar a Patricia? ¿Estás loco?”.
El mini gobernador de Lanús, Néstor Grindetti, Paladar Negro II (y dos audaces de relativa relevancia que procuran posicionarse).
De la Mutual PRO solo resta citar a Cristian Ritondo, El Potro. Peronista originario que centraliza su campaña desde las mesas del Canal Uganda.
El Potro adhiere, para constar en actas, a la candidatura presidencial de la desperdiciada señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo.
Con frescura enternecedora, La Chica de Flores declara que, hacia fines de abril, va a decidir si prosigue con su campaña.
Manera elíptica e inocente de anticipar la bajada.
“Nadie va a apoyar a quién confiesa que puede bajarse”.
Por su parte los radicales centenarios, asociados en Juntos, mantienen la apuesta de Maximiliano Abad.
Pero los radicales son portadores de la extraordinaria pasión por ser segundos.
La yugular abierta de Axel reproduce la apertura del camino para la fórmula conjunta Santilli-Abad. Sin competencia interna para las PASO.
Como tampoco las tendrá el Maxiquiosco si Horacio y Mauricio se ponen de acuerdo en presentar, en exclusiva, a Jorge Boga Macri, Paladar Negro I.
Tan real paladar negro El Boga como Grindetti, el Paladar Negro II, pero de “la familia”.
(Resta que Edgardo Cenzón, El Silenciero, acuerde con Angelici, Bostero Lúdico, y con Jacovitti, Caudillo Universitario. La forma de diseñar la interna entre El Boga y Martín Lousteau, Personaje de Wilde).
Reproducir el renunciamiento de los aspirantes sin votos es la tarea reservada a la plasticidad de Santilli. O a la orden estricta de Geniol.
Cuesta bajar los afiches con rostros de potenciales gobernadores.
Mientras tanto, los blanqueadores de la estancada Coalición Cívica apenas podrían mojar las medialunas de las diputaciones.
Con los misiles morales de la señora Elisa Carrió, Myriam de Urquijo. Dama que hegemoniza el insumo fundamental de la transparencia.
La chapa selectiva del limpio o del corrupto. Santo o narco.
“Orquesta de señoritas”
Sin conducción ni estrategia, con tensiones de vestuario y sin que se les caiga una idea. El peronismo es la “orquesta de señoritas”.
Alberto, El Poeta Impopular, presidente del ex gobierno de La Doctora y presidente del Partido Justicialista, insiste en su reelección, modestamente apoyado por Lula, Highlander, y por Biden, El Abuelo Dulce.
Con lenta perversidad, y con fierros institucionales, Alberto tritura a los desorientados de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
Los conduce el presidente del Justicialismo de La Provincia Inviable. Máximo, El Influencer, en bermudas.
Pese al impulso de Lula y de Biden, Alberto cree disponer, en el banco de suplentes, de Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.
Pero los muchachos triturados de la Agencia entrenan a Eduardo De Pedro, El Wado. Joven ejemplar al que le faltan, al menos, tres hervores.
El desgobierno peronista evoca a la obra teatral “Orquesta de señoritas”, de Jean Anouilh (impecable interpretación de Alberto Fernández de Rosa).
Tensiones de músicas histéricamente sensibles que brindan el concierto, pero todas peleadas entre sí.
Aunque resulta aconsejable no velar electoralmente al peronismo. otra vez, antes de matarlo.
“Muchachos, se volvieron a ilusionar…”, les canta La Mosca, a los saltos.
Final con torbellinos
Es el imperio de la bronca, adherida a la frustración. Es el futuro sombrío por las desdichas del presente.
Estallaron las identidades como los liderazgos. Se redujo el voto cautivo. “¡Viva la libertad, c…!”.
Elecciones apenas legitimadas por el calendario. Rebeldía de la emotividad y canalización de la rabia.
Javier Milei, El C-Boy, es quien mejor encarna el clima social.
En Argentina hay más ganas de putear que de pensar.
En otra cultura, el torbellino conduciría hacia un destino de izquierda. Pero Belliboni y Grabois resultan insuficientes. La Revolución Financiada (por el Estado) no prende.
Aquí el torbellino conduce hacia el vejestorio rejuvenecido de «la derecha».
Entre los duros del cambio se destaca, otra vez, Milei. Lleva un campo de ventaja.
Con diferencias formales de su seguidor fundamental. Mauricio. El que arrugó.
Persiste Patricia para competir con Milei. No confluyen.
Los bocetos de estadistas se extravían en el bosque de la fragmentación.
Ante la magnitud sociológica del panorama, cualquier otra propuesta queda impregnada de tibieza.
La templanza resulta menos popular. Como la sensatez. O la racionalidad.
La utopía romántica del consenso es sistemáticamente devaluada.
Extravagancias del país a la deriva.
Continuará
Relacionados
Tres próceres del peronismo que se junta
Los años impares las divisiones no corresponden. Cuando el peronismo llega al sufragio dividido suele ser boleta.
Los libertarios prefieren a La Doctora
Milei se dispone a repetir el error de Mauricio. Prefiere enfrentar en 2025 a La Doctora.
Gobierno flojo con suerte
El Poder del G20 cotiza mejor que el “ilusionismo socializante” de la ONU. Estilo multilateral a la carta.